30 años de entrega por y para los adultos mayores de la comunidad
Hace algunas semanas, Rosy Vainroj, voluntaria y miembro de la comunidad del Círculo Israelita de Santiago, CIS, cumplió un ciclo de 30 años liderando el Centro de Encuentro del Adulto Mayor, CEA. Desde los primeros pasos, el nacimiento del proyecto a partir de la identificación de la necesidad de las y los miembros de mayor edad de nuestra comunidad de tener un espacio donde reunirse y seguir enriqueciéndose personal y espiritualmente, hasta la actualidad, donde el CEA es ya un espacio consolidado para los adultos mayores del ishuv. En estas décadas, el rol de Rosy Vainroj como motor del CEA, convocando, planificando y organizando sus actividades, fue fundamental, rol en el que contó con el apoyo de un grupo de excelentes voluntarias. Ahora que ha “entregado la posta” y que ha delegado esta exitosa gestión en una nueva generación, quisimos hablar con ella para conocer, en primera persona, todo lo que entregó al CEA y, a la vez, todo lo que el CEA le entregó de vuelta. Rosy, ¿puedes contarnos cómo y cuándo nació el CEA?-Con mucho gusto. El CEA nació hace más de 30 años para satisfacer una sentida necesidad de personas mayores de la comunidad que deseaban tener un lugar de encuentro donde se pudieran reunir en un ambiente judío.El Rabino Eduardo Waingortin captó esta necesidad y, sabiendo que yo me encontraba haciendo talleres de Desarrollo Personal ejerciendo mi labor como Orientadora Familiar y de Relaciones Humanas, me propuso que me hiciera cargo de hacer realidad esta aspiración y que le presentara un proyecto.En un comienzo me resistí, a aceptar, pues no sabía cómo dar forma a una actividad de ese tipo, ni tenía idea por dónde empezar. No existía, en esos tiempos, nada igual en la comunidad que pudiera haber servido de modelo. Pero ante la insistencia de nuestro querido Rabino, acepté finalmente el desafío y no me arrepiento, pues ha sido una de las tareas más gratificantes que han llenado mi vida.¿Qué te motivó a involucrarte en este proyecto?-Me involucré en este proyecto por dos grandes razones: primero, porque me lo había pedido nuestro amigo, el Rabino Eduardo, quien me infundió el valor necesario para asumir la tarea, y segundo, por considerar que quienes se encuentran en la etapa dorada de su existencia merecen la oportunidad de seguir gozando de todo lo bueno que la vida les puede ofrecer. ¿Recuerdas cómo fueron las primeras actividades, las primeras reuniones, quiénes participaban?-Claro, como me lo dijo el Rabino Eduardo, todo se hizo por intuición e intención. Y es cierto.Partimos de cero, pero con toda la intención de hacer las cosas bien, aunque yo no sabía cómo. Pero la voluntad y las ganas estaban, y nos pusimos en marcha. No soy de las que se rinden fácil.Había escuchado que la Municipalidad de Providencia tenía programas dirigidos a personas mayores de su comuna. No perdía nada con ir a informarme. Saqué folletos de todos los cursos y talleres que allí se impartían. Haciéndome de coraje, esperaba a los participantes afuera de sus respectivas actividades para preguntarles su opinión sobre sus experiencias y si se sentían motivados para continuar. Por otra parte, solicité al Círculo Israelita que me compartiera su base de datos, lo que me permitió tener la posibilidad de saber a quienes dirigirme. Esto me sirvió para empezar a tantear el terreno y para ir dando cuerpo a nuestro proyecto, que dio sus primeros pasos en una casona antigua que pertenecía al CIS, en la calle Miguel Claro, comuna de Providencia. Así nació el CEA (Centro de Encuentro del Adulto Mayor).Recuerdo, como si fuera hoy, que la primera actividad comenzó un día miércoles. Para romper el hielo, hice una dinámica de presentación, un par de juegos y luego una tertulia de conversación entretenida, con lo cual se distendió el ambiente y los asistentes comenzaron a interactuar. Las primeras charlas ofrecidas al grupo las impartieron Irene Priewer y Jennifer Salvo, a quienes conocía muy de cerca, ambas excelentes periodistas y personas muy queridas por mí. Les conté del proyecto y les pregunté si nos podían ofrecer unas charlas. No tuve que pedírselos dos veces. Irene se refirió a “Historia y Contingencia Israelí” y Jennifer a la “Desintegración de la Unión Soviética”. Ambas charlas fueron brillantes y dejaron súper prendido al grupo.En cada uno de nuestros encuentros preguntábamos el nombre y teléfono de cada participante y de sus hijos o familiares cercanos. Así formamos nuestro propio banco de datos.Al poco tiempo, fuimos agregando más días y recogiendo los intereses y necesidades de los partícipes para futuras actividades. El grupo fue creciendo y así fue como llegamos a tener actividades toda la semana, de lunes a viernes, de 10 a 17 hrs.Los primeros dos o tres años tuvimos una ayuda de la Fundación Rich que había conseguido el Rabino Eduardo. Esto fue fundamental para hacer un programa muy interesante y a la vez remodelar la casona que estaba en mal estado.Implementamos diversos cursos y talleres, tales como Comunicación; Autoestima; Relaciones Interpersonales; Clases de Judaísmo con la morá Tamara Zaidenband; Conversación en Idish con la querida Morá Penina, Z.L.; Juego Teatral con Yolanda Hurtado, Z.L.; Rikudim con Susy Berman; Inglés; Gimnasia con Ariel Mois y Bridge, entre otros. Implementamos los “Jueves Sociales” con almuerzo y en la tarde con Clases de Audición y Apreciación musical con dos profesores de música del Instituto Hebreo.Arrinconado y desafinado encontramos un piano. ¡Qué nos dijeron! Lo hicimos afinar para que el hijo de la profesora de música interpretara hermosas piezas musicales para el deleite de los contertulios. Este joven es ahora un concertista famoso a nivel internacional.Todo marchaba viento en popa. Pero se vinieron tiempos difíciles.Llevábamos 10 años cuando nos notificaron que se vendía “nuestra” casona de Miguel Claro porque iban a construir allí un edificio; el nuevo destino del Círculo Israelita era en Lo Barnechea. El problema era que la mayoría de los integrantes del CEA vivía en la comuna de Providencia y no tenía cómo movilizarse para llegar al otro extremo de la ciudad. Se dio por hecho que la existencia del CEA llegaba a su fin.Para ese entonces, existía ya el Grupo Javerim, creado unos años después que el CEA en el Estadio Israelita. Hablé entonces con su Coordinadora General, Mirtha Priewer de Kaplun, para pedirle que incorporara a su grupo a los miembros del CEA para que estos no quedaran huérfanos. Accedió encantada. Sin embargo, grande fue nuestra sorpresa cuando muchos de los integrantes del CEA nos pidieron dos cosas, hacer las actividades en la nueva sede del Círculo en Lo Barnechea una vez a la semana y no cinco como veníamos haciéndolo, y que la Comunidad viera la forma de ponerles algún medio de transporte de acercamiento.Así se hizo y nuestro grupo pasó a tener entonces actividades dos días a la semana: los martes Javerim en el Estadio Israelita y los jueves el CEA, en la casona de Comandante Malbec, en Lo Barnechea. ¿Cómo se fueron sumando más voluntarias? ¿Quiénes te acompañaron en las labores de coordinación del CEA en estos años?-Cuando empezamos a activar en la sede de Lo Barnechea se fueron integrando poco a poco como voluntarias mis amigas Ruth Weber, Karen Federic, Daniela Scharfstein y Patty Kleiman, formándose entre nosotras un equipo muy afiatado en el cada una ha aportado lo mejor de sí en beneficio de quienes tanto queremos, nuestros adultos mayores. En todos estos años, ellas han demostrado un gran compromiso, sensibilidad y simpatía, lo que las ha hecho ganarse el cariño de todos los amigos del CEA. También Myriam Alaluf, nuestra querida amiga y linda persona (estamos juntas desde Miguel Claro) es un apoyo fundamental porque se preocupa de la parte organizativa, del traslado de las personas y de su bienestar, además de manejar la ficha personal de cada miembro del grupo, con sus datos personales, familiares y condiciones de salud.Llevábamos un tiempo en ese lugar encantador cuando nos informaron que la vieja casona de Comandante Malbec se botaría para construir en su lugar la nueva Sinagoga y el edificio del Mercaz. Esto nos produjo sentimientos encontrados. Si bien nos alegramos por la concreción del nuevo y hermoso proyecto comunitario, también nos apenamos pues veíamos nuevamente la amenaza de tener que terminar con el CEA por carecer de un lugar donde pudiéramos funcionar. Pero Hashem vio que esta importante y hermosa actividad no podía desaparecer y se compadeció de nosotras y de nuestro grupo. Así fue que en una actitud muy generosa, WIZO ofreció acogernos en su sede de Las Tranqueras hasta que estuviera finalizada la construcción del Marcaz. Como se ve, hemos sido bastante itinerantes. Cuando se finalizó la obra del Mercaz, regresamos al que era nuestro hogar. Tuvimos mucha suerte de contar con nuestros Rabinos y Jazán. Cada vez que les pedimos su presencia, especialmente para los jaguim, estuvieron siempre dispuestos. Su buena voluntad, sus grandes conocimientos, las canciones judías del jazán Ariel Foigel y su guitarra, la psicología judía del Rabino Gustavo Kelmeszes, el Shofar de Ari Sigal, el Rabino Eduardo Waingortin dándonos la bienvenida y bendiciones cada comienzo de año y las celebraciones bajo la Sucá. Tenemos mucho que agradecerles.Quiero destacar también el lindo vínculo que hemos creado con las coordinadoras Mirtha y Perlita del grupo Javerim del Estadio Israelita. Se me vienen a la mente muchos gratos recuerdos de todos los encuentros intergrupales que compartimos.¿Cuál crees que ha sido la relevancia del CEA tanto para el círculo como para quienes han participado?-Esto está más que claro. El Círculo Israelita fue la primera institución dentro de la comunidad judía que apoyó un proyecto para el adulto mayor, y creo que eso es un gran mérito por el cual debe sentirse orgulloso. Marcó el rumbo para brindarle a nuestros adultos mayores, a quienes tanto les debemos, un espacio para cobijarlos con gratitud, calidez y cariño. Para bien de nuestros mayores, esta buena senda fue seguida por otras instituciones y eso indica que se trató de una iniciativa que debe llenar de felicidad a todos quienes aportamos un grano de arena en su consecución. No olvidemos que dar es mucho más gratificante que recibir.Por eso, agradezco de corazón la confianza que depositaron en mí y en haberme dado la oportunidad de crear este centro de encuentro para que las personas se junten con sus pares, conversen, se escuchen, se acompañen, se creen nuevas amistades y no se sientan solas. La soledad no buscada es muy triste.¿Cuáles dirías que fueron los principales logros que tuvieron con el proyecto?-Creo que unos de los principales logros que afortunadamente hemos tenido con este proyecto ha sido crear para nuestros adultos mayores una instancia en la que, después de una vida de trabajo y sacrificio, y no pocas veces de golpes brutales, puedan volver a desplegar sus alas y seguir siendo vitales, puedan seguir cultivando la calidez de la amistad e interesarse en todo aquello que los rodea. En pocas palabras, es darles la oportunidad de que puedan seguir disfrutando la vida. Este ha sido nuestro mayor logro y legado y estamos felices por ello.Actualmente, le corresponde a otras personas asumir la tarea de continuar con el hermoso legado del CEA que construiste en todos estos años. ¿Qué les recomendarías para mantener este legado?-Efectivamente, después de más de 30 años, llegó el momento de dar un paso al costado. Hemos cumplido un ciclo más largo de lo esperado. Todo tiene un principio y un final, pero el CEA no se acaba. Solo es una transición que hacía falta. Era hora de hacer un traspaso a personas más jóvenes que se hagan cargo y lideren estas tareas con nuevos bríos, con nuevas ideas, con nuevas formas que permitan mantener y hacer crecer al CEA por muchos años más. Me retiro con la alegría, el orgullo y la satisfacción de la misión cumplida.Pero es difícil separarse del grupo cuando se ha estado tanto tiempo juntos. Tengo una sensación de pérdida, de vacío, al igual que mis compañeras. Pensando cómo hacerlo, surgió una solución sanadora. No diremos adiós, sino hasta pronto. Estaremos en contacto con ellos.Hemos ido al CEA a saludar a nuestros amigos y seguiremos haciéndolo. Mantendremos el chat del grupo por el cual nos comunicamos e intercambiamos vivencias, videos muy interesantes y otros de humor.Quien se ha hecho cargo de la coordinación del CEA es una persona que tiene todas las cualidades y condiciones para desempeñar brillantemente su labor. Hemos conversado, sabe la historia del CEA y estoy segura de que sabrá mantener lo hecho hasta ahora, y -más aún- superarlo. Podrá seguir haciendo su camino para dejar otro legado cuando sea el momento.