“Me encanta hacer feliz a la gente con la comida, esa es mi pasión”
Por LPI
Karen y su socio llegaron a tener dos sucursales del “Barrica 94”, una en el Patio Bellavista y una en el Mall Vivo de Los Trapenses. Sin embargo, después del estallido social, tuvieron que cerrar el de Patio Bellavista y despedir a 70 personas, y se quedaron con el de Los Trapenses, que en este minuto está cerrado por la pandemia.
¿Cómo ha sido hasta ahora la experiencia en el rubro gastronomía?
-Hasta ahora sido excelente, pero agotador, de horarios extensos. Yo soy súper perfeccionista, entonces estoy metida en el día a día. Me encanta el servicio, me involucro en la atención al cliente, en la venta de eventos; me encanta hacer feliz a la gente con la comida, esa es mi pasión. Por eso es que ahora volví a las raíces, a vender comida judía a domicilio, porque lo primero que pensé fue cómo ayudar a la gente en esta pandemia, partiendo por mis trabajadores. Había varios que sólo ganaban un porcentaje de las compras de las frutas, verduras y pescados. Yo me sentí con la obligación de no dejarlos abandonados, y les dije “Ya, vendamos frutas y verduras a domicilio”. Agarré la lista de otra persona, también la copié, y así partí. Porque no tenía experiencia en lo que estaba haciendo, así que no me quedaba otra que lanzarme con alguien que ya supiera y eso fue lo que hice. El nombre “Veguita Shop” ya lo tenía comprado hace rato, y me dije ya, en algún momento voy a hacer algo con La Vega, porque me encantan sus productos, encuentro que en los supermercados venden pura basura.
Mi marido hizo la página web, mis amigas me hicieron los logos, otras me han ayudado a promocionar; esto ha sido comunitario. Y tengo a ocho de mis trabajadores ocupados en la empresa, entre los que van a comprar y los que van a despachar, trabajando con los mismos proveedores del restaurante. Ha sido un agrado, porque la gente está muy agradecida. Y hemos ido creciendo, partimos con una lista de sólo frutas y verduras y ahora vendemos carnes y pescado fresco.
¿Y todo eso con los proveedores del restaurante?
-Sí. La gente me dice “En mi vida había comido un pescado como éste”, y eso porque ese producto llega a los restaurantes, no llega a la casa de las personas. También tengo mis proveedores de vino. Y así estoy, dándole todo el día, aprendiendo.
¿Has pensado qué vas a hacer para retomar la actividad del restaurante cuando termine esta pandemia?
-Sí, la actividad la vamos a retomar, pero esta vez no quiero ser pionera. Voy a ser muy recatada y voy a abrir únicamente cuando al resto le vaya bien. Si no, no voy a abrir. No quiero innovar, no quiero entrar en el delivery, porque siento que cada día es otra cosa nueva, entonces echar a andar la máquina para que la frenen a los pocos días me puede quebrar. Como rubro gastronómico veníamos mal después de octubre, nosotros tuvimos que pedir un crédito muy grande para finiquitar a los trabajadores, para hacer lo correcto y no irnos a la quiebra. Y dijimos “Bueno, vamos a salir adelante con Trapenses”, y resulta que quedó esta crema de la pandemia. Por eso creo que hay que abrir cuando uno pueda estar seguro de que la gente va a ir a restaurantes; abrir para que venga 10 o 20% de la gente, prefiero no hacerlo. Creemos que va a ser viable abrir en noviembre o diciembre, cuando haga calor, uno pueda utilizar sólo terraza y con distancia.
¿Y cuando puedan abrir el restaurante, van a seguir con La Veguita Shop?
-De todas maneras. Ni yo ni mi socio estamos dispuestos a dejar La Veguita, creemos que es un aprendizaje, que podemos crecer, además me permite mejorar los precios con los proveedores para los restaurantes. Yo soy una de las que, gracias a D-s, va a salir beneficiada de esta pandemia.