De vuelta a Chile, a capear la lluvia, a empezar una nueva vida
Eliana Albala, escritora y académica:
Por LPI
Eliana estudió su doctorado en Filología y Letras Hispanoamericanas y Españolas en la Universidad de Chile, donde fue maestra de teoría literaria hasta 1973. En 1974, llegó a vivir a México, donde ya se había instalado su esposo, el antropólogo Bernardo Baytelman, fundador de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. “Beko”, como lo nombra ella, falleció a fines de la década del ’70. Ella, entonces, decidió permanecer en ese país.
Miembro de la Academia Chilena de la Lengua en México, fue profesora universitaria en prestigiosas instituciones de educación superior durante más de tres décadas. En este período, también, publicó poesía, ensayos, narraciones, entrevistas, artículos, críticas y reseñas en diversos medios de comunicación. Ha sido publicada por la UNAM, la Universidad de Costa Rica y por la Universidad de Chile.
A su edad, dice, se mantiene joven sólo porque “nunca he parado de trabajar”. “No quiero estar desocupada, trabajé hasta el último minuto en Cuernavaca, estaba totalmente activa en un colegio de postgrado y otros dos trabajos. ¿A qué crees tú que me hubiera venido para acá? ¿A no hacer nada? ¿A morirme?”, motivación para desarrollar los talleres literarios que la tienen ocupada en este momento, uno que realiza semanalmente en la Sociedad de Escritores de Chile, SECH, y otro que dicta los días sábado en casa de su hija Shlomit, la actriz. Dice que en esa experiencia le aparecieron “algunos fans” que querían seguir con los talleres, pero que ya no fueran de narrativa sino de lenguaje. “Porque un escritor necesita palabras, necesita escribir bien, y la gente cree que porque habla bien con eso se convierte en escritor”.
Al preguntársele si trabaja en algún escrito en la actualidad, responde rápidamente que tiene “un montón de descubrimientos teóricos bonitos, que los paso en mis clases, y que no están escritos todavía, porque tengo mucha obra y ensayos escritos, como uno muy importante que se llama “El estilo ensayístico de Octavio Paz”. Tengo otro que se llama “La narración y la descripción en García Márquez”, y otro de los cuentos infantiles de Horacio Quiroga, se llama “Mimesis y tono de los relatos infantiles de Horacio Quiroga”. En estos ensayos analizo, por ejemplo, el uso de la rima de la prosa en los grandes escritores. Tengo muchos descubrimientos, pero creo que cuando encuentro una cosa novedosa puedo escribir un ensayo, los ensayos deben traer aportación”. Este es material no publicado, que usa en las clases que, por ahora, dicta por Skype, como la que terminó de dictar para un curso en Cuernavaca minutos antes de que pudiéramos conversar. “Está en contra de mi voluntad”, advierte, porque por las fallas técnicas no puede escuchar las intervenciones de los alumnos. Al menos, algo que -a diferencia de los duros inviernos de Chile- sí se puede solucionar.