publicado hace 5 días
Pianista Boris Giltburg, se presenta en Chile
Uno de los mejores pianistas del mundo, vuelve a presentar lo mejor de su repertorio en nuestro país.Para los amantes de la música clásica, es una oportunidad única. En esta edición conversamos con el músico israelí, para conocer un poco más de su vida.- ¿Cómo nació la pasión por la música y el piano?- “Vengo de una familia de músicos, todos por parte de mi madre: mi madre es pianista y profesora de piano, y también lo eran mi abuela y mi bisabuela. Siempre tuvimos un piano en casa, y a los cinco años tuve la firme convicción de que el piano estaba ahí para que yo lo tocara. Le pedí a mi madre que me hiciera clases, pero al principio se negó (más tarde me explicó que creía que ya teníamos suficientes pianistas en la familia, que esta no es una vida fácil y que pensaba que yo debería dedicarme a otra cosa). La molesté durante semanas, pero al final cedió y me dio mis primeras clases. Por aquel entonces, estar al piano me parecía el lugar más seguro del mundo, y sigue siendo mi lugar favorito hasta el día de hoy”.- ¿Cuál será el repertorio de su próximo concierto del 26 de noviembre?- “El núcleo del programa lo forman tres sonatas: tres obras maestras de tres épocas diferentes, de Beethoven, Liszt y Rachmaninov. La sonata “Claro de luna” de Beethoven es una apasionante exploración de la oscuridad: profunda y melancólica en el primer movimiento, explosiva y turbulenta al final, con el movimiento central como único momento de luz y elegancia. La Sonata en si menor de Liszt es, en mi opinión, su obra cumbre en todos los géneros: un lienzo de 30 minutos, estrechamente tejido a partir de un puñado de motivos musicales. Probablemente se inspiró en el Fausto de Goethe y describe un drama humano de proporciones épicas, que escala hasta alturas vertiginosas y se sumerge en sombrías profundidades. La composición para piano de Liszt es tan brillante como siempre, pero aquí está matizada por una comprensión particularmente fina de la emoción humana. La segunda parte está dedicada a Rachmaninov, quizá el compositor más cercano a mi corazón, sin el cual no puedo imaginar mi vida musical. Tanto en los preludios como en la sonata escuchamos sus inolvidables melodías y ricas armonías; su forma única de escribir para piano en múltiples capas, y la máxima saturación emocional de su música, que llega con fuerza al corazón y al alma”.- ¿Cómo se fomenta la música en Israel?- “Que yo sepa, la organización más im-portante que apoya músicos jóvenes, así como artistas jóvenes de otros campos, es en realidad privada: la AICF, la Fundación Cultural América-Israel. Tienen un amplio programa de becas (del que yo fui un agradecido beneficiario durante muchos años), ayudan a los músicos que quieren estudiar en el extranjero o viajar a concursos, y también les prestan instrumentos. Sus exámenes, que se realizan cada dos años, son una convocatoria obligatoria en la vida de los jóvenes músicos, ¡o al menos así era cuando yo era estudiante! Por supuesto, abundan otras instituciones musicales: hay una red de conservatorios de música por todo el país, que a menudo tienen sus propios exámenes y becas, lo mismo que la Universidad de Tel Aviv y la Universidad Hebrea de Jerusalén”. Adquirir entradas en este link.