El 2020 que quedará en la memoria
Por LPI
Miguel Kreisberg, Alumno de Cuarto Medio del Instituto Hebreo
Este año ha tenido un poco de todo. Inicialmente, como generación, nos tuvimos que enfrentar a todas las dudas que teníamos respecto al cambio de Prueba de Selección Universitaria (PSU), la prueba de transición, y esto se nos juntó con el tema de la pandemia, que nos obligó a estar encerrados en la casa justo en el año en que nos gustaría estar teniendo clases presenciales en el colegio y en el preuniversitario, para todos los que tienen.
Entonces, esto nos tenía un poco preocupados al principio, porque el colegio como que pareció no adaptarse muy bien en un inicio; estábamos un poco colapsados. Pero después de muchos cambios, logró una alternativa muy buena de clases vía Zoom.
Este año ha sido una lata perder todo el tema social. En Cuarto Medio, en general, uno cumple los 18 años, y es un año en que uno esperaría disfrutar con sus amigos, salir harto, y obviamente por la pandemia eso se ve muy reducido. Menos mal que igual están muy presentes las Redes Sociales y se puede socializar bastante, pero no como nos gustaría.
Este año definitivamente ha sido muy distinto a lo que yo me esperaba, muy distinto. Primero que todo, jamás me esperé vivir una pandemia, y menos en Cuarto Medio, que es uno de los años más especiales del colegio. Este año yo lo pensaba disfrutar con mis amigos y mi generación, porque una vez que salga del colegio quizás cuánta gente no voy a volver a ver en mucho tiempo, entonces pensé en perder todos esos momentos e instancias típicas con algo como el Corona Virus.
Obviamente esto tiene muchas cosas negativas, pero como todo en la vida, siempre le podemos ver el lado positivo. En general no hay mucho que se haya podido hacer este año que no pudiera hacer otro, pero el aspecto más relevante que veo es el hecho de que, por estar encerrados todo el tiempo, tenemos muchísimas más instancias para estar junto a tu familia, y hasta tener mucho más tiempo para ver películas y cosas así. Entonces, lo más positivo que veo en la cuarentena son estas posibilidades de acercarte mucho más a tu familia y afianzar lazos.
Gabriela Gejman, Alumna de Tercero Medio del Instituto Hebreo
Soy Gabriela Gejman, tengo 17 años, actualmente estoy estudiando en Tercero Medio del Instituto Hebreo y asisto a la tnuá Tzeirei Ami, en donde soy madrijá de niños de tres a cuatro años.
Para mí este año ha sido difícil en temas sociales, ya que me gusta pasar el tiempo con mis amigos y poder salir con ellos. En los temas del colegio no se me ha hecho tan difícil, pero sí he tenido que reorganizarme y adaptarme a la nueva modalidad para poder obtener buenos resultados.
Este año sí ha sido bastante distinto de lo que esperaba, primero porque nunca pensé que iba a estar tanto tiempo encerrada, también porque estaba muy emocionada porque íbamos a ir al Viaje de Estudios, y obviamente este año no vamos a poder ir. Y, por último, por no poder dirigir presencialmente a mi grupo de niños en Tzeirei, que es algo que me entusiasmaba mucho hacer, desde que soy chica, para cuando lograra ser madrijá. Y ahora que es mi primer año siendo madrijá, el no poder hacerlo presencialmente se me ha hecho bastante difícil.
Algo positivo que sacaría de todo esto y de todo lo que hemos vivido en el año es poder compartir más momentos en familia, con mis papás y mi hermana, y también poder pasar más tiempo y poder regalonear más con mis mascotas, mi perro y mi gato, que son muy importantes para mí, en mi día a día, y eso ha sido algo muy bonito.
Dominique Fosk, Estudiante universitaria, en su último año en Maccabi Hatzair
Me llamo Domi Fosk, tengo 21 años y estudio medicina. Este es mi último año en Maccabi Hatzair, estoy en esta tnuá desde que tengo memoria, desde los tres años. Después me fui a vivir un tiempo a Concepción con mi familia, pero iba los sábado que venía de visita, y volví en Cuarto Básico y me quedé ahora.
Soy madrijá desde Tercero Medio, desde que tenia 16 años, y este es mi quinto año como madrijá. He tenido, por decirlo así, una carrera muy variada en Maccabi, he dirigido hombres de Primero Básico, mujeres de Séptimo, fui Rosh y ahora estoy en la Mifkadá.
Este último año ha sido muy variado, porque partió muy complicado, siendo Mifkadá teníamos que tomar una decisión de cómo íbamos a hacer Maccabi, si es que lo íbamos a hacer, qué cosas tenían que cambiar y qué cosas no. Decidimos hacerlo un poco parecido a lo que venía siendo hasta ahora, pero tuvimos que cambiar la organización y el cómo hacer algunas actividades, porque por las circunstancias se dio así.
Ha sido, ahora, muy rico, porque siento que con la Mifkadá de este año hemos hecho cosas imposibles, cosas que nunca nos imaginamos que íbamos a poder hacer, como levantar el movimiento en una situación que de verdad se veía muy oscura. Pero ha sido muy distinto a lo que habían sido años anteriores, yo creo que principalmente porque no tenemos el contacto con las personas, porque Maccabi siempre ha sido un lugar donde uno se puede desarrollar, conocer gente de todas las edades y relacionarte con quien tu quieras, y ahora -si bien esa posibilidad no se ha perdido, porque uno se puede meter a las actividades online de todas las edades siendo Mifkadá, igual se ha perdido eso del contacto con los janijim -que por lo menos a mí es lo que más me gusta de Maccabi- y el hecho de conocer gente nueva todos los años, pero con el pasar del tiempo como que no ha sido terrible, siento que nos hemos podido adaptar y sacar lo mejor de la situación que estamos viviendo.
También me he acercado mucho a mis compañeros de kvutzá, porque todos estamos viviendo lo mismo de no tener el último año, entonces entre nosotros hemos hecho muchas actividades significativas. La pandemia al final sacó lo mejor de cada uno y así hemos podido sacar Maccabi adelante, y se ha demostrado que los madrijim que tenemos son realmente capaces de todo.
Pascale Farcas, Estudiante universitaria, este año debía estar en intercambio
Me llamo Pascale Farcas, tengo 22 años y estudio Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile, mención Economía. Estoy en cuarto año y para el primer semestre de este año había tomado la decisión de irme de intercambio a Barcelona, entonces la pandemia me pilló en España. Cuando se cancelaron las clases, tomé la decisión de viajar a Bélgica, donde estaba una de mis mejores amigas de la universidad, y como España fue de los países más afectados, me quise ir. Agarré una maleta chica y viajé donde esta amiga que me acogió y después, juntas, nos fuimos a Holanda donde una tercera amiga, que tenía un departamento más grande y nos podía hospedar. Al principio nuestro plan fue intentar quedarnos, pensamos que en Europa la situación iba a terminar estando mejor que en Chile, que iba a llegar el verano y quizás podíamos viajar en julio, y finalmente, al fines de marzo, nos volvimos porque nos dimos cuenta de que ya era algo mundial, gigantesco, que era una pandemia y que queríamos estar pasándola en la casa, que teníamos la vida entera para viajar.
La verdad es que la universidad fue muy buena onda, nos recibieron con los brazos abiertos, nos dieron muchas facilidades y posibilidades, y nos dieron la oportunidad de tomar ramos en Chile, además de los que estábamos haciendo en el extranjero, entonces yo -para no atrasarme tanto respecto de mis compañeros- lo que hice fue quedarme con dos de mis cursos en Barcelona y el resto los tomé acá en Chile, así estaba más al día.
Como iba a tener mi experiencia en el extranjero, todo fue muy distinto a lo que esperaba, por suerte en Europa las clases las empiezan antes, entonces alcancé a vivir igual la experiencia que partí en febrero. Alcancé a tener un mes de clases, conocer amigos, hacer un par de pruebas, pero la verdad es que venía planeando hace mucho tiempo el intercambio y, que justo calzara con la pandemia, fue muy mala suerte. Así que el año fue muy distinto a lo que esperaba, Pero a la vuelta, pude volver a ir a la universidad, que me encanta, junto con ver a mis amigos, entonces me da mucha pena que sea el último año que vaya a tener clases y no tener esa parte social que es como la mayor la motivación para volver a la casa a estudiar, ver a los amigos, jugar cartas, quedarnos en la universidad más rato conversando, eso hace falta y se extraña.
Pero igual, dentro de todas las dificultades y todo lo distinto que ha sido este año, me he dado el tiempo de aprender cosas nuevas, de aprender portugués por Internet, he cocinado mucho, vivo con mi bisabuela así que he intentado pasar más tiempo con ella y que me cuente cosas de su pasado. La verdad es que en la casa lo hemos pasado muy bien, nos matamos de la risa, hacemos actividades, cocinamos juntos, y en lo académico se da la posibilidad de hacer otras cosas, por ejemplo tener un horario más flexible, las clases quedan grabadas y eso me da más autonomía a mí respecto de los horarios en los que me gusta estudiar más y quizás calzar más con cuando quiero hacer deporte, eso me ha gustado harto. Pero para hacer trabajos en grupo, se extraña la posibilidad de juntarse con las personas, porque no es solamente trabajar sino también compartir con los amigos en el proceso.
Valentina Opazo, Estudiante universitaria, en su último año en Bet El
Tengo 21 años, estudio psicología, estoy en tercer año. Me gusta pintar, y ya estoy en el quinto año en la Hanalá de Bet El, dirigí tres años -de Cuarto mujeres, Séptimo mujeres y Séptimo Básico hombres, después fui Rosh Shijvá y ahora estoy en el cargo de Jutz, a cargo de las Redes Sociales. Este es mi último año en el movimiento, estoy en la tnuá desde Sexto Básico, llegué grande.
Yo soy una persona introvertida, entonces no me ha afectado a gran escala la pandemia. En términos del movimiento sí fue muy incómodo y desalentador el hecho de tener tantos proyectos y tantos objetivos para este año, que no pudimos cumplir dadas las circunstancias. Hay muchas cosas que se quedaron en el tintero. Y eso igual ha sido difícil, pero creo que a pesar de todo hemos sobrepasado muchos obstáculos y hemos sido capaces de sobrellevar el movimiento a pesar de las adversidades, que eso me deja muy tranquila. Siento que por mucho que este sea mi último año, ya tuve muchas experiencias en el movimiento y esta es una más, el haber sobrellevado todos los obstáculos de este año me lo llevo como una experiencia, siendo madrijá, muy grata y de la que puedo sacar muchos aprendizajes.
Pero ha sido muy distinto a lo que esperaba, muy, muy distinto, porque más encima, nosotros como Hanalá, teníamos muchos proyectos de hacer cosas distintas, queríamos innovar en muchas cosas y al final terminamos innovando mucho más de lo que pensamos, pero de distinta manera. Me da mucha pena el hecho de no tener una despedida, o un último majané, ciertas cosas que son como “Último seminario”, pero al final me llevo lo positivo, de que he aprendido muchas cosas y dentro de todo creo que mi cargo, al ser un trabajo administrativo, igual se puede llevar a cabo, porque tiene mucho que ver con las Redes Sociales y eso lo pude realizar, además es una herramienta muy útil dado el contexto. Y eso me deja tranquila, sí trabajé este año, no siento que haya sido un año perdido o que no hayamos hecho nada como Hanalá o yo con mi cargo, y eso también al final me hace sentir que lo hemos hecho muy bien a pesar de todo y hemos podido adaptar el movimiento a Zoom, a través de una pantalla, y me deja muy tranquila saber que pudimos hacerlo.