publicado 29 Enero 2021
Recuerdos familiares y conexión en tiempos de pandemia
Conversamos con Yahel Suwalsky y Jacqueline Schapiro, dos artistas comunitarias cuyos trabajos fueron seleccionados en el V Concurso de Artes Visuales de la Municipalidad de Lo Barnechea. Esta convocatoria está abierta a todos los artistas de la comuna, y -dada la contingencia sanitaria- este año se realizó online. ¿Pueden contarnos cuál es su experiencia en el mundo del arte?Yahel: Desde que tengo memoria me han gustado las artes manuales, las que he desarrollado a lo largo de mi vida a través del tejido (palillo y crochet), costura, bordado y algo de dibujo, pero todo de manera muy casera y simple. El año 2019 decidí entrar al Taller de Acuarela de Leah Kleiner para aprender en forma más “profesional” esta técnica. Fue tanto lo que me apasionó el tomar un pincel y manifestar mi creatividad a través de la pintura, que luego entré al taller de pintura de Ariana Cuevas en WIZO, donde he podido explorar otras técnicas, aparte de acuarela, como carboncillo, tiza, gouache, acrílico y óleo.Jacqueline: La creación de cada obra es un nuevo comienzo. Sin embargo, cada comienzo tiene el rastro o la huella del camino recorrido hasta ese momento. El proceso creativo es una continuidad, que a veces pareciera monótona o repitente, pero es simplemente aprendizaje en el recorrido. Desde el año 1980 hasta el año 2009 mi expresión fue a través de la pintura al óleo, participando en diversos talleres y exposiciones colectivas e individuales. Inicio el recorrido en la técnica de escultura en gres el año 2011, desarrollándome en esta disciplina a través de una amplia investigación desde lo personal a través de distintas técnicas, mezclas de materiales y pigmentos, utilizando para ello quemas que van desde la quema más simple del horno eléctrico (quema oxidante), al horno a gas (quema reductora), y raku. El desarrollo de mi trabajo a través de la escultura trajo consigo la audacia, desapego y necesidad de compartir mi obra.Con mi oficio comparto la complacencia extraída del oficio mismo y de experiencias descubiertas en mi vida. Represento mi realidad cotidiana, con un carácter abstracto; con formas que defino como “fuentes positivas de energía”. Mi mirada evoca, organismos micro o macro cósmicos, formaciones rocosas, erosiones naturales, estratos geológicos.¿Han participado en concursos anteriores?Yahel: En el año 2020 participé en un Concurso de Acuarela, sin mayores resultados.Jacqueline: A lo largo de mi trayectoria artística, he participado en varios concursos a nivel nacional e internacional, exposiciones colectivas en Chile, Bodegón los Vilos, Galería CV, Parque de las Esculturas, Instituto Cultural Las Condes (2011-2020) y, en el extranjero, Letonia (2020), Boston (2018) y París (2019). También he realizado dos exposiciones individuales, en Santiago (2007) y en Viña del Mar, en la Galería de Arte Modigliani (2017).¿Qué las motivó a participar en este en particular?Yahel: Siendo un concurso para vecinos de Lo Barnechea, el que convocó a profesionales y aficionados en Artes Visuales en su amplia gama, sentí que tenía un espacio donde mostrar mi arte. Eso me motivó a participar sin ninguna gran ambición, pero con la convicción que esa debe ser siempre la actitud, participar cada vez que se presente una oportunidad, independientemente del resultado.Jacqueline: Estoy muy agradecida de la oportunidad de crear, compartir y mostrar lo que hago. Así como he tenido la posibilidad de formar parte en exhibiciones fuera de Chile, es muy importante estar en contacto y presente entregando lo que yo hago, en nuestra propia casa. Además, el tema de este concurso en especial, en referencia a los tiempos que estamos y cómo los vivimos, nos reafirma que estamos todos en el mismo océano, solo que navegamos cada uno de distinto modo, y esto hace muy valioso entregar distintas miradas de la pandemia, desde el punto de vista tecnológico, científico y artístico.¿Y cuál fue la inspiración de sus obras, en qué se basaron y qué técnicas usaron?Yahel: Las Bases del Concurso indicaban que debía ser un tema relacionado con la pandemia. Mi inspiración fue haber visto, durante la cuarentena, álbumes de fotos donde me reencontré con mis antepasados, especialmente con mi abuela Selma Estrugo (mamá de mi mamá), quien llegó desde Turquía a Chile a principios del siglo pasado para casarse con mi abuelo Rubén Dueñas, quien había llegado antes a Chile, también proveniente de Turquía.Mi abuela siempre usó bombachos largos para cuidar su delicada salud. Mi cuadro, pintado en acrílico sobre tela, representa un cariñoso homenaje a ella. Y lo titulé “Los Bombachos de mi Abuela”.Jacqueline: “Rastros del Tiempo” es una obra que tiene como resultado la unión de distintas partes recicladas, planteando una lectura diferente para un año tan removido por la pandemia del COVID19: por una parte, nos habla de la necesidad del ser humano de estar conectado a otros y, en eso la tecnología ocupó un lugar central y, por otra, revela el lugar que el reciclaje debe tener en el mundo actual.La arena volcánica está presente en mis trabajos. En el horno se cohesiona con el material dando ese aspecto de piedra fundida que tiene la lava, mezclando la diversidad de colores y texturas de las pastas empleadas, blanco, grises tostados y negros, colores dados por la mezcla de minerales, óxidos y sedimentos naturales. Incorporo arcilla y arena volcánica, en placas de distintos espesores o formas sólidas que dan volumen a la obra, otorgando un acabado intencionalmente irregular. Recojo elementos de desecho existentes en el espacio de la obra, polvo, tierra, pedacillos de arcilla secos, pigmentos, etc., elementos que destacan y embellecen, creando intrincadas superficies. Es un reciclaje de la materia, una transformación donde nada se desecha y todo se transforma. La materia “habla por sí misma” predominando la obra en sí, y no el “yo” artista. A pesar de la rigidez que posee la cerámica, esta se manifiesta como material plástico y orgánico, generando volúmenes equilibrados. Una composición equilibrada, siendo su origen formas definidas. No obstante, el horno transforma, abatiendo, expandiendo y contrayendo partes, creando pliegues y arrugas que desconciertan y cautivan. Es materialidad transformada desde su origen.