Hermosa y conmovedora experiencia en Europa
Segunda versión del viaje “Travesía” del CIS:
Por LPI
Una delegación de 21 personas, que incluyeron a la educadora Jessica Landes, guía y coordinadora del programa; Viviana Kremer, Directora del Voluntariado del CIS, y el rabino Ari Sigal, recorrieron Varsovia, Cracivia, Liblin y el Shtetl Titkin. El punto de partida fue el cementerio judío de Varsovia, porque -como explicó Jessica a la delegación- una de las traducciones de la palabra cementerio al hebreo es “Beit jaim” (Casa de vida) y eso tiene que ver con la vida de las personas que formaron parte de la comunidad judía polaca.
“Este es un proyecto que nace del voluntariado, pero que toma el Círculo Israelita como parte suya, justamente porque para construir comunidad tenemos que saber de dónde venimos. Y hemos hecho todo un recorrido a lo largo de tres años, hicimos “Travesía” el año pasado y “Travesía” y “Sinergia” este año”, explica Vivi, agregando que “Travesía en particular se vincula con identidad y memoria, porque hay una marca que nos atraviesa a todos que tiene que ver con la tragedia de la Shoá, pero fundamentalmente con lo que perdimos en la Shoá. No podemos saber lo que implicó si no sabemos qué había antes, y el recorrido que se hace en esta experiencia es por la vida judía previa en Polonia”.
Por su parte, el rabino Ari Sigal comentó que “Travesía es la invitación a recorrer uno de los episodios más tristes de la historia judía. Pero al mismo tiempo, la oportunidad de recuperar el valor de la vida, lo propio y la identidad. Primo Levi sostenía que los humanos buscamos la felicidad perfecta y tarde o temprano nos damos cuenta que es irrealizable. Son pocos los que se detienen a pensar su antítesis. Travesía se enmarca en ambos ejes, y potencia desde la resiliencia el ser judío”.
“Creemos que nuestras vidas no se cruzan, que nuestros sueños y deseos son meramente individuales. Confiamos en nuestra experiencia personal para encontrar sabiduría. Pero presenciamos colectivamente un evento inesperado. Lejos de silenciarlo u olvidarlo, el mensaje sigue vigente. Nuestra condición humana sigue ligada a lo extremo del odio, apatía, desprecio, discriminación y antisemitismo. Ese aprendizaje es heroísmo, el mensaje es esperanza y la vivencia conduce a la ejecución”, sostiene Sigal.
El viaje “Travesía” considera un curso de preparación que dura seis meses, pero no necesariamente todos quienes asisten a este programa participan luego del viaje. En este curso se estudia el contexto histórico, cómo surge el nazismo y las características particulares de Polonia en ese contexto. Adicionalmente, se realizan diversas actividades grupales entre quienes conforman la delegación, para propiciar que se conozcan antes de emprender el viaje.
Estas son las impresiones de dos de los participantes de la versión 2019 del viaje “Travesía”, ya habiendo terminado el programa:
Marcelo Carvallo (viajó con Mijal Fliman, su esposa):
“Es una experiencia extraordinaria, en todo orden de cosas. El trabajo que hace Jessy es una preparación, no sólo en la parte que uno conoce, que es la historia de los judíos en Europa, sino en el sentido que tiene todo esto, como Pueblo, como proyección, como futuro. Es realmente maravilloso, muy potente. Eduardo Weinstein y Debby Miranda nos contaron de su experiencia el año pasado, y bueno, hay que vivirla, porque todo lo que te diga queda corto
El saber que ahí había una vida plena, diversa y compleja, en el sentido que coexistían todas las formas de judaísmo que uno conoce, desde las más laicas a las más ortodoxas, y otras intelectuales, y que todo eso estaba ahí y que se terminó de un día para otro, y de la forma que terminó, eso es impactante”.
Dalia Rezepka:
“Lo que más me motivó fue conocer la vida de los judíos antes de la Shoá, y no sólo saber de lo que siempre nos enseñan sobre la muerte, sobre la tragedia y sobre el nazismo haciendo crímenes y asesinatos, aniquilando, matando, sino que más saber de nuestro pueblo, de nuestra gente y de lo que realmente perdimos.
Fue una experiencia maravillosa, extraordinaria, siento que contar con Jessica Landes como guía es un privilegio, porque en cada lugar, en cada espacio y momento ella nos recordaba la vida de una persona ahí, no su muerte, sino su vida. Y el traer al presente la vida de cada judío y de muchos judíos que vivieron esa época tan dramática, nos enseña todo lo que dejamos de recibir de toda esta gente, sus valores, sus creencias, lo que hacían, sus profesiones, y aprendimos de cada lugar qué ser humano vivía ahí, independiente de cómo fue asesinado”.