Entre el dolor y el deber, dos testimonios de profesionales de la salud en Israel
Hace 18 años que la doctora Jenny Frenkel, chilena de origen, vive con su familia en Israel. Residente de Ramat Gan y madre de tres hijas, es médico general de la Kupat Clalit, la mutual de salud general de Israel. Responde a nuestra entrevista a través del teléfono, aunque comenta que en general no está atendiendo llamadas. Tampoco está revisando redes sociales, y ve lo justo y necesario de las noticias que, 24 horas al día, están en la televisión. Jenny, desde el punto de vista profesional, ¿cómo has enfrentado los eventos del día 7 de octubre y los días posteriores?-Desde el punto de vista médico, en relación con lo que está pasando ahora, desde el 7 de octubre han habido varios cambios. Uno, la gente no llega mucho, hace mucha consulta telefónica. Dos, mucha gente llama por estados de ansiedad, ataques de ansiedad, gente que nunca antes ha tomado ningún medicamento para eso.Otro de los cambios que ha habido es que ahora se trabaja solo hasta las seis. Antes trabajábamos hasta las siete, pero como la actividad de los misiles empieza después, la idea es que la gente alcance a llegar a sus casas. Lo que también ha sido bien difícil es que a una pareja de pacientes míos, muy queridos, les mataron a una hija el primer día. Justo vino el papá a hablar conmigo y me dijo “No sé cómo sigo de acá, cómo puedo seguir viviendo ahora”. Tengo otra paciente que trabaja en Maguen David Adom, atiende el teléfono y despacha las ambulancias. El día 7 de octubre fueron sobrepasados por la cantidad de llamadas de personas pidiendo ayuda, y dice que fue terrible. Una llamada que no olvida es la de un muchacho que estaba en el auto, saliendo de la fiesta Nova, junto a dos personas heridas, y rogaba por ayuda. La orden que habían recibido era que las ambulancias no podían entrar, porque de hecho una ambulancia entró y mataron al chofer. A mi paciente le tocó, por segunda vez, atender al mismo joven y él le dijo “Ustedes nos están abandonando”. Ella dice que no se va a olvidar nunca de eso. Y como ellos hay millones. Es cosa de ver las redes sociales. Yo no, yo trato de no verlas, y de no ver noticias todo el tiempo. Gracias a eso estoy trabajando. Pero las historias que uno escucha cada día son peores.¿Cómo logras, personalmente, abordar el día a día y las actividades de tu trabajo? -Yo estoy hablando contigo, pero en general me he llamado a mucha gente y no les contesto. No tengo ganas de hablar. De hecho, al principio, cuando empezaba a hablar me ponía a llorar en el teléfono. Tengo 64 años, llevo años de ver miles de cosas, pero algo como esto no me había pasado nunca. Gracias a D-s tengo que levantarme, ir a trabajar y qué sé yo.Jenny, ¿y tu familia, cómo está? -Mi familia, gracias a D-s, bien. A mi hija mayor no la llamaron a Miluim, a la segunda no la van a llamar porque terminó el ejército con problemas y a la única que llamaron la acaban de operar. Y la base de mi hija menor era Zikim, que es una de las bases que fue destruida. Hay algunas personas que han decidido volver a Chile. ¿Ustedes no han pensado viajar? -No. Este es mi país y no hay nada más. Si me voy a tener que defender, me voy a defender, pero no me voy a mover. No se me ha pasado por la mente. --Chaim Rafalowski: “Cada uno de nosostros tiene su propio duelo”Chaim Rafalowski, israelí de origen chileno, es el Director de Gestión de Desastres de Maguen David Adom, la Cruz Roja israelí. Es experto en emergencias, y -como tal- ha estado en Chile capacitando a otros a través de su experiencia. Aún con su expertise y conocimiento, dice que un escenario como el del 7 de octubre no podría haberse imaginado ni en la peor pesadilla. ¿Cómo han vivido los eventos que se han sucedido después del 7 de octubre y del ataque de Hamás?-Mira, empecemos así. Hablamos del sábado 7 de octubre, 6 y media de la mañana. Suenan las alarmas en todo el terreno que está entre Tel Aviv y la Franja de Gaza. Son más o menos 80 kilómetros. No es la primera vez que se disparan cohetes a esta distancia. Lo que es muy poco habitual es que es la primera vez que el Hamás dispara a Tel Aviv. Lo que habíamos visto anteriormente es que empiezan con las comunidades alrededor de la Franja de Gaza, hasta los 20 kilómetros de distancia, y ahí -cuando las cosas empeoran- se ponen a disparar hacia el centro del país. Ahora, por primera vez, es en todo el territorio hasta Tel Aviv y, además, en gran cantidad, porque que dispararon 2.000 cohetes en dos horas. Está pasando algo raro, está pasando algo que es poco habitual. Pero son cohetes, gracias a D-s, Israel tiene el Iron Dome. Así que, en ese ataque, los heridos más graves y los que mueren son los beduinos, que viven en el desierto del Negev, en casas muy precarias. Entonces, obviamente, no tienen refugio y —cuando caen los cohetes— mueren personas en esas comunidades. Al mismo tiempo, mientras caen los cohetes, empiezan a entrar llamadas de víctimas de armas de fuego, en diferentes lugares, en las comunidades muy cercanas a Gaza, y eso va incrementando e incrementando. Entran llamadas de la ciudad de Sderot, pero también de Ofakim y Netivot, y toma un tiempo hasta que entendemos que estamos en una situación muy diferente y que los terroristas de Hamás han cruzado la frontera. No es fácil de entender.Lo que está ocurriendo en este momento es una matanza masiva, porque los terroristas que cruzan la frontera lo hacen con el objetivo de matar la cantidad más grande posible de israelíes, y no solamente soldados, sino civiles, mujeres y niños, básicamente, en esas comunidades. Esto le cuesta la vida a tres de nuestros compañeros, uno en la ciudad de Ofakim, Aaron Jaimos, de 25 años, con dos niños pequeños. La ambulancia estaba de turno en la ciudad, él estaba de guardia pasiva y lo llaman. Sube a la ambulancia, sale, le disparan directamente y lo matan. Dos compañeros en el kibutz Beeri atienden a las víctimas, a los heridos en el ataque, y son asesinados en la enfermería del kibutz. Los terroristas le disparan a la ambulancia para asegurarse que no puedan evacuarlas a las víctimas y ahí entran a la enfermería y los matan a ambos. Esas son las primeras horas. Nuestro Director General, a las siete de la mañana, activa el plan de contingencia nacional, lo que quiere decir que se llama al personal y se activan todas las ambulancias del Maguen David Adom. 1.450 ambulancias, con dos personas en cada ambulancia, todo el personal con casco y chalecos antibalas. Los centros de operaciones y el banco de sangre pasan a los refugios de bombas, y ahí entendemos que estamos en una guerra.Esta situación se mantiene durante todo el día sábado porque hay comunidades que están bajo control de los terroristas y hay una lucha de puerta a puerta, casa a casa, en estas comunidades para liberarlas. Lamentablemente, durante esas horas, por primera vez en la historia del Maguen David Adom, tuvimos que contestarle a personas que no íbamos a llegar a ayudarlos, porque si sale la ambulancia van a matar al personal, y si la familia sale van a matar a la familia. Les damos instrucciones de primeros auxilios a las familias y les decimos que tienen que esperar. Lamentablemente, mis compañeros que manejaron las llamadas en esas horas oyeron a pacientes morir porque no llegábamos. Tuvimos llamadas horribles. En un caso, nos llaman y le dicen al recepcionista de la llamada que oyen a los terroristas en la casa. Segundos después se oyen disparos, un silencio y alguien, con un acento árabe muy marcado, dice “Puedes colgar la llamada, los maté a todos”. En otra llamada, un joven de 20 y tantos años le dice al recepcionista que llama desde el teléfono de un amigo, con el que estaba en la fiesta Nova, y le pide que llame a su papá porque se quiere despedir. Pocos días atrás, el padre nos contactó y nos pidió que le mandáramos la grabación de esta llamada, que es lo último que tiene de su hijo. Durante todo ese día sábado, ese es el tipo de llamada que maneja nuestro personal. Durante el día domingo, las fuerzas de seguridad israelíes logran controlar el territorio israelí y, desde ese momento, lo que está ocurriendo, básicamente, es que se disparan cohetes de la Franja de Gaza todo el tiempo. Siguen los intentos de Hamás de cruzar la frontera y causar una nueva matanza, y en los últimos días hay enfrentamientos con Hezbolá en la frontera norte, donde hay heridos y muertos mientras esos enfrentamientos son controlados.Chaim, es estremecedor lo que relata, ¿cómo han podido seguir luego de todo esto?-Antes que todo, tenemos muy claro que tenemos un deber en temas del apoyo psicosocial de nuestro personal y ya hicieron sesiones, tenemos módulos online para explicarles que es una reacción normal, de personas normales, a una situación anormal.En este momento tenemos un desafío frente a nosotros y todos entendemos que lo importante va a venir cuando esta guerra termine. Creo que no hay un israelí que no tenga amigos, familia o conocidos que murieron o fueron secuestrados. Así que cada uno de nosotros tiene su propio duelo, y además tenemos un duelo como sociedad, que no hemos iniciado porque tenemos una patria que proteger. Para mí lo más importante son mis compañeras y compañeros, mujeres, hombres, mayores, jóvenes, de todas las profesiones en este país, judíos, judíos religiosos, judíos seculares, ultra religiosos, musulmanes, cristianos, rusos. Todos están hace 10 días poniendo su vida en riesgo para atender a la gente, y mis compañeras y compañeros han atendido terroristas que 10 minutos atrás les estaban disparando, pero luego pasan a ser heridos, y como heridos los vamos a atender, les vamos a salvar la vida, porque esa es nuestra misión sanitaria. Y cuando uno se pone el casco y se pone el chaleco, suena la sirena y sale, uno no sabe si va a caer otro cohete, pero ahí estamos y vamos a seguir haciéndolo porque esto es lo que nosotros hacemos.