Ha partido un Justo
Por LPI
Como relata en el testimonio que registró la Fundación Memoria Viva, Samuel Dermer nació en Rumania el 19 de agosto de 1930, en Chernovitz, Rumania. Nació en el seno de una gran familia, numerosa. En 1939, con el comienzo de la guerra, la ciudad que habitaban fue ocupada con los rusos, a los que siguieron luego los alemanes. Samuel y su familia vivían en un barrio judío, y recuerda que -con la llegada de los nazis- se llenaron las calles de carteles que difamaban a los judíos. Junto a su madre, fue trasladado al Campo de Transnitria. Su padre ya había sido fusilado.
En 1942, la madre falleció de tifus. Samuel quedó a cargo de sus tíos. Una de sus tías era peluquera, y eso le permitió trabajar con los nazis en su regimiento. La tía pidió llevar a Samuel con ella y él estuvo entonces a cargo del aseo.
Cuando entraron los rusos, un soldado se acercó a él, lo abrazo y le dijo que él también era judío.
Tras la liberación, Samuel fue trasladado a un orfanato y desde ahí partió a vivir a la Palestina Británica, que después sería Israel.
Con la declaración del nuevo Estado, fue reclutado para luchar en la Guerra de la Independencia. Luego de tres meses de instrucción, cuenta en su testimonio, fue enviado a la frontera con Líbano y Siria, y luego estuvo en diversas misiones. Estuvo en Israel hasta 1957, y ahí ya se desempeña en un taller de muebles en Tel Aviv y vivía en Petaj Tikva.
Llegó al país motivado por su mejor amigo, Al llegar e instalarse Chile, trabajó una mueblería en Santiago Centro, y comenzó a frecuentar la comunidad del Bikur Joilim. Hasta la década del ’80, se hizo cargo de un negocio en Puente Alto. Entonces se integró al Minián del CIS, y comenzó a rezar Tehilim en el cementerio a comienzos de la década del ’90.
Con su partida, se multiplicaron las palabras de pesar y los agradecimientos de cientos de miembros de la comunidad judía de Chile que, más cercana o casualmente, habían tenido oportunidad de conocer a “Samuelito”, como cariñosamente le llamábamos en el CIS. Esta pandemia no quiso que pudiéramos despedirlo presencialmente, como él lo hizo con los nuestros que habían partido, pero no evitó que su adiós fuera masivo. Como dijo el Rabino Gustavo Kelmeszes, del Círculo Israelita -en uno de los rezos de la Shivá que se realizó vía Zoom- Samuel Dermer, Z.L., fue uno de esos seres “que dan forma a la maldad en bondad”. “Nos duele el alma”, señalaron también las mujeres de la Jevra Kedisha al referirse a su partida. “Samuelito” deja un vacío en nuestra comunidad, pero de seguro ocupa el espacio de un Tzadik en el cielo.
*Agradecemos a Fundación Memoria Viva por la imagen que acompaña a este artículo.