Bet El se acerca a celebrar sus 30 años
Por LPI
Esta fue la génesis de lo que hoy es Bet El, el movimiento juvenil del CIS que está próximo a cumplir 29 años y se encamina, fortalecido y en crecimiento, a celebrar sus primeras tres décadas. El Rabino Eduardo, su creador, fue también su primer madrij. A fines de ese primer año de actividades, como recuerda, se hizo una salida con un grupo de seis personas para un seminario de cinco días. En esa instancia, se establecieron los valores del movimiento. “Fue una experiencia muy enriquecedora y ahí estos jóvenes, que habían estudiado hadrajá en otros movimientos, desarrollaron la parte ideológica que harían que al año siguiente Emet creciera mucho”.
A fines del año 1989 se realizó el primer majané, con la asistencia de 55 janijim. Y en por esos días, por diversas situaciones que acontecían en la comunidad, como explica Waingortin, “un pequeño núcleo de lo que había sido el movimiento Ramah se acercó para que yo fuera su rabino. Y yo no podía ser rabino de los dos movimientos, entonces les propuse que hiciéramos uno solo. Después de algunas peripecias, hicimos que “Con gran fuerza interior, un grupo de madrijim puso sus ideales por sobre sus pasiones, y así dieron vida a Bet El”, como dice nuestro himno. Ahí surgió Bet El, a principios del ’90, con los que quedaban de Ramah, que eran adolescentes ya, y los que había en Emet, que eran más pequeños. Fue una época muy romántica y de mucho involucramiento”.
Esta nueva tnuá vendría a diferenciarse de las existentes por su profunda relación con la ideología masortí “que es un judaísmo religioso moderno, abierto, que basa su ideología en el Tikún Olam, en el mejoramiento del mundo”.
29 años después
Como explica Fernanda Gassmann, Roshit de la Hanalá de Bet, el Tikún Olam es hasta hoy uno de los pilares fundamentales del movimiento. Este año, por ejemplo, en la reunión de planificación del tzevet de madrijim que -como todos los años- se realiza en el mes de marzo, se decidió poner énfasis en este valor, pero abordándolo desde una manera concreta. “Siempre se habla de Tikún Olam pero nunca se hacen acciones concretas. Entonces, este año, como Hanalá nos comprometimos e hicimos un mes completo de colectas para Reshet y para CADENA, además trajimos basureros para reciclaje y reorganizamos el jéder de materiales, ya no damos tantos materiales de plástico, y estamos incentivando el reciclaje y la reutilización. Es algo súper fácil de hacer y provoca un cambio real en Chile y el mundo”, señala.
Además del Tikún Olam, otros pilares de la tnuá -que ya alcanza a los 200 janijim y madrijim- son el judaísmo masortí, “tzeu lmad” –“Un pilar que se incorporó hace poco, e implica que los madrijim salgan y estudien, que no se queden con lo mínimo, que investiguen más allá para transmitir ese conocimiento a sus janijim”, como relata la roshit- y el sionismo.
Cada año se gradúan en Bet El entre 18 y 20 janijim de la Escuela de Madrijim. Éstos, además, participan en diversas salidas e instancias de participación en el año. “Entre abril y mayo, las kvutzot se van a seminario, primero 3°, 4°, 5° y 6°, y después 7°, 8° y escuela, En julio tenemos el seminario de los roshim, que este año se fueron a Buenos Aires, y tenemos el viaje de los madrijim que se van cinco días a Buenos Aires también. En estos viajes, nos quedamos en el Seminario Rabínico Latinoamericano y en Shabat nos quedamos en CISSAB. Esto lo hacemos en colaboración con Noam (la juventud de Masortí Amlat) en Buenos Aires”. Finalmente, el año de actividades se cierra, en el mes de enero, con el tradicional majané.
Una particularidad de la tnuá ha sido históricamente su capacidad para convocar a niños y jóvenes que no están en los colegios judíos. Actualmente, de acuerdo a las cifras que maneja Fernanda, 30% de los janijim son del Instituto Hebreo y 70% vienen de colegios no judíos. “Ese ha sido siempre el foco de Bet El”, comenta. Por eso para muchos el vínculo con el judaísmo es el movimiento, lo que es un desafío para los madrijim. “Nosotros tenemos la responsabilidad, al final, de que todos los janijim hagan vida judía y así combatir la asimilación. Además, Bet El se enfoca en dar una vivencia judaica amplia, se come comida kasher, no se usa electricidad en Shabat (o se hace lo menos posible) y hay una especial atención a la tradición judía. Los papás confían en que nosotros vamos a ser el marco judío para sus hijos, para que después los janijim, a los 21 años, terminen su vida beteliana y sigan en la comunidad”.
Fernanda es una representación de lo anterior. Dice que ha estado siempre en la tnuá, “nací en acá”, y le dedica todo su tiempo libre. “Llevo toda mi vida en Bet El, no sé lo que es estar sin la tnuá y sé que en dos años más, cuando me salga, voy a querer seguir relacionada con la comunidad”.
Lleva cuatro años de madrijá y este es su primer año de Roshit. “Yo estoy realmente sorprendida con lo que he aprendido este año. Acabo de cumplir 20 años y tengo un movimiento gigante en mis manos. Ha sido el año que más he aprendido en mi vida. Estoy demasiado agradecida de esta oportunidad”.
Para el Rabino Eduardo Waingortin, el rol del Bet El en la vida de los jóvenes y en el futuro del CIS es fundamental. “La tnuá cumplió una tarea fundamental en desarrollar una identidad profundamente judía para el Círculo Israelita, primero porque después de tantos años muchos de los janijim que estuvieron en Bet El ahora son padres de janijim del movimiento o de otros, pero tienen una vinculación con el CIS fundamental. Yo diría que más del 90% de los chicos que pasaron en estos 29 años hicieron su Bat o Bar Mitzvá en Bet El. La mayor parte de ellos se casaron en el CIS, y le pusieron el nombre a sus hijos en el Círculo y lo tienen como su comunidad. Eso fijó una columna, profunda, de sostenimiento de las actividades comunitarias. Después se incorporaron muchas más y hemos incorporado a otros rabinos, que también han hecho lo suyo. Pero en un momento determinado yo decidí dejar paso a las otras generaciones, entonces el rabino Marcelo Kormis se transformó en el rabino de Bet El, que hizo una linda tarea, muy recordada, durante más de cinco años. Y al retirarse el rabino Kormis, quedó a cargo de Bet El el rabino Ari Sigal, que hace una muy buena tarea. Y hay personas de mucho peso, como muy referentes, como Bruno Conforti, que sigue siendo jazán todavía, que fue Rosh y se casó con una Roshit de Bet El, y otros tantos. Alguno que emociona verlos en los marcos comunitarios”.
Rabino Ariel Sigal: “Bet El ha sido de gran aporte al Círculo Israelita de Santiago y a Chile”
Ari Sigal es rabino que acompaña sábado a sábado las actividades de Bet El, habiendo tomado la posta luego de la labor de los rabinos Eduardo Waingortin y Marcelo Kormis. Para él, este movimiento tiene la particularidad de que en él “el marco valórico judío trasciende el compartir una simple tarde de entretención. Cada joven tiene un nombre y una historia, y es la base para la interacción. La ritualidad que ofrece el movimiento es un objetivo en la formación de los janijim como judíos. Los amigos en Bet El no son los de la semana, sino que se integran en un nuevo marco, diverso y plural. En Bet El potencian su visión de mundo al empoderarlos como responsables en mejorarlo (Tikún Olam). Todas las posturas y visiones son aceptadas, y el respeto invita a los madrijim y janijim a ser garante del futuro judío. La Torá, D-s, la Tfilá, Israel, Tzedaká, Kashrut y el Shabat, junto al espíritu be teliano, encienden y apasionan el Alma Judía y distinguen por su calidad a este movimiento.
¿Cómo cree que Bet El encarna los ideales del movimiento masortí?
-Una de las columnas ideológicas de Bet El es el judaísmo masortí. Representa, de algún modo, las ideas más tradicionales que el Pueblo Judío atesora junto al estudio y revisión de los avances históricos positivos. Bet El resalta la centralidad del Israel moderno, el hebreo como lengua irremplazable, la devoción por el ideal de Klal Israel –no discriminar-, el rol definitorio de la Torá en la estructura de nuestro pueblo, el estudio como una máxima constante, la ley judía –Halajá- y la búsqueda de D-s en su espiritualidad. Estos ideales, fundamentados bajo la visión masortí, son los que resaltan en cada peulá, y en cada conversación entre janijim y madrijim.
Ahora que el movimiento se encamina a su 30° aniversario, ¿cómo se debe proyectar a futuro, digamos, para los próximos 30 años?
-Nos queda pendiente aún crecer en la red de bogrim y ex madrijim. Sabemos que menos madrijim betelianos de lo que nos gustaría, quedan ligados al desarrollo comunitario. Debemos fortalecer aún más la educación en madrijim, para que esa visión valórica no sea un accesorio de la planificación. Estamos en camino a recuperar con fuerza la visión de Tikún Olam. Entendemos que no es un postulado, sino que deben ser acciones concretas. Bet El ha sido de gran aporte al Círculo Israelita de Santiago y a Chile. En sus casi 30 años, desarrolló cultura judía y transmitió sentido de pertenencia y práctica judía. Hoy soñamos con duplicar la historia, y ser atentos a nuevas demandas de vínculos interpersonales, tecnología, género y cambio climático, entre otros fundamentos.