Instancias de diálogo y reflexión
Por LPI
Como parte de estos espacios se conversó con el Diputado Gabriel Silber-quien participó en los tres primeros encuentros- y quien además ha sido uno de los propulsores de la idea de generar una nueva Constitución, y nos explicó sus razones por lo que trabajó intensamente por el “Acuerdo por la Paz Social y nueva Constitución”.
“Primero hay que entender que la actual Constitución fue hecha en dictadura lo que deslegitima su origen ya que no garantiza legitimidad democrática. Es importante entender también que todo lo que en las protestas llaman “abusos”, es porque falta protección social. Lo que en otras constituciones se consideran derechos económicos y sociales, en esta Constitución se estableció que son “libertades”, que no son derechos. Un ejemplo es que establece libertad de enseñanza, no derecho a la educación. Se privilegia la idea de que todos estos elementos -que son necesarios para la vida- son libertades, más que derechos.
Otro tema que le daría más legitimidad a la Constitución es que está garantice representatividad de sectores que hoy no están consagrados como el reconocimiento a los pueblos originarios, el rol de las regiones y la igualdad entre hombre y mujer, lo que conlleva a un sistema político más equitativo.
La política democrática se basa en que todos somos iguales como ciudadanos. Tenemos los mismos derechos. Ese principio de igualdad está muy dañado por este sistema económico: el que puede pagar es libre de hacer lo que quiera, porque no hay derechos, hay libertades. El problema es que la libertad, sin un sustrato material básico, se convierte en letra muerta.
La constitución configura que el Estado es subsidiario y no garante, lo que conlleva un Estado débil, subsidiario, con una orientación del sistema público que pone primero la libertad de ofrecer servicios por parte de los privados, y no la necesidad de garantizar que esos servicios sean cubiertos para la población. La Constitución tiene que establecer normas mínimas y hay que dejarle el resto de las decisiones al juego político, para que cuando gane la derecha se puedan hacer políticas de derecha y cuando gane la izquierda, hacer políticas de izquierda. Pero hoy el país tiene una sola forma de funcionar, porque la Constitución no lo garantiza. La Constitución tiene dos partes: dogmática y orgánica. La parte dogmática es la lista de los derechos, y hay expertos que dicen que en América Latina se han hecho muchos cambios en que se amplió la parte de los derechos. Pero no se tocó la otra parte, que es la orgánica, que en el fondo es la distribución del poder. No se consigue nada con hacer una enorme lista de derechos y decir que la gente tiene derecho a todo, si sigue teniendo un presidente que es capaz de concentrar todo el poder y, en el fondo, hacer lo que quiera. Entonces, junto con establecer derechos –que no digo que no sea importante, porque lo es–, creo que también es crucial analizar bien, con cuidado, la distribución del poder”.
Respuesta en base a redacción personal y artículo en Ciper.