El Medio Oriente también protesta: los casos de Irak y Líbano
Por Isaac Caro, Experto en Asuntos Internacionales, Universidad Alberto Hurtado
El Medio Oriente no ha sido ajeno a las protestas sociales y políticas enraizadas en un descontento generalizado. La Primavera Árabe de 2011 fue un movimiento casi simultáneo impulsado en diferentes capitales árabes por una ciudadanía descontenta y cansada de los problemas económicos, políticos y demográficos de sus respectivas sociedades. Desde Cairo a Túnez, desde Riad a Trípoli, este gran movimiento ciudadano terminó con grandes líderes históricos, todos ellos cuestionados por su carácter autocrático: Mubarak en Egipto, Kadaffi en Libia, Ben Ali en Túnez. Sin embargo, lo que vino después de la Primavera Árabe no fue un proceso de mayor apertura política o mejores oportunidades económicas. Por el contrario, trajo como resultado guerras civiles, como las de Siria y Libia, o gobiernos tan autoritarios como los previamente existentes, tal es el caso de Egipto. En definitiva, no resolvió los grandes problemas estructurales e históricos que motivaron las protestas.
Ahora, desde octubre de 2019 han sido enigmáticas las protestas de Irak y Líbano, siendo de tal magnitud que nos hacen pensar en una nueva Primavera Árabe o más bien Otoño Árabe. En Irak, solo en las primeras semanas de octubre de este año murieron, según la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, más de 150 personas, muchos de ellos en la ciudad de Basora, al sur del país, de mayoría chiita. Las protestas han sido motivadas por el alto costo de la vida, el desempleo y la corrupción en uno de los países más ricos en petróleo del mundo. El gobierno ha dispuesto el toque de queda en varias ciudades del país, así como un paquete de medidas económicas y sociales. Sin embargo, una segunda oleada de manifestaciones ha continuado desde fines de octubre, sumando otros 100 muertos. Una misión de la ONU visitó el país, constatando que muchas muertes fueron causadas por balas y granadas de gas.
Estas manifestaciones, las más grandes desde la era de Sadam Hussein, se dan en un fuerte contexto de división política y religiosa. El presidente Barham Salih es de origen kurdo, en tanto que el primer ministro Adel Abdel Mahdi es chiita. Las protestas han sido fuertemente reprimidas por los aparatos de seguridad, donde están integradas milicias chiitas, lo que ha promovido aun más las demostraciones, apoyadas por autoridades religiosas. Con todo, las protestas iraquíes, más que obedecer a enfrentamientos inter confesionales, parecen darse principalmente dentro de corrientes chiitas, algunas más cercanas a Irán y otras contrarias a la potencia persa.
En el caso del Líbano, las protestas también comenzaron en octubre de 2019. El detonante fue el anuncio de cobrar impuestos por las llamadas de WhatsApp por lo cual se conoce como “la revolución del WhatsApp”. Al cabo de unos días, se extendieron para incorporar también la crisis económica y la corrupción de la clase política. Como resultado, el primer ministro Saad al Hariri, cristiano, renunció a su cargo, terminando con un gobierno de coalición con el grupo político chiita proiraní Hezbollah, considerado como terrorista por Estados Unidos, varios países europeos y Argentina, entre otros.
Cabe señalar que, para resguardar la representatividad de los tres principales grupos religiosos del país, cristianos maronitas, chiitas y sunita, la constitución establece ciertos principios fundamentales. El presidente de la República debe ser maronita, el primer ministro sunita y el presidente del Parlamento un chiita. A pesar de estas leyes, Líbano ha estado embarcado en importantes enfrentamientos inter confesionales, siendo el más grave la guerra civil de 1975 a 1980. Además, por diversas razones, otras potencias del Medio Oriente, como Siria e Israel, han tenido intervención en el Líbano.
Líbano e Irak no han sido los únicos focos de protesta en el Medio Oriente. En Egipto, en septiembre de 2019, a pesar de las fuertes restricciones existentes, hubo manifestaciones en contra del presidente Al Sisi. En Jordania, en marzo de 2019, las expresiones de descontento amenazaban con desestabilizar al régimen. En Argelia, desde inicios de año, se han llevado a cabo protestas por mejores condiciones de vida y lucha en contra de la corrupción. La lista suma y sigue, e incluye a Marruecos, Túnez, Irán, la franja de Gaza y otros territorios y países del Medio Oriente.
En suma, se protesta en contra del autoritarismo de los regímenes del Medio Oriente, que ha llevado a una restricción continua de los derechos humanos. También en contra de la corrupción de los respectivos gobiernos, de las deficientes condiciones de vida en las grandes capitales y ciudades de la región, caracterizadas por la explosión demográfica, la violencia interconfesional, la crisis económica, todo lo cual está en el origen de un descontento generalizado.