Paul Heyse, Premio Nobel de Literatura

Paul Heyse, de origen judío, nació el 15 de marzo de 1830 en Berlín. Su padre, el distinguido filólogo Karl Wilhelm Ludwig Heyse, era profesor en la Universidad de Berlín y había sido tutor del hijo menor de Wilhelm von Humboldt y de Felix Mendelssohn. Su abuelo paterno fue Johann Christian August Heyse, un famoso gramático y lexicógrafo alemán. Heyse asistió al Friedrich-Wilhelms-Gymnasium hasta 1847, donde fue un estudiante modelo. Sus conexiones familiares le valieron una temprana entrada en los círculos artísticos de Berlín. Después de dejar la escuela, Heyse comenzó a estudiar filología clásica, y en 1849 se unió al grupo literario Tunnel. Después de estudiar dos años en la Universidad de Berlín, en abril de 1849 partió hacia Bonn para estudiar historia del arte y lenguas romances. En 1850, finalmente decidió emprender una carrera como escritor. El primer libro de Heyse, “Der Jungbrunnen” (una colección de cuentos y poesía) fue publicado de forma anónima por su padre ese mismo año, al igual que su tragedia “Francesca von Rimini”. En 1851, Heyse ganó un concurso organizado por los miembros del “Túnel” con la balada “Das Tal von Espigno”, y su primer cuento, “Marion” recibió el mismo honor. Le siguió en 1852 el “Spanisches Liederbuch”, una colección de traducciones de poemas y canciones populares de Geibel y Heyse que se convertiría en una de las favoritas de compositores como Robert Schumann, Adolf Jensen y Hugo Wolf.En mayo de 1852, Heyse obtuvo un doctorado por su trabajo sobre los trovadores, y una beca prusiana le permitió partir hacia Italia para buscar antiguos manuscritos provenzales; fue expulsado de la Biblioteca del Vaticano después de ser descubierto copiando pasajes de manuscritos inéditos. Regresó a Alemania en 1853, donde, con el paisaje italiano aún fresco en su mente, escribió su cuento más famoso, “L’Arrabbiata” (“La furia”), publicado en 1855.Completó el drama histórico “Ludwig der Bayer”, pero su producción teatral fue un fracaso. Sin embargo, Heyse trabajó durante toda la década de 1860 en nuevas obras y finalmente logró su mayor éxito con “Kolberg” en 1865. Durante las siguientes tres décadas, Heyse continuó escribiendo prolíficamente. A pesar de una serie de duelos, su vida transcurrió sin incidentes y su fama creció constantemente hasta convertirse en una figura mundialmente famosa, siendo considerado en vida el mayor genio lírico alemán después de Goethe. Fue apodado Dichterfürst, príncipe de la poesía, y trabajó incansablemente para promover el entendimiento internacional dentro de Europa.En 1900 fue nombrado ciudadano honorario de Múnich y varias publicaciones especiales honraron su 70° cumpleaños; en 1910 fue nombrado miembro de la nobleza, antes de recibir el Premio Nobel de Literatura el 10 de diciembre. Murió en Munich el 2 de abril de 1914, varios meses antes del estallido de la Primera Guerra Mundial. Una calle y un túnel en Múnich, “Paul-Heyse Strasse” y “Paul-Heyse-Unterführung”, llevan su nombre, así como “Heysestrasse” en Hamburgo, Bergedorf. Autor de unos 120 cuentos, 6 novelas, 60 obras de teatro y versos, entre ellos “L’Arrabbiata”, “La muchacha de Treppi”, “Andrea Delfín”, e “Hijos del mundo”.Heyse tuvo cuatro hijos de su primer matrimonio. El 30 de septiembre de 1862 su esposa Margarete murió de una enfermedad pulmonar. Se casó con Anna Schubart en 1867.

Proyecto Dinah expone violencia sexual de Hamás como instrumento de genocidio

El Proyecto Dinah, fundado por expertas legales y de género en respuesta a la masacre del 7 de octubre de 2023, presenta su informe “A Quest for Justice: October 7 and Beyond”, que documenta con rigor el uso de la violencia sexual por parte de Hamas como arma de genocidio. La investigación, basada en testimonios de 15 ex rehenes, 17 testigos y decenas de fuentes adicionales, ofrece el marco legal necesario para llevar estos crímenes a tribunales internacionales y hacer que los perpetradores rindan cuentas. Lo que surge del reporte es una estrategia premeditada: violaciones grupales, mutilación genital, ejecuciones tras violación, desnudez forzada, humillación pública y amenazas de matrimonios coactivos fueron orquestados para deshumanizar a las víctimas. Se produjeron en al menos seis lugares distintos—incluyendo el festival Nova, bases militares y kibutzim—y continuaron en cautiverio, evidenciando una violencia extendida y sincronizada. El alcance es devastador: cuerpos hallados atados a árboles, mutilados, desnudos y acribillados, algunos hasta con necrofilia. El silencio forzado de las víctimas—la mayoría asesinadas o tan traumatizadas que no pueden declarar—ha sido un obstáculo para la justicia. El informe insta a cambiar la forma de procesar crímenes sexuales en contextos de guerra, aceptando evidencia forense, visual y testifical colectiva, en vez de solo testimonios individuales. La exposición de estos actos cumple un doble objetivo: contrarrestar la negación global y forzar a organismos internacionales—ONU, Corte Penal Internacional, países aliados— a reconocer que Hamas empleó la violencia sexual como táctica genocida. El informe se presentó ante la Primera Dama de Israel, Michal Herzog, y ha sido transmitido al Consejo de Seguridad de la ONU y a diplomáticos clave en Occidente y Asia. El Proyecto Dinah simboliza la defensa de las voces silenciadas, usando el nombre bíblico de Dinah para denunciar esta atrocidad histórica. Su misión es clara: visibilizar, documentar y perseguir justicia internacional para las víctimas del 7 de octubre. Así, se desnuda una realidad brutal: la violencia sexual fue una herramienta del genocidio, diseñada para aterrorizar, humillar y eliminar. Es hora de responder con denuncia, solidaridad y acción legal contundente.---El Proyecto Dinah está compuesto por expertas legales y feministas decididas a que el mundo nunca olvide la atrocidad de la violencia sexual y las atrocidades de género perpetradas el 7 de octubre de 2023 y el abuso continuo de los rehenes. Se dedican a hacer justicia a esas víctimas y a todas las futuras víctimas de la violencia sexual relacionada con los conflictos.

Comunidad judía participó en concierto por la paz convocado por el Cardenal Fernando Chomalí

Para hacer presente el llamado al diálogo y la paz del Papa León XIV, el Cardenal Fernando Chomali convocó a la Comunidad Judía y la Palestina al Concierto Orante “Cantando desde el alma”, el domingo pasado. La comunidad judía participó con entusiasmo sumándose a personas de todas las creencias que comparten el anhelo de armonía. Entre los asistentes destacaron el presidente de la CJCh, Alfredo Misraji, Yael Gottlieb, directora y Dafne Englander, directora ejecutiva. También asistieron el Capellán judío de La Moneda, rabino Eduardo Waingortín, Gabriel Zaliasnik expresidente de la CJCh, Guila Bergstein, presidenta de B'nai B'rith y miembros de la comunidad.La dirigencia de la Comunidad Palestina se restó del encuentro organizado por el Arzobispado de Santiago.  En su discurso, el Cardenal Chomali hizo un llamado a “no traspasar dolores ni rencores a las futuras generaciones”, apelando a la larga historia de convivencia entre ambas comunidades en Chile. “Nuestros vínculos son de larga data en colegios y universidades, en hospitales y en clínicas, en la cultura, en la academia y en la política, en el vecindario y en los negocios. También se han generado vínculos familiares… Somos, antes que todo, seres humanos. Esa es nuestra raíz común y el punto de partida para cualquier diálogo verdadero”, afirmó.Uno de los momentos más emotivos fue cuando el arzobispo preguntó a los asistentes: “¿Tendremos el arrojo, la valentía y la madurez para no traspasar los dolores y rencores que ha suscitado el grave conflicto en Medio Oriente a los más jóvenes que hoy comparten una misma sala de clases, un mismo barrio, un mismo ideal de vida, como aconteció con muchos de los que estamos aquí? Es una herencia que las futuras generaciones no se merecen”. La música, interpretada con profunda emotividad, se convirtió en un lenguaje común que tocó el alma de los presentes. “La violencia es un fracaso”, recordó Chomali, quien agradeció la presencia de cada uno como un gesto de esperanza.--"Como presidente de la Comunidad Judía de Chile, quiero expresar nuestro más sincero agradecimiento al Cardenal Fernando Chomalí por acoger nuestra propuesta y transformarla en una velada tan significativa como la que vivimos este domingo. Sabemos que fue un gran esfuerzo, y valoramos profundamente el trabajo realizado para hacer posible este encuentro. Más de 600 personas, entre ellas autoridades de gobierno, alcaldes, parlamentarios, diplomáticos y representantes de distintas confesiones religiosas y comunidades, nos reunimos en un mismo espacio para orar y renovar nuestro compromiso con la paz. Fue una instancia de profunda unión y confraternidad, donde reafirmamos que lo que nos une es mucho más fuerte que lo que nos separa. Cuando trabajamos juntos, es posible construir puentes de respeto, diálogo y esperanza para todo Chile".-Alfredo Misraji

Hacia el estancamiento estratégico

Recientemente, Israel conmemoró el 49º aniversario de la operación de Entebbe, en la que rescató a 102 rehenes que habían sido secuestrados por la OLP y llevados a Uganda tras el secuestro de un vuelo de Air France. La operación es recordada como una hazaña audaz y exitosa, pero en su momento generó duras críticas en los foros internacionales. Países árabes y africanos presentaron resoluciones condenatorias en las Naciones Unidas, y el entonces Secretario General calificó el rescate como una “grave violación de la soberanía de un Estado miembro”.La historia se repite. Israel está acostumbrado a recibir críticas, incluso ante éxitos militares que benefician no solo su seguridad, sino también la estabilidad global. En 1981, por ejemplo, la destrucción del programa nuclear iraquí provocó un profundo quiebre entre el presidente Ronald Reagan y el primer ministro israelí Menachem Begin. Imagínense si Sadam Hussein hubiera obtenido armas nucleares. Pero los esfuerzos israelíes por defender su existencia son frecuentemente condenados por una comunidad internacional que, como ha señalado Dara Horn, no odia a los judíos per se, sino que no tolera la idea de judíos fuertes que se defienden. Solo aman a los judíos muertos, dice Horn. En el último año, Israel ha acumulado una serie de éxitos militares notables: ha debilitado severamente a Hamás y Hezbolá, ha golpeado a los Hutíes y ha causado un daño significativo —quizás irreversible— al programa nuclear iraní. Incluso se especula con un posible acuerdo de normalización con Siria. Estas acciones han desarticulado la estrategia iraní de rodear a Israel con milicias proxy.Y, sin embargo, las críticas recrudecen. Una encuesta del Pew Research Center reveló que en más de 20 países la mayoría de la población tiene una imagen negativa de Israel. En Brasil y México, la cifra ronda el 60%; en España y Suecia, supera el 75%. Incluso en Estados Unidos, donde históricamente Israel ha contado con amplio respaldo, la mayoría de la población expresa hoy una visión crítica del Estado judío.Israel ha aprendido a no dejarse guiar por la opinión internacional. Pero eso ya no es del todo posible. La edad media en Occidente es inferior a los 40 años. En Chile, ronda los 36. Esta generación no recuerda la oleada de atentados y secuestros que la OLP perpetró en Europa en los años 70 y 80. No vivió el intento palestino de derrocar al régimen hachemita en Jordania. Apenas tiene memoria del atentado a las Torres Gemelas. Su única referencia viva es la imagen de un Israel poderoso que responde con fuerza a las provocaciones de Hamás y Hezbolá. Un David y Goliat invertido.Incluso si las autoridades comprenden el trasfondo histórico y estratégico de las acciones israelíes —lo que no es del todo seguro—, no pueden ignorar completamente este cambio en la opinión pública. Israel tampoco.España, junto con Irlanda y Noruega, ha reconocido un Estado palestino. Francia podría seguir el mismo camino. Mientras tanto, los ataques contra comunidades judías se han incrementado y muchos judíos en el mundo reportan sentirse excluidos de universidades, organizaciones civiles y eventos culturales.Nada de esto significa que Israel deba sacrificar su seguridad en pos de aprobación internacional. El apaciguamiento no es una estrategia viable. Pero tampoco puede ignorar el hecho que el aislamiento conlleva costos: alianzas debilitadas, oportunidades económicas perdidas, y riesgos reales para la seguridad de las comunidades judías fuera de sus fronteras.Al final, la guerra solo sirve para demostrar que la guerra no sirve. La paz entre Israel y Egipto llegó después de dolorosos reveses militares en 1967 y 1973. Las guerras civiles en Líbano y Yemen terminaron del mismo modo. También el conflicto entre Irán e Irak. La guerra es diplomacia, por otros medios, observó Clausewitz.Pero para que eso ocurra, se requiere un cambio de mentalidad. No solo por parte de Israel, sino también del liderazgo palestino y sus simpatizantes en la izquierda progresista global, que siguen aferrados a la narrativa, impulsada por la propaganda soviética en los años 60 y 70, de que Israel es un experimento colonial. A diferencia de los británicos y franceses, los israelíes no abandonarán su territorio bajo presión de violencia. Tarde o temprano, ambos pueblos comprenderán los límites del poder: una suerte de equilibrio político, un punto de estancamiento que no representa una derrota, sino una estrategia para la paz.

NI LAS SIRENAS NI LOS MISILES LOGRAN ROMPER EL VÍNCULO CON NUESTRA TIERRA ANCESTRAL

Probablemente, muy pocas personas en el mundo viajarían a un país en guerra. Por eso conmueve profundamente que, desde 2023, decenas de miles de israelíes que estaban en el extranjero solicitaran retornar en vuelos de emergencia. De hecho, el mes pasado, durante el conflicto con Irán, el gobierno lanzó una operación especial denominada Jazará Betujá (“Regreso Seguro”) que en pocos días logró repatriar a miles de israelíes, tanto por aire como por mar.Pero la historia no termina ahí. Lo que emociona es que, junto con quienes regresan a casa, miles de judíos de la diáspora han llegado a Israel como voluntarios, para colaborar desde el ataque de Hamás a Israel. Son personas que dejan atrás sus rutinas para sumarse al esfuerzo colectivo de sostener al país en una de sus horas más difíciles. Es un mensaje muy poderoso: ni las sirenas ni los misiles logran romper el vínculo con nuestra tierra ancestral.Diversas organizaciones se movilizaron rápidamente para coordinar la llegada de quienes querían contribuir con sus manos y su corazón en un momento crítico de la historia de Israel.Una de las tareas más urgentes ha sido reforzar la atención en hospitales. Con gran parte del personal médico movilizado en unidades de reserva o trabajando en condiciones extremas, los voluntarios asisten en áreas no médicas: acompañan a pacientes, trasladan suministros, ordenan equipos y contienen emocionalmente a quienes enfrentan situaciones de trauma. En centros como el Hospital Soroka en Be’er Sheva o el Sheba Medical Center en Tel Hashomer, los voluntarios internacionales ya se han convertido en parte vital del equipo.Otra urgencia ha sido la producción agrícola en el sur de Israel. Tras la evacuación de cientos de trabajadores y residentes de kibutzim, muchos campos quedaron desatendidos. Allí los voluntarios han tenido un rol clave: cosechan frutas y verduras, riegan cultivos, clasifican productos y ayudan a mantener viva una economía que alimenta a todo el país. En zonas como Sderot, Netivot o Kerem Shalom su trabajo no solo es útil, sino profundamente simbólico: la tierra no se abandona, se cuida y se defiende.En los kibutzim directamente atacados por Hamás, como Kissufim, Be’eri o Kfar Aza, los voluntarios han ayudado a recuperar el espacio para quienes fueron desplazados: “Han vivido traumas, todavía hay miembros secuestrados y nuestro papel es ayudar a que se sientan bien cuando regresen a casa”, indican.   Miles más colaboran en tareas logísticas y de apoyo a la población desplazada por la guerra. Reparten alimentos y medicamentos, cocinan para soldados y familias, organizan kits de higiene, y acompañan a personas mayores que han quedado solas. En centros comunitarios, refugios y escuelas reconvertidas en albergues, su presencia representa un mensaje claro: Israel no está solo. La solidaridad internacional no es solo un gesto, es una fuerza viva que abraza, sostiene y reconstruye.Con misiles en el cielo y familias en refugios, la comunidad judía global responde con algo más fuerte que el miedo: la unidad. Regresan los que se habían ido. Llegan los que nunca vivieron allí. Todos con una misma convicción: Israel se defiende, se reconstruye.Círculo Israelita y TaglitEl Círculo Israelita hizo posible este desafío, a través del programa Travesia, liderado por Vivi Kremer, y en conjunto con Taglit. Los participantes, guiados por Jessi Landes, aseguran que “no solo fue un viaje de voluntariado: fue una transformación que nos conectó con nuestra identidad judía, nuestra comunidad y nuestro compromiso con Am Israel”. Carol Alvo lo explica en detalle: “Israel es su gente, una sociedad desgastada por llevar más de 600 días viviendo en un país en guerra. Israel es Asher, que tiene campos agrícolas de plantación de pepinos y que no tiene mano de obra, ahí estuve. Israel es Roberto Meyer, que nos compartió la horrible historia de vivir en primera persona el 7 de octubre en un kibutz. Israel es también Anton, hermano de Alexander, barman de la fiesta Nova secuestrado en Gazac y asesinado por terroristas islámicos dentro de un túnel, ahí estuvimos acompañándolo. Israel es su gente, Israel es su pueblo, Israel somos los judíos de la diáspora. Fui a ser parte de todo esto y volví más orgullosa de ser judía. Hineni”.Muchos de los voluntarios que viajaron desde distintos rincones del mundo pisaron Israel por primera vez en sus vidas. No lo hicieron como turistas. Llegaron con el corazón en la mano y las mangas arremangadas, llamados por el alma judía. Fueron a decir con acciones lo que las palabras no alcanzan a expresar: ‘Estamos con ustedes. No están solos’.Lo que ha ocurrido desde 2023 es una señal fuerte y esperanzadora: Israel es más que un país, es una causa colectiva, es el hogar ancestral del pueblo judío.---Un grupo de voluntarias del Círculo Israelita reconoce el dolor, la resiliencia, y traen una lección. “Con mis propios ojos vi los vestigios de un holocausto en tiempos modernos. Vi en primera persona las escenas más brutales, que nunca habría pensado iba a ver y menos aún que el mundo iba a negar o ignorar”, dice que agregan:Vi con mis propios ojos casas creadas con amor, decoradas con dedicación, teñirse de sangre y repletas de balazos. No hay palabras suficientes… Estuvimos en la casa de la familia Bibas. Vimos sus juguetes, sus ropas, los vestigios de sus sueños truncados.Con mis propios ojos vi que hay seres que no tienen ningún respeto por la vida, y en vez de dedicar la vida que Hashem les regaló para hacer del mundo un lugar mejor, la usan para destruir.Con mis propios ojos vi también el dolor y a la vez la resiliencia de nuestra bella gente, que a pesar de que una vez más intentaron aplastar nuestra moral y nuestras vidas, nos volvemos a levantar cada vez más fuertes para seguir construyendo y velando por la continuidad de nuestro pueblo y nuestro hogar.Soy testigo y, por ello, responsable de mantener viva la memoria de los niños que fueron asesinados en sus propias camas, de aquellos que fueron calcinados en sus casas, de los que confiaron en sus vecinos y fueron traicionados por los mismos a quienes ayudaban a recibir los mejores tratamientos en hospitales israelíes.Me llevo el compromiso de educar para un mundo mejor, un mundo basado en el amor altruista que Hamas quiso destruir, pero que nunca logrará. Porque jamás dejaremos de ser quienes somos, y nuestra respuesta no será la muerte que desean para nosotros, sino la vida: nuestra continuidad, nuestra descendencia.Am Israel Jai”.

El libro que devela lógicas milenarias de exclusión

¿Hasta dónde llega la crítica política al Estado de Israel? ¿Cuándo se transforma en hostilidad hacia lo judío? ¿Cómo ejercer una crítica honesta sin caer en antiguos discursos de odio?Estas preguntas son el corazón de Sionismo y Antisionismo: un debate necesario (RIL Editores), un libro coordinado por Sigal Meirovich, doctora en Filosofía, y Manuel Ferez, doctor en Sociología. La obra propone una reflexión urgente para un mundo donde, según sus autores, “la superficialidad y la cancelación dominan el espacio digital” y el debate público se ve erosionado por la simplificación y los prejuicios.A juicio de los coordinadores, el desafío contemporáneo no es evitar la crítica al Estado de Israel, sino saber distinguir entre un análisis fundado y un discurso de odio revestido de corrección política. “Lo que intentamos —afirman— es sintetizar décadas de debate académico y comunitario, para devolverlas al espacio público, la mesa familiar, la conversación democrática”.Uno de los puntos más polémicos abordados en el libro es la relación entre el discurso antisionista y el antisemitismo clásico. Según Manuel Ferez, esta conexión es innegable:“Hoy muchos tropos del antisemitismo clásico se han incorporado al discurso antisionista”.Aunque aclara que los discursos antisionistas suelen buscar legitimidad distanciándose del antisemitismo, Ferez advierte que la narrativa predominante ha pasado de una crítica política a una deslegitimación total del nacionalismo judío, a menudo desde espacios de poder académico y mediático.“Se ha vuelto común presentar el sionismo como homogéneo, ilegítimo y dañino, algo que nunca fue. Esa visión ha ganado terreno no por medio de un debate serio, sino por la simplificación violenta del fenómeno”.A eso se suma —agrega— una paradoja inquietante: mientras otros nacionalismos surgidos en el siglo XIX no son cuestionados con la misma intensidad, el caso judío es sometido a un escrutinio desproporcionado.“¿Por qué el nacionalismo judío provoca este nivel de debate, mientras nadie discute con la misma fuerza el nacionalismo kurdo o armenio?”, se pregunta Ferez.En este escenario, Sigal Meirovich pone el foco en los dilemas éticos que plantea el antisionismo cuando deja de ser una crítica política legítima y se convierte en una negación existencial.“Criticar las políticas de un Estado es legítimo y necesario. Pero cuando esa crítica niega el derecho del pueblo judío a tener un Estado, estamos ante una forma de ‘singularización negativa’: la idea de que los judíos son el único pueblo que no tiene derecho a la autodeterminación”.Para ella, el problema no radica en el disenso político —presente incluso dentro de la propia sociedad israelí— sino en los discursos que, bajo la apariencia de progresismo, repiten lógicas milenarias de exclusión.El libro también ofrece una dimensión filosófica del sionismo. “Reducir el sionismo a una respuesta a la persecución sería concederle al otro demasiado poder. Eso equivale a situar la identidad judía en un lugar pasivo, como algo que debe ser resuelto por otros”, sostiene.Desde esta perspectiva, el sionismo no es solo un refugio frente al sufrimiento histórico, sino como una apuesta activa por la vida colectiva, la dignidad y la agencia política del pueblo judío.“Se trata de una afirmación profunda de vida y responsabilidad histórica. De la preservación del ser colectivo”, concluye Meirovich.“Sionismo y Antisionismo: un debate necesario” busca enriquecer el debate. Al proporcionar herramientas conceptuales y éticas, sus autores invitan a repensar los discursos que hoy circulan sobre Israel, los judíos y el conflicto en Medio Oriente. Un llamado urgente, en tiempos donde distinguir entre crítica y odio, no es solo una cuestión de precisión, sino de justicia histórica y moral. Sionismo y Antisionismo: un debate necesario”. Entrevista a sus autoresSigal Meirovich, doctora en Filosofía 1. ¿Cómo el pensamiento filosófico judío contribuye a comprender el sionismo como una respuesta ética frente a siglos de persecución y diáspora?Es una excelente pregunta. El sionismo, como todo fenómeno histórico, puede analizarse filosóficamente desde múltiples dimensiones: ontológica, epistemológica, ética y política. Desde ese punto de vista, no es solamente un movimiento nacional moderno, sino también una afirmación ontológica y ética de la existencia digna y autodeterminada del pueblo (o nación) judío. Surge de la memoria de las catástrofes, sin duda, pero también de la conciencia histórica de la constitución de un “nosotros” muy antiguo y de la responsabilidad hacia las generaciones futuras.Ahora bien, como dice el dicho: “Dos judíos, tres opiniones”, no existe un único pensamiento filosófico judío, así como no existe una única manifestación del sionismo. La tradición judía es plural, diversa y situada en contextos sociohistóricos distintos. Es de hecho una tradición que celebra esa diversidad y la canaliza en debate erudito. Sin embargo, es posible identificar ciertos ejes transversales que iluminan la comprensión ética del sionismo.A diferencia de otras tradiciones filosóficas centradas en abstracciones universales (Como “la idea”, “el ser” o “la razón pura”), el pensamiento judío pone el acento en la dignidad concreta, en la responsabilidad hacia uno mismo, hacia el otro y hacia el mundo. Su preocupación principal no es definir entidades abstractas o esencias inmutables, sino reflexionar sobre cómo vivir éticamente en el mundo real, en medio de la historia, el sufrimiento y la alteridad de una contingencia que es dinámica, imperfecta, confusa y conflictiva. La idea de que nuestras acciones individuales tienen consecuencias para el otro, para la comunidad y para las futuras generaciones, es un hilo conductor desde la Torah hasta la filosofía contemporánea. Filósofos como Maimónides, Buber o Levinas ofrecen claves para leer el sionismo como una afirmación ética de la autodeterminación y la dignidad colectiva. Sin embargo, es fundamental entender que esta afirmación no debe pensarse únicamente como reacción negativa a la persecución y al sufrimiento. Reducir el sionismo a mera respuesta frente al otro sería conceder al otro demasiado poder, situando la identidad judía en un lugar pasivo o subalterno, como un problema que debe ser resuelto. Eso equivale a una forma de “muerte simbólica” o de despojo de agencia. En síntesis, el pensamiento filosófico judío contribuye a comprender el sionismo no solo como una ideología contingente, ni como respuesta ética frente a siglos de persecución y diáspora, sino como una afirmación profunda de vida, dignidad y responsabilidad histórica. La preservación del ser colectivo.Más de un artículo del libro ayuda a reflexionar en ese sentido, el de Judaken, Tarach y en particular el escrito por Wilf donde comenta el efecto terapéutico que tiene para sus estudiantes comprender el sionismo de manera rigurosa y multidimensional mientras ella imparte un curso que relata sionismos y sus antisionismos aparejados.2. ¿Qué desafíos éticos presenta el antisionismo contemporáneo cuando se disfraza de crítica legítima, pero en realidad ataca la existencia del Estado judío?El desafío principal radica en la confusión entre crítica política legítima y negación del derecho a la existencia de un pueblo o nación. Criticar las políticas de un Estado es legítimo y necesario en cualquier sociedad democrática. De hecho, eso es observable en la misma sociedad israelí que ha criticado a sus gobernantes y sus opositores ampliamente. Sin embargo, cuando esa crítica niega el derecho del pueblo judío a tener un Estado, estamos ante un problema ético más profundo. Esto es una forma de "singularización negativa", es decir, la idea de que los judíos son el único pueblo que no tiene derecho a la autodeterminación.El antisionismo radical tiende a disfrazarse bajo varios discursos dominantes en la academia y la cultura popular actual.  El anticolonialismo, antirracismo, dialéctica opresor/oprimido, pero a menudo termina reproduciendo los mismos patrones de exclusión y deshumanización que dice combatir. Incluso el feminismo, creo que es una de las corrientes progresistas que más se ha equivocado en leer y opinar sobre este conflicto cuando, por ejemplo, la filósofa judía Judith Butler niega las pruebas de que Hamas haya cometido violencia sexual contra las israelíes e insiste en calificar al grupo terrorista como una resistencia política legítima, contradiciendo su propio principio de que no debe haber “cuerpos que importan” y cuerpos que no. Contradiciendo, a fin de cuentas, los principios universalistas que creíamos que orientaban las sociedades occidentales desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.El desafío ético, entonces, es desenmascarar esa incoherencia, sin por ello clausurar el debate sobre las políticas concretas del Estado de Israel. Lograr mostrar a todo público las diferencias reales entre uno y otro. Lamentablemente, el ambiente actual no permite eso, se han clausurado por completo los debates universitarios y políticos. Donde los hay, conceder un punto a la crítica política termina siendo leído (por antisionistas como por defensores del gobierno de Netanyahu) como dar la razón al antisemitismo disfrazado. Se ha vuelto un debate ciego e imposible y eso abona al crecimiento del antisemitismo legitimado bajo la máscara de la crítica.Esos debates son bien abordados por Sultana Wahnon, por ejemplo, en su artículo ¿Críticos de Israel o abogados del terror? El caso de Judith Butler.3. En el contexto chileno y latinoamericano, ¿cómo crees que el pensamiento judío puede enriquecer el debate sobre nacionalismo, identidad y pertenencia?Esa es una pregunta muy importante. El pensamiento judío puede ofrecer una perspectiva única sobre la relación entre identidad, memoria y universalismo. A lo largo de su historia, ha vivido en carne propia la tensión entre la particularidad (ser un pueblo distinto, con prácticas específicas) y el universalismo (su pertenencia a la especie humana y su mensaje ético para toda la humanidad).En América Latina —y particularmente en Chile, donde el debate sobre el nacionalismo, los pueblos originarios, las identidades particularistas y el auge del latinoamericanismo, es intenso— el pensamiento judío ofrece un modelo de cómo una identidad puede ser a la vez particular y abierta al mundo o de como pertenecer y aportar a identidades de distintos niveles.Primero, la identidad no debe entenderse como una esencia fija, anclada en mitos del pasado o en atributos étnico-culturales inmutables. En lugar de eso, debe plantearse una noción de identidad como proyecto, un nosotros por construir, donde el pasado, la historia, el territorio, las nuevas ideas de mundo tengan cabida como insumos.   Como construimos colectivamente un conjunto de normas y valores comunes para pensarnos como un nosotros a pesar de las diferencias. Si bien la nueva nación israelí puede dar una buena lección, dado que incluye la amplia diversidad étnica, religiosa, política en un proyecto común con mayor o menor grado de éxito, creo que lo primordial en nuestra región es priorizar por sobre la defensa de Israel, nuestra condición de ciudadanos locales. Los judíos chilenos somos judíos y chilenos. Borrar nuestra memoria del espacio urbano, por ejemplo, como el caso del cambio de nombre de calle en Ñuñoa, el vandalismo a nuestras sinagogas, el rechazo del presidente a la representación comunitaria, etc. es lo primordial para que se comprenda la responsabilidad, uniendo con la primera pregunta, que tenemos los unos de los otros como chilenos. Más allá de las identidades particularistas que habitamos y defendemos.Esto puede abrir una conversación en Latinoamérica también sobre cómo las luchas por la identidad y la tierra pueden ser pensadas desde la justicia histórica, sin caer en esencialismos ni en negaciones recíprocas, sino en proyectos de convivencia equitativa, al menos como horizontes.Manuel Ferez, doctor en Sociología.  1.⁠ ⁠¿Cómo dialogan hoy los discursos antisionistas con el antisemitismo clásico desde una perspectiva sociológica?Mucho se ha debatido y se sigue debatiendo sobre la relación que hay entre antisionismo y antisemitismo, de hecho en varias partes del libro se aborda esta cuestión. En términos generales, diría que hoy muchos tropos del antisemitismo clásico se han incorporado al discurso antisionista. Es también cierto que los discursos antisionistas pretenden distanciarse de la acusación de antisemitismo para legitimarse. Este proceso lo vemos tanto en la política como en la academia y, más en general, a nivel periodístico y social. Creo que el inicio de la reflexión está en la pregunta que me haces, ¿por qué el nacionalismo judío genera este nivel de debate cuando los demás nacionalismos generados a fines del siglo XIX no son así de cuestionados? Esta urgencia por deslegitimar no solo a un estado, sino a su nacionalismo es algo que yo solo veo en grupos marginales que cuestionan, por ejemplo, el nacionalismo kurdo o armenio (por mencionar solo dos casos del Medio Oriente) pero la deslegitimación del sionismo se ha vuelto central en el discurso moderno. En tu pregunta apelas el concepto de “diálogo”. Yo no creo que actualmente haya un diálogo, hay una lucha por imponer desde afuera de lo judío (aunque algunos judíos se suman a ello) una visión del sionismo como algo homogéneo (lo que nunca ha sido), dañino, ilegítimo y como algo a erradicar. Lo más preocupante de esta simplificación violenta es que se ha originado en el corazón mismo de la academia, no en sus márgenes y ha ganado legitimidad por medio de la simplificación y no como resultado de debates serios sobre el tema. La polarización política y académica actual no ayuda a esto y si sumamos la centralidad que ha adquirido el tema palestino, que está íntimamente ligado al tema Israel y sionismo, el resultado es explosivo y contraproducente para analizar las diversas formas y expresiones del nacionalismo judío y, especialmente, el tipo de nacionalismo judío dominante en nuestros días. Lo anterior genera como efecto una reacción defensiva en las comunidades judías que se “encierran” y abandonan también la complejidad del fenómeno lo que genera cierta ceguera a las corrientes radicales del sionismo que existen, pero que, si observamos detenidamente, no son ni las únicas ni las mayoritarias dentro del sionismo. Concluyendo esta pregunta: creo que el antisemitismo clásico ha encontrado formas de trasladarse, disfrazarse bajo los argumentos antisionistas (de ahí la tan repetida frase “no soy antisemita, soy solo antisionista”) y se ha vuelto complicado encontrar espacios de debate sobre el devenir del estado de Israel, el tema palestino-israelí y cómo se vinculan las diásporas judías con el homeland tradicional judío (Israel) que son los temas que deberían ser centrales. 2.⁠ ⁠¿Qué rol ha jugado la narrativa judía —como minoría histórica— en la construcción del derecho a la autodeterminación del pueblo judío en el marco del Estado de Israel?El Medio Oriente contemporáneo es resultado de complejos procesos políticos, diplomáticos, militares, étnicos y religiosos que se han ido desarrollando desde, al menos, el fin de la Primera Guerra Mundial (yo diría que incluso desde la crisis del Imperio Otomano a mediados del siglo XIX). Dentro de este complejo proceso ha habido muchos movimientos nacionales, algunos exitosos, en el sentido de lograr fundar un estado nación, y otros que no han logrado dicho objetivo. Kurdos, drusos, baluches, lures, palestinos (por mencionar solo algunos ejemplos) son naciones que no han logrado tener un estado nación. Israel es un caso interesante porque muestra a una nación numéricamente pequeña lograr un estado propio y que mantiene relaciones complejas con una diáspora judía diversa. La fundación del estado de Israel en 1948, entonces, fue un proceso de autodeterminación nacional judío que es al mismo tiempo producto del devenir histórico judío como un elemento de cambio en la historia judía. La misma existencia de Israel como estado como del sionismo como movimiento nacional judío diverso y en constante tensión con el entorno, inciden en la historia y narrativas judías modernas. La visión de una minoría extendida por muchos países, víctima de abusos, genocidios y desplazamientos masivos, que logra fundar un Estado propio, es central en la identidad judía moderna. Todos los judíos, sean antisionistas, asionistas o sionistas, se colocan en relación con el estado judío, ya sea para defenderlo, criticarlo o negarlo. Esto no es exclusivo del caso judío. Pienso en el caso armenio en donde hay una diáspora compleja, un Estado armenio independiente y muchas tensiones intra armenias al respecto. La autodeterminación nacional judía seguiría existiendo y siendo válida aunque Israel como estado nación no existiera. Como dije anteriormente, hay muchas naciones sin Estado que tienen ese derecho a la autodeterminación nacional. Ahora bien, el porqué hay unas naciones que logran un Estado propio y otras naciones no debe ser reflexionado caso por caso, pero de ninguna manera creo que se podría negar la identidad nacional kurda, palestina o baluche por la ausencia de un Estado propio. Hay naciones que logran mantener una identidad nacional a pesar de no contar con un estado, no solo en Medio Oriente. Vascos, catalanes son dos ejemplos de esto. El debatir si es preferible que cada nación tenga su estado o si se puede sobrevivir como nación sin estado es un tema muy interesante. 3.⁠ ⁠¿Crees que en las universidades chilenas hay espacio para una discusión abierta sobre sionismo sin caer en simplificaciones ideológicas o polarizaciones?Yo empezaría diciendo que en nuestras universidades hay un déficit muy profundo sobre los nacionalismos del Medio Oriente. Se me ocurren dos factores para este déficit. Por un lado, carecemos de especialistas dedicados a estudiar y analizar a fondo la zona más allá de la perspectiva de las relaciones internacionales en donde se suele limitar el análisis a las guerras, relaciones diplomáticas, cálculos estratégicos lo que deja de lado los procesos sociales de la zona. El segundo factor es que en Chile el tema palestino-israelí es tan central que oscurece y margina otros procesos del Medio Oriente, lo que ha generado una visión de “microscopio” que ignora a la región en sí misma. En otras palabras, en Chile cuando se habla de Medio Oriente se tiende a hablar del conflicto palestino-israelí y colocar como fenómenos dependientes del mismo al resto de la zona. Un ejemplo de esto. Solo se habla de Irán cuando hay una relación con el tema palestino e israelí o hay una noticia grave. Esto no ayuda a entender y el académico ha caído en el análisis de cara al medio de comunicación (lo que se entiende porqué la exigencia le viene al académico desde el medio, no desde la institución académica). No hay departamentos especializados en Medio Oriente en nuestro sistema universitario ni una red de investigadores dedicados de manera profesional y permanente a la zona. Esa es una gran desventaja en relación con países europeos, Estados Unidos o Canadá que sí tienen esa masa crítica especializada y permite una visión más amplia y profunda de la zona. En este contexto, la reflexión sobre los nacionalismos del Medio Oriente es muy superficial y responde a lógicas extrauniversitarias. A esa carencia estructural universitaria se suma el que tanto la comunidad palestina chilena como la comunidad judía chilena (cada una por sus razones y en distinto grado) influyen en académicos para que “defiendan” o “ataquen” discursivamente al que piensa distinto en el tema palestino israelí en general y sobre el sionismo en particular. Hay muy poco trabajo académico independiente que escape a esto (nuestro libro es una excepción a la regla porque no responde a ningún interés extraacadémico y esa es una gran ventaja que tiene) por lo que no existe un espacio universitario mínimo en el cual se pueda estudiar, analizar y debatir con profundidad y respeto estos temas. Resumiendo mi respuesta: al no haber espacios apolíticos en las universidades chilenas que sean ajenos a presiones comunitarias, al no haber una masa crítica de especialistas sobre Medio Oriente que trabajen constantemente la zona, y al hecho de que muchos académicos responden a presiones y financiamiento externo no hay forma de mantener un debate de nivel sobre el sionismo en el sistema universitario chileno. Espero que el libro despierte un interés genuino y, poco a poco, logremos debatir con el que piensa distinto desde una base mínima de conocimiento y respeto. 

Trump, Harvard y la comunidad judía

Sin duda alguna, Harvard es una gran institución, de las universidades más importantes del mundo y la más antigua de EE.UU. Por lo tanto, lo que allí pasa es noticia. He seguido las decisiones tomadas por el gobierno y las justificaciones esgrimidas por el presidente Trump, como también he leído lo que ha dicho Harvard, las conclusiones de su investigación interna sobre el antisemitismo, sus presentaciones ante la justicia.Por ello estoy absolutamente convencido de lo que he escrito en esta columna, incluyendo mi sensación de que falta que sea más activo un actor relevante, la comunidad judía, la comunidad como tal.En el tema del antisemitismo, lo más sorprendente no es que haya reaparecido, ya que es la más antigua de las fobias, sino que lo haya hecho nada menos que en el país donde los judíos más seguros se sentían después de Israel, y que en forma prominente haya tenido lugar en algunas de sus universidades, un llamado de atención, un canario en la mina, para recordar que en la historia judía, tragedias han ocurrido en lugares donde menos se pensaba, España en 1492, Alemania en los 30s, en ambos casos con devastadoras consecuencias en mi familia extendida.En lo personal, después de décadas de docencia universitaria en Chile, pero también profesor visitante en Suecia, Inglaterra y en varias universidades estadounidenses, la verdad es que, a pesar de ello, nada me preparaba para la forma en que se enraizó la judeofobia, como también que las autoridades universitarias no protegieran adecuadamente a sus estudiantes y docentes judíos. Harvard no fue ni es la única que ha sido acusada por la administración Trump, pero otras han cedido y dicen estar haciendo lo posible para superar los problemas detectados y recuperar los fondos públicos embargados, tal como ocurre con Columbia, quizás la peor de ellas. Por lo tanto, Harvard no fue la única, pero sí lo es en cuanto al nivel de su confrontación con la Casa Blanca.Por cierto, no descarto que esté teniendo lugar un ajuste de cuentas, una retribución por la censura de ideas conservadoras, no solo en Harvard, sino en forma generalizada en la Ivy League, pero eso es solo parte de la verdad, ya que existen dos afirmaciones y ambas verdaderas, una, los descargos de Harvard, pero en el origen de lo que hoy se debate, segundo, está el antisemitismo, la serpiente que se ha hecho ver en pasillos y aulas. Es decir, puedo aceptar que se sienta perseguida, pero al mismo tiempo para que se converse de buena fe, hay que agregar que hubo una indebida tolerancia con la judeofobia.Aun si existiera o desapareciera una intención de ajustar cuentas, lo que está ocurriendo podría proceder de todas maneras, ya que es la ley federal, como también existen principios constitucionales sobre los cuales este país fue creado. Quizás, así como Harvard ha llegado silenciosamente a acuerdos con alumnos que la han demandado en tribunales por haber sido víctimas, quizás llegue a acuerdos con Trump, quien también dispone de otros instrumentos, siendo el más dañino, que le quiten la regalía de no pagar impuestos por donaciones y fondos acumulados que superan los 50 billones de dólares, cincuenta mil millones que posibilitan una larga resistencia.Sin embargo, eso no resuelve problemas de fondo, ya que la lectura de los documentos generados por la misma universidad me lleva a la conclusión de que están en la negación de la gravedad de lo que ocurrió, toda vez que no fue algo ocasional, sino el resultado de una conducta asimilada a su interior. Expresión de ello fue la desafortunada comparecencia de su presidenta o rectora ante el Congreso, que la obligó a renunciar, ya que incluso se negó a decir si el antisemitismo, a diferencia del racismo contra otras comunidades, era una conducta que debiera ser sancionada reglamentariamente.En efecto, lo que pasó en las universidades de élite de EE.UU. no ocurrió en otros lugares del país, por ejemplo, nada parecido tuvo lugar en Florida, donde vivo. Tampoco, nada semejante existió en ningún país árabe, en ninguno. Más aún, es frecuente que universidades latinoamericanas o europeas sean ocupadas ilegalmente para protestar contra Israel o para pedir que se rompan vínculos, pero nada semejante a lo que tuvo lugar con tolerancia e impunidad en universidades de la Ivy League, en el sentido que estudiantes judíos fueron físicamente atacados en los pasillos y salas de clases por activistas enmascarados, simplemente por ser judíos, creándose un clima de temor y amedrentamiento, ya que nada semejante había pasado desde Alemania en los 30s.Al respecto, la prensa internacional ha informado mal, y muy mal en la que leo desde Chile y otros países, en el sentido que lo hacen ver como si fuera una persecución sin sentido desde la Casa Blanca, sin casi mencionar el antisemitismo que ha tenido lugar.Tampoco aparece el tema de la seguridad nacional de EE.UU., ya que esas multitudes, más que gritar en favor de la causa palestina que sería libertad de expresión, lo que hacen es vocear apoyo al terrorismo de Hamas y a la desaparición del Estado de Israel, como también cuestionar la idea misma de occidente y al propio Estados Unidos en su rol de superpotencia, hasta pisoteando la bandera del país.Y si de seguridad nacional se trata, hay otro tema donde Harvard no ha quedado con buena imagen, cuall lo es la relación privilegiada que ha establecido con China, donde está documentado que Harvard aparece como una de las instituciones favoritas del Partido Comunista, en el sentido de instruir para que los funcionarios acudan a hacer estudios de posgrado en administración pública. Más aún, los testimonios en juicios y los considerandos de sentencias prueban el patrón del espionaje, no solo a través de condenas de personas vinculadas, sino también un esquema donde los estudiantes de ciencias duras y de las ingenierías buscan en bibliotecas y laboratorios los sistemas más avanzados para copiarlos como también se hace en las prácticas profesionales en empresas y oficinas gubernamentales. No se inició ahora, sino que lleva tiempo, pero ya no existe la ingenuidad de ver en China un socio con el que hay que colaborar, sino que desde hace algunos años se le ve como lo que es, el principal rival y aquel que busca sustituirla como la superpotencia del siglo XXI.Entre los portavoces de Harvard hay varios judíos, al menos con apellidos que se reconocen como tales, pero falta que hablen otros, por ejemplo, una mayor presencia de los dirigentes nacionales de la comunidad judía, dada la gravedad de lo que ocurrió y de la escalada que se presencia en las calles, donde el tema del antisemitismo aparece hoy como uno de los principales desafíos de seguridad del país, ya que según estadísticas del FBI ningún discurso de odio ha crecido tanto como la judeofobia.Al respecto, Harvard trató de “empatar” con otras situaciones, y en los informes ya publicados, se hace alusión tanto a la comunidad judía como a los problemas que experimentan los musulmanes, lo cual es real, pero en ningún sentido comparable, ya que estos últimos no fueron agredidos en las bibliotecas o en las salas de clases.En lo que respecta a la comunidad judía de EE.UU. esperaba más. Tengo la impresión y así lo he dicho y escrito, que simplemente no estaba preparada para el nivel de antisemitismo que surgió y que en vez de disminuir sigue creciendo. También en las universidades.Creo que el shock se mantiene y no se ha reaccionado al nivel de la amenaza. Me ha ocurrido con la comunidad, con mi comunidad, lo mismo que me ocurrió con la prensa estadounidense, que ya no puedo decir que para mí es la mejor del mundo. A la comunidad judía estadounidense siempre la presentaba como el ejemplo a seguir, ya no, siendo que no ha actuado con la fuerza que se necesitaba, me ha desilusionado exactamente por tratarse de EE.UU.. Si esto ocurre aquí y ahora, a pesar de los esfuerzos del gobierno, y, además, alimentado por odiadores profesionales, por activistas locales y extranjeros, si eso ocurre en EE.UU. puede pasar en cualquier lugar del mundo.Siento que no se ha hecho todo lo que era posible, y que el propio gobierno está haciendo más que la propia comunidad, por lo que ya no digo que no se puede esperar que otros hagan por los judíos lo que estos no hacen por sí mismos, y lo digo con precaución, ya que nunca, en ningún orden de la vida, la víctima debe ser puesta en otra situación que no sea total apoyo, sin embargo, creo que se pudo y se puede hacer más por los estudiantes que sufrieron discriminación.Tengo la impresión de que las propias instituciones comunitarias de vinculación con el medio siguen más a la defensiva que a la ofensiva y no se han adaptado a la nueva normalidad, donde va escalando el odio en vez de disminuir, con ataques en las calles, donde lobos solitarios se sienten validados, armados por la retórica de los medios de comunicación y, por cierto, por lo que ha ocurrido en las grandes universidades.Siento que la niebla del shock inicial de odio a los judíos por el hecho de serlo no se ha disipado, y que la comunidad debe reaccionar, ante una situación que no controla, y un antisemitismo que está escalando. Echo de menos a la dirigencia oficial de la comunidad, no en alguna reunión o ceremonia, no en alguna entrevista o declaración con palabras de buena crianza, sino fijando una posición de principios, que lo que ocurrió es inaceptable, que lo que pasó el 2023-2024 no solo no debe repetirse en las universidades, sino que como comunidad se debe actuar para que tanto quienes estuvieron detrás de la violencia como quienes la permitieron no salgan impunes, para hacer realidad lo que dicen la constitución y las leyes, que los judíos no son ciudadanos de segunda categoría. Y no solo como víctimas, sino con toda la fortaleza que se pueda demostrar. Y en voz alta, sin pedir permiso.Creo que la comunidad judía no tiene necesidad de inventar nada, solo debe imitar a la comunidad afroamericana, ya que a ellos no les hubiera pasado lo que ocurrió. Y esto no lo digo yo, ya que a ellos son los únicos a los que se lo he escuchado, solo a comentaristas, periodistas y políticos afroamericanos.Pienso que la comunidad judía debe imitarlos a ellos, una vuelta de mano a lo que Martin Luther King decía en los 60s, que aspiraba a lograr el mismo estatus que los judíos, a quienes siempre agradeció su apoyo en la lucha por los derechos civiles, además de tener palabras amables para Israel y el sionismo.De los afroamericanos me gusta la manera como reaccionan, ya que la respuesta es automática, y en buena hora, ya que han logrado que todos internalicen que va a traer consecuencias de todo tipo para quienes han cometido actos racistas o usado expresiones repudiables, aquellas que han adquirido hoy habitualidad, en esta nueva “normalidad” para los judíos.Quiero ver a la comunidad actuando como tal a través de sus dirigentes nacionales, que acudan en esa calidad a los tribunales, en toda oportunidad y cada una de ellas, contra hechos de antisemitismo que en EE.UU. son castigados por la ley, además del apoyo federal que hoy reciben. Que se sepa que son los judíos en su conjunto los que están detrás, ya sea pidiendo el castigo que determina la legislación, o recurriendo en contra de los bolsillos de quienes han actuado por acción o por omisión. Acudir a la justicia permite también hacer inelegibles para ciertos trabajos o posiciones a quienes ocultan sus rostros, al mismo tiempo que se puede exigir que se transparente quiénes son los que financian a activistas.Todo esto es necesario, ya que, aunque estos incidentes han permitido derribar mitos sobre el “poder” judío en universidades, empresas, medios de comunicación, Hollywood, etc., lo que ha pasado no es necesariamente bueno, ya que esta situación perjudica al tipo de disuasión que antes existía, la de aquellos que odian a los judíos, pero que se autolimitaban por esa visión del poder judío que se ha demostrado equivocada.Creo que es necesario restablecer algún tipo de disuasión que permita detener manos antes que arrojen piedras, por lo que me gustaría ver a dirigentes nacionales más activos en tribunales y en los medios, hablando en nombre de todos. Confrontando también el fuego amigo-enemigo de aquellos que vestidos de judíos van a manifestaciones pro-Hamas a decir que, por razones religiosas, el Estado de Israel no debiera existir, sino que hay que esperar al Mesías, clarificando que, si representan a alguien, es solo a sí mismos. Me gustaría verlos proclamando, que aquellos que por sus apellidos judíos se exhiben como compañeros de ruta de Hamas en las manifestaciones, no representan ni a la comunidad ni al judaísmo. Agrego, que también me gustaría que se les diga a quienes han recibido apoyo económico para su trabajo político, que tienen el deber de protestar contra opiniones antisemitas en sus propios partidos, con nombre y apellido de aquellos/as, como también desearía la mayor presión pública sobre la ruta del dinero que es tan grande desde Qatar y otros lugares que hizo innecesario que las universidades hicieran esfuerzo alguno para mantener la tradicional filantropía judía, denuncias que paralelamente, debieran servir para saber quién financia las ocupaciones de universidades.¿Tiene hoy la comunidad y sus líderes nacionales o locales ese tipo de actitud? No tengo la respuesta, pero sí creo que lo que hoy existe, es decir, toda la estructura de instituciones que relacionan a la comunidad con la sociedad que la rodea, que sin duda ha prestado inmensos servicios, todo un modelo para otros países, pero la realidad que le servía de sustento ha sido cambiada hasta hacerse irreconocible. Se necesita una adecuación, una revisión de cuán bien o mal sigue funcionando en el nuevo contexto en el que vivimos.Creo que en relación con la judeofobia se deben acabar todos los complejos. La comunidad como tal, colectivamente, no a través de uno u otro miembro, debe aprovechar lo mejor que ofrece EE.UU., un sistema judicial de derechos, donde la constitución y las leyes ya existen, como también si de juicios se trata, un sistema de jurados para responsabilizar a quienes están saliendo libres de polvo y paja.No es solo un problema de recursos, lo es también de voluntad para revisar lo que se hizo y lo que se está haciendo. Y si las acciones desarrolladas para proteger a los estudiantes judíos fueron las indicadas, o si la actitud debiera ser de mayor actividad y sonoridad, de más ruido y menos silencio, de mayor presión pública junto a las necesarias reuniones privadas con autoridades.Quizás todo esto también ayude a Harvard, que es una institución de tal nivel que estoy seguro de que tarde o temprano reaccionará admitiendo que no estuvo bien que se hubiese tolerado la judeofobia. Algo semejante ya le había ocurrido, toda vez que en los 30s hubo coqueteos con el fascismo a su interior, algo probado por historiadores, como también que hubo una época donde hubo tolerancia al racismo, no solo en Harvard sino en todo el país y en la mayoría del sistema universitario, tanto que la forma de superarlo hasta hoy figura en las rutinas de comediantes afroamericanos, cuando se refieren a algún único estudiante afroamericano que era presentado como muestra de “superación” del problema, evidentemente un logro en aquella época, pero que hoy no es visto como tal.Lo de Harvard no ocurrió de la noche a la mañana, ya que al igual que otras instituciones de élite, antes de sucumbir al antisemitismo 2023-24, hubo una pérdida de diversidad donde más importante es para su misión, la diversidad de ideas. En verdad, se castigó al pensamiento conservador en la docencia y en el profesorado, tolerando manifestaciones intolerantes hacia invitados de alto nivel, coincidiendo en años recientes con la penetración del wokismo, aquel de la interseccionalidad, de los buenos y los malos, de víctimas y victimarios, donde se eligieron alumnos y profesores no en nombre del conocimiento y la meritocracia, sino que la selección fue hecha según criterios de cuotas y de identidades, en términos de equidad más que igualdad de oportunidades.De eso estoy absolutamente consciente, ya que desde hace muchos años he sido evaluador en los procesos de acreditación de facultades y universidades, a nivel local e internacional, y aunque ya retirado, sigo participando de evaluaciones que se hacen anualmente para los rankings de estas instituciones, y conozco los problemas que han llevado a mermar su calidad, y por lo tanto, la calificación que reciben, incluyendo la mía, ya que más allá de recursos o fama, apunta al fondo de lo que es o no es una universidad, no desde ahora, sino desde hace más de mil años, ya que, desde Bolonia, (1088) en lo fundamental como institución han cambiado poco para seguir mereciendo ese nombre, porque básicamente siguen siendo el encuentro de profesores, investigadores y alumnos en la búsqueda del saber al más alto nivel que sea posible, sin discriminación alguna.Puedo entender que Harvard siente que el poder del gobierno está siendo usado para obligarla a hacer lo que no quiere, pero creo que debiera ver en lo que está ocurriendo una oportunidad para desprenderse de la judeofobia que sin duda existió y se toleró a su interior.

Kitty Goldman: Arte, exilio y memoria desde Viena a Santiago de Chile

Mientras que los anuncios de redes sociales, así como los avisos de televisión o impresos,  tienden hoy a desarrollarse como verdaderas tramas narrativas, los afiches de épocas anteriores se caracterizaban por su simpleza visual. Con muy pocos elementos gráficos, lograban transmitir un mensaje directo, lo que contribuyó a su eficacia comunicacional.La influencia que ejercieron los artistas judíos que llegaron al país huyendo de la amenaza del nazismo en los años 40, fue profunda y transformadora.  Entre ellos la austríaca Kitty Goldman, (9 de junio de 1918–2001) cuya obra de Kitty dejo un testimonio gráfico profundo de creación artística, resiliencia en el exilio y compromiso cultural. Nacida en Viena, Austria, en una familia judía, hija de Lilly Balegradeanu y  Leopold Goldmann, forjó su vocación artística en la Academia de Artes Aplicadas de Viena, luego de haber estudiado en la prestigiosa escuela Schwarzwald, reconocida por su carácter pionero en la educación igualitaria para mujeres.Su padre, Leopold Goldmann, fue un reconocido sastre vienés, propietario de un moderno local en el emblemático edificio Looshaus, diseñado por el arquitecto Adolf Loos. Esta herencia familiar, ligada al diseño y la innovación, marcaría profundamente la sensibilidad estética de Kitty, quien en 1937 inició su carrera profesional como ilustradora en las páginas de la revista femenina Moderne Welt.

Andrea Ghez, Premio Nobel de Física

Andrea Mia Ghez nació en Nueva York el 16 de junio de 1965. Es hija de Susanne y Gilbert Ghez. Su padre, de ascendencia judía, nació en Roma en una familia originaria de Túnez y Alemania. En 1969, su padre completó su doctorado en la Universidad de Columbia y aceptó un puesto en la Universidad de Chicago. Andrea Ghez, como hija de un miembro de la facultad, pudo asistir a la Escuela Laboratorio.  Los alunizajes del programa Apolo inspiraron a Ghez a ser la primera astronauta; su madre alentó ese objetivo comprándole un telescopio.  Comenzó la universidad especializándose en matemáticas, luego se cambió a física. Recibió una licenciatura en física del MIT en 1987 y un doctorado en el Instituto Tecnológico de California en 1992. Actualmente, es una astrofísica cuya investigación se concentra en el centro de la Vía Láctea.  En el corazón de la Vía Láctea, en medio del gas, el polvo y cientos de miles de millones de estrellas, se erige un cuerpo denso y compacto, completamente invisible; su fuerza, de un alcance extraordinario, gobierna las órbitas de las estrellas y muestran una gravedad tan extrema que nada puede escapar de ellos, ni siquiera la luz. Este gigante es Sagitario A*, y durante décadas todo lo que los astrónomos tuvieron de él fueron mediciones de ondas de radio y otras pruebas indirectas de su existencia, hasta que el 12 de mayo del 2022  se hizo pública su foto: una imagen borrosa que dejaba entrever la imagen de un agujero negro supermasivo a veintiséis mil años luz de la Tierra. Ghez se percató de que la forma en la que las estrellas que orbitaban en el centro de la Vía Láctea solo podía explicarse con la existencia de un agujero negro. Es un cuerpo que presenta una masa, una carga y una rotación, y aunque tiene una masa millones de veces la masa del Sol, se encuentra enormemente comprimida hasta alcanzar un tamaño prácticamente insignificante. Precisamente, es la atracción generada por la gravedad de un cuerpo tan masivo lo que hace que las estrellas en el centro de la Vía Láctea orbiten alrededor de Sagitario A* de la misma forma en que los planetas lo hacen alrededor del Sol. Esta fue la observación que condujo a Andrea Ghez y Reinhard Gezel a concluir que en el centro de nuestra galaxia debía habitar un agujero negro supermasivo, algo que se sospechaba desde hacía más de cincuenta años, aunque no había sido demostrado. El centro de la galaxia está envuelto en gas y polvo interestelar, por lo que la observación de los cuerpos presentes en esa región es muy complicada. De esta forma, no fue hasta la década de los noventa que el desarrollo de telescopios más grandes y mejores equipos permitieron estudios más sistemáticos de la región ocupada por Sagitario A*. Andrea Ghez y su equipo trataron de refinar las técnicas empleadas para el desarrollo de mejores instrumentos que permitiesen aumentar la resolución de sus observaciones, lo que consiguieron con la óptica adaptativa, la que permite corregir en tiempo real la distorsión provocada por la turbulencia de la atmósfera mediante el uso de espejos deformables. Andrea Ghez está casada con Tom LaTourrette, geólogo y científico, tiene dos hijos. Además del Premio Nobel, ha recibido muchos otros honores y reconocimientos. 

El efecto Mamdani

Zohran Mamdani tiene solo 33 años y hace poco era un miembro de la Asamblea Local de Nueva York, pero tras vencer a Andrew Cuomo en las primarias demócratas, está a un paso de convertirse en el próximo alcalde de la ciudad. Ex rapero, nacionalizado estadounidense en 2018, se define políticamente como “progresista y musulmán. Su ascenso ha generado entusiasmo en algunos sectores, pero también preocupación y muchas preguntas. ¿Es Mamdani aire fresco o un retroceso político con riesgos económicos?Asociado a figuras como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, el candidato impulsa propuestas como transporte público gratuito, supermercados estatales y congelamiento de arriendos, medidas que sus críticos consideran inviables o fiscalmente irresponsables.Una mirada localMedios estadounidenses, como el Wall Street Journal, New York Post, New York Times y Washington Post, han publicado gran cantidad de editoriales y columnas, que revelan la visión sobre el candidato.En editorial llamada “República Popular de Nueva York”, el Wall Street Journal (WSJ) explica que Mamdani se ha convertido en la cara visible de un nuevo tipo de liderazgo progresista, que representa un giro a la izquierda que viene tomando fuerza entre votantes jóvenes y sectores desencantados con la política tradicional.El medio lo considera el cambio más radical en la política de la ciudad desde los años 70, y advierte que muchas de sus propuestas —como el transporte público gratuito, los supermercados estatales o el congelamiento de arriendos— pueden sonar bien en teoría, pero podrían terminar en una pesadilla financiera para la ciudad.El New York Post, dedica dos editoriales a estos temas. En ellos explica que la propuesta de congelar los arriendos de viviendas es eventualmente plausible, pero muy limitada, pues no es prerrogativa exclusiva del alcalde, sino de un comité.  Lo mismo ocurriría con la propuesta de supermercados estatales que “utilizaría fondos de los contribuyentes que en realidad no existen”.El Washington Post también se sumó a las críticas y fue incluso más duro. En su editorial “Mamdani: una mala noticia para Nueva York y para el Partido Demócrata”, expresa temor por medidas que puedan causar pérdida de empleos, fuga de empresas, desinversión, desabastecimiento y, en el peor de los casos, una crisis fiscal como la que sufrió la ciudad en los años 70.El medio también apunta a su historial con la policía. En una ciudad donde el tema de la seguridad sigue siendo clave, Mamdani ha sido un ferviente defensor de reducir el presupuesto de las fuerzas de seguridad y se opone a aumentar el número de oficiales. Sobre IsraelA diferencia de Eric Adams, Mamdani ha sido un defensor abierto del BDS y ha declarado que Israel no debería ser un Estado exclusivamente judío. Según el New York Times, el candidato ha explicado su respaldo a consignas como “globalizar la Intifada” argumentando que no se trata de un llamado a la violencia, sino de una expresión de lucha por los derechos palestinos. Para justificarlo, dijo que el término “intifada” se usa en traducciones árabes del Museo del Holocausto de Washington para referirse al Levantamiento del Gueto de Varsovia, algo que el propio Museo desmintió y calificó como ofensivo para los sobrevivientes.El editorial “Zohran Mamdani y los judíos” del Wall Street Journal (WSJ) se refiere a este tema de forma crítica: “Incluso la peor masacre de judíos desde el Holocausto fue una ocasión para la propaganda antiisraelí. Comenzó el 8 de octubre con una equivalencia moral perfecta: «Lamento la muerte de cientos de personas en Israel y Palestina en las últimas 36 horas». Después, su declaración giró hacia la crítica a la autodefensa de Israel, y a continuación vino la difamación: «El camino hacia una paz justa y duradera solo puede comenzar poniendo fin a la ocupación y desmantelando el apartheid».De ahí su idea de —en concordancia con la Corte Penal Internacional— arrestar a Benjamín Netanyahu si llega a la Gran Manzana.Ante esto, el WSJ plantea una pregunta de fondo: ¿puede el Partido Demócrata seguir respaldando a un candidato cuyas posturas generan tanta división, incluso dentro de su propia base?Por ahora se debe estar atento a si Cuomo decide seguir en carrera como independiente, lo que pavimentaría el camino para Mamdani en noviembre.

Entre pitbulls y judaísmo, una vida dedicada a la rehabilitación, la empatía y la enseñanza

Andrea Cazés no solo rescata perros, rehabilita vidas. Desde hace 16 años, esta activista y educadora, judía orgullosa y macabea de corazón, dirige “Fight 4 Pits Defensa y Justicia Animal”, el único centro de rehabilitación para pitbulls en Chile. Lejos de ser un refugio común, su centro —ubicado en una parcela de más de 5.000 m² en Lampa— es un espacio de trabajo profesional, con entrenadores, etólogos y circuitos de rehabilitación que buscan transformar a perros maltratados y estigmatizados en animales estables, sociables y dignos de una segunda oportunidad.El trabajo de la Turca, como la llaman sus amigos, va mucho más allá del rescate. Ha llevado perros a hogares de adultos mayores como Cisroco, ha recibido a estudiantes del Instituto Hebreo y de colegios públicos y privados que vienen a hacer voluntariados, incluyendo chicos en Bar Mitzvá para sus proyectos de Tikun Olam. Muchos jóvenes dicen que trabajar con ella ha sido una experiencia transformadora, en lo emocional y en lo humano. Andrea, casada con Samy Namías y mamá de Igal, ha convertido su vida familiar en parte del proyecto: su hijo creció entre perros y aprendió desde pequeño el valor del compromiso, el sacrificio y el amor.Como judía, Andrea comprende profundamente lo que significa cargar con un estigma. “Pucha que es difícil ser pitbull”, dice, “lo mismo que pienso muchas veces: pucha que es difícil ser judía”. Su trabajo es, en parte, una metáfora viviente de la hasbará: mostrar el lado humano —en este caso, también el lado animal— detrás de los prejuicios. Tal como ella lucha contra la desinformación sobre el pueblo judío, combate el odio irracional hacia los pitbulls, raza que, por su historia y apariencia, ha sido injustamente demonizada.El judaísmo ha sido una guía en su tarea. En su boda judía televisada, participaron sus propios perros. También ha educado a través del sitio de la Fundación sobre los valores de la compasión en el judaísmo: alimentar a los animales antes de uno mismo, incluso en Shabat, prevenir el sufrimiento animal (tzaar baalei chaim) y cuidar la creación como parte del mandato ético.El centro que dirige no busca acumular perros, sino brindar atención personalizada: no albergan más de 11 animales a la vez. “Cada perro tiene un proceso”, explica, “y algunos jamás serán adoptables, pero aquí vivirán con dignidad y amor”. La Fundación subsiste gracias a fondos concursables —siete obtenidos hasta hoy—, al apoyo de cerca de 30 padrinos y madrinas cuya mayoría ni siquiera la conocen en persona y al compromiso de su familia, que financia buena parte de los gastos.Andrea Cazés ha educado, rescatado, rehabilitado y sensibilizado a cientos de personas sobre la importancia de tratar a todos —humanos o animales— con respeto. En su parcela, en sus charlas, en cada perro recuperado, hay un mensaje claro: el amor, el trabajo constante y la dignidad pueden más que cualquier prejuicio. Y como ella misma dice, “cuando alguien me conoce, sabe que soy judía, que rescato pitbulls y que creo que todo ser vivo merece una segunda oportunidad”.

El Museo Judío de Chile reafirma su misión educativa y cultural

El Museo Judío cuenta con una amplia oferta de recursos que se suman a su recorrido de Historia Judía y al recientemente ampliado el Holocausto. A través de muestras itinerantes, charlas, ponencias internacionales y presentaciones de películas y libros se refuerza su misión de acercar la cultura judía a la sociedad chilena.Sofía Cohen, directora ejecutiva del Museo, habla con pasión cuando explica de qué se tratan los recursos educativos ofrecidos en MuseoJudio.cl y que llevan a colegios. Son materiales y actividades para combatir discursos de odio y alertar sobre los peligros de la discriminación. “Estos recursos son utilizados por estudiantes desde 5º básico hasta universitarios”, explica.También resalta que “colaboramos con ADL (Liga Antidifamación) y fuimos pioneros en Latinoamérica al asociarnos con la USC Shoah Foundation para desarrollar material didáctico en su portal iwitness.usc.edu. Impulsamos la Red Latinoamericana para la Enseñanza de la Shoá (Red LAES). Localmente, trabajamos con Carabineros, diversas universidades, el Archivo Judío de Chile y varias embajadas. Además, continuamos el proyecto “Yo te Nombro” legado por la Fundación Memoria Viva para sensibilizar a jóvenes de nuestra comunidad en momentos trascendentales de su vida como son el bar/bat mitzva y su graduación”.¿Cuántos visitantes han recibido y qué cambios han experimentado?Partimos con menos de 1000 visitantes al año y poco a poco fuimos haciéndonos un nombre. Actualmente, llegamos a 10.000 personas al año. Algunos de los colegios que vienen son nuevos, pero la mayoría son instituciones que ya tienen al Museo dentro de su plan anual, lo cual habla del impacto que les causó y nos da la confianza de que para este décimo año alcanzaremos las 100.000 personas. Pero más allá de los números, nos emocionan visitas como las de familias de sobrevivientes del Holocausto o colegios de regiones, quienes viajan largas horas solo para visitarnos, ¡Han venido desde Coelemu!Ante la creciente demanda que tenía nuestro recorrido de Holocausto, decidimos modernizarlo ocupando herramientas museográficas de punta e. Gracias a donaciones recibidas, hoy ofrecemos una narrativa con foco en el proceso que llevó de los prejuicios al genocidio, la respuesta de Chile y los testimonios de aquellos que hicieron de Chile su patria. También honra a quienes se atrevieron a nadar contra la corriente para salvar vidas. Destacados están Samuel del Campo y María Edwards, dos “Justos Entre Las Naciones” chilenos, cuyo heroísmo creemos debe de ser motivo de orgullo de todos los chilenos.Hoy, nos embarcamos en un nuevo desafío, nos adjudicamos un fondo del Ministerio de las Culturas y el Patrimonio que nos permitirá dar a conocer la historia única de los judíos de Chile, visitar virtualmente la primera sinagoga de Chile y los primeros pasos de la comunidad de Temuco. Nuestro objetivo principal es destacar la diversidad de orígenes y tradiciones de nuestra comunidad.¿Cuál es el objetivo fundacional del Museo y cómo ha evolucionado en esta década?El objetivo es contar nuestra historia en primera persona y mostrar con orgullo quiénes somos. Más que cambiar, nuestra misión se ha vuelto más urgente ante el aumento del antisemitismo y la desinformación. Ajenos a nuestro pueblo, creen saber mejor que nosotros quienes somos, qué pensamos o cuáles son nuestras intenciones. Esto, lamentablemente, conlleva a teorías conspirativas. El Museo cumple un rol clave para contrarrestar estos prejuicios generalizados.Impacto educativo y visitas escolares¿Qué tipo de establecimientos participan más y cómo miden el impacto de las visitas?El 80% de nuestros visitantes son estudiantes de educación media, en especial de colegios particulares subvencionados. A esto se suman universitarios, grupos religiosos, Carabineros, ONGs, entre otros.Medimos nuestro impacto por la fidelización de colegios que vuelven cada año, que superan actualmente el 50% de los establecimientos que recibimos. Tenemos evidencia de que, para muchos, el paso por el Museo es el primer encuentro con el mundo judío y que efectivamente logramos cambiar percepciones. Hemos recibido colegios cuyos profesores vinieron como estudiantes y que desde entonces añoraban ejercer para venir con sus alumnos. Hemos recibido a amigos de la comunidad que reportan haber conocido colegas que vinieron al Museo “cuando chicos” y que por eso tienen un mayor aprecio hacia nuestra cultura.Son pocos los museos judíos en el mundo que albergan bajo el mismo techo la historia del pueblo judío en general, de la comunidad local y del Holocausto, ¿quiénes han sido sus colaboradores más destacados?Desde el inicio quisimos contextualizar y no centrarnos solo en la Shoá. Nuestra historia es mucho más que eso. En la primera etapa colaboró la Universidad Hebrea de Jerusalem. Para la segunda etapa, con la nueva muestra, trabajó un equipo interno que comprendía a fondo a nuestras audiencias y que cuentan con experiencia de trabajo en Yad Vashem, estudios en sociología y museografía; y también recibimos material del Museo del Holocausto de Buenos Aires y de Curitiba, logrando una experiencia orientada al público latinoamericano.Proyección y vínculo con la comunidad¿Cómo celebrarán sus 10 años y cómo se proyectan a futuro?Como parte del lanzamiento de nuestro décimo aniversario, realizamos la avant premier de la película “A Real Pain” y hemos continuado con una serie de exposiciones y eventos conmemorativos a lo largo del año. Esperamos cerrar este ciclo con la inauguración de la nueva muestra dedicada a la historia de los judíos en Chile, que reafirme nuestro rol como referente cultural y educativo. Para esto estamos levantando fondos.Mirando hacia adelante, queremos que las futuras generaciones sigan descubriendo el valor de la memoria y vivan con orgullo su identidad, celebrando también la del otro. Nos proponemos redoblar esfuerzos en la lucha contra el antisemitismo, fortaleciendo alianzas que nos permitan construir una mejor sociedad para todos. Para lograrlo, necesitamos que más personas se sumen a nuestra misión —trayendo a sus colegios, colegas y amigos, donando y participando activamente—, porque este trabajo solo es posible si lo hacemos juntos.¿Qué mensaje le darían a la comunidad sobre la memoria y la identidad?La memoria y la identidad son pilares del futuro. La historia del pueblo judío en Chile está marcada por la resiliencia y el compromiso con Israel. Reafirmar nuestra identidad es abrirnos al diálogo, no encerrarnos. Debemos contar nuestra historia con orgullo. Invitamos a todos a sumarse, porque la memoria es un acto colectivo de dignidad y continuidad.

Recuperan en Gaza los cuerpos de tres rehenes

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), en conjunto con el servicio de inteligencia Shin Bet, anunciaron la recuperación de los cuerpos de tres rehenes asesinados por Hamás y llevados a Gaza tras la masacre del 7 de octubre de 2023. Las víctimas identificadas son Ofra Keidar, de 71 años, residente del kibutz Be’eri; Yonatan Samerano, de 21 años, de Tel Aviv; y Shay Levinson, de 19 años, sargento del Cuerpo Blindado de las FDI, con ciudadanía israelí y francesa.Los tres fueron secuestrados durante el brutal ataque perpetrado por Hamás y sus cuerpos fueron hallados tras 625 días de cautiverio. La operación, llevada a cabo con base en inteligencia precisa, permitió también devolver los restos a sus familias para un entierro digno.El primer ministro Benjamín Netanyahu expresó su pesar y destacó la labor de las fuerzas israelíes, reiterando su compromiso de traer a todos los rehenes de vuelta. Las familias, por su parte, agradecieron la acción pero también demandaron con urgencia la liberación de los cerca de 50 rehenes que aún permanecen en manos de Hamás.Las FDI subrayaron que estas operaciones conllevan un gran riesgo y que continúan trabajando sin descanso. Este hallazgo se suma a otros esfuerzos por parte de Israel por recuperar a sus ciudadanos, vivos o muertos, en un conflicto que ya lleva casi dos años de secuestros, tensiones y negociaciones sin avances concretos para un alto el fuego duradero.

Un llamado de atención de la ONU al Gobierno de Chile

La Comunidad Judía de Chile lo ha señalado en reiteradas ocasiones: el presidente Gabriel Boric ha demostrado, desde su etapa como diputado, una actitud hostil hacia los judíos del país. Son ampliamente recordados episodios como el regalo de una miel devuelto con desdén, la negativa a conceder la nacionalidad por gracia al rabino Eduardo Waingortin y una desafortunada declaración en una entrevista organizada por la Comunidad cuando era candidato presidencial.Esta actitud no cambió con su llegada a La Moneda. Boric es el único mandatario que no ha recibido formalmente a las autoridades comunitarias, y ha sostenido una postura que va más allá de una legítima crítica al Estado de Israel, creando un ambiente propicio para que otros sectores reproduzcan cuestionamientos y hostilidades hacia los judíos de Chile.En efecto, cuando la máxima autoridad del país adopta una postura discriminatoria, se abre la puerta para que otros justifiquen discursos y acciones que atentan contra la fraternidad y cohesión social. A los hechos de vandalismo, que fueron denunciados ante las instancias correspondientes, se suman expresiones de odio en plataformas digitales. Un reciente informe del Congreso Judío Latinoamericano, que analizó más de 126 millones de publicaciones en X, Facebook, YouTube, Google y otros medios, confirmó que el antisemitismo digital está en alza. En X, por ejemplo, los mensajes antisemitas aumentaron un 19,64%, pero en Chile el incremento alcanzó un 23,89%.En este contexto, la advertencia emitida por la relatora especial de la ONU para la libertad de religión o de creencias, Nazila Ghanea, apunta directamente al presidente Boric, advirtiendo sobre el “posible aumento” de actos antisemitas en el país.En una carta fechada el 24 de marzo de 2025, la relatora expresó su “profunda preocupación” ante una serie de incidentes de vandalismo, hostigamiento y amenazas contra personas e instituciones de la comunidad judía en Chile desde octubre de 2023.Ghanea señala que estos hechos han generado “una atmósfera de miedo entre la comunidad judía” y advierte que los actos vandálicos han servido para “identificar a la comunidad judía con el Estado de Israel y su acción militar en Palestina”.Entre las acciones del presidente Boric respecto a Israel destacan: la postergación de la entrega de credenciales diplomáticas del embajador Gil Artzyeli, el retiro del embajador y agregados militares de Chile en Israel, con la consiguiente falta de atención a los más de 10.000 ciudadanos chilenos residentes en Israel y la innecesaria tensión con EE.UU., la exclusión de Israel de FIDAE, reiteradas condenas a Israel en sus redes sociales (la mayoría omitiendo los ataques terroristas de Hamás), y la insinuación sobre un eventual quiebre de relaciones diplomáticas, tema que tensionó su cuenta pública de 2025.La respuesta oficial del Gobierno de Chile a la carta de la relatora Ghanea —emitida recién en mayo por medio de su misión diplomática en Ginebra y la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores— se limita a señalar que “aún se encuentra en proceso de recopilación de antecedentes”, sin establecer plazos, medidas urgentes ni emitir condenas públicas a los actos antisemitas.La relatora enfatiza que la ausencia de condenas públicas por parte de funcionarios representa un incumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ratificado por Chile en 1972), que impone al Estado la obligación de proteger a los grupos vulnerables frente a toda forma de discriminación o violencia.Estamos ante un hito preocupante: por primera vez, el sistema internacional de derechos humanos advierte formalmente sobre una campaña antisemita sostenida en Chile. ¿No resulta paradójico que, mientras el Estado enarbola la bandera de los derechos humanos en el mundo, se descuide a una minoría en el propio territorio?La relatora Ghanea subraya que Chile tiene la responsabilidad legal de proteger a las minorías religiosas frente a patrones de violencia, investigar con diligencia los delitos de odio y combatir cualquier incitación a la discriminación por motivos religiosos.Por ello, es urgente una condena explícita del antisemitismo por parte de las más altas autoridades del país, porque cuando se permite, toda la democracia entra en peligro. El antisemitismo no es solo un problema de los judíos, es más bien un indicador del estado de la democracia. Cuando una comunidad se convierte en blanco de odio, ese mismo odio puede volverse contra cualquiera.Las autoridades deben comprender que los derechos humanos comienzan en casa. Ignorarlo no solo pone en riesgo a una minoría: pone en entredicho la democracia misma.

William Nordhaus, Premio Nobel de Economía

William Nordhaus nació en Nuevo México el 31 de mayo de 1941, hijo de Virginia Riggs y Robert J. Nordhaus, quién provenía de una familia judía alemana. William Nordhaus se graduó de la Academia Phillips en Andover; posteriormente recibió su licenciatura y maestría de Yale en 1963 y 1972, respectivamente. También posee un Certificado del Institut d’Etudes Politiques (1962) de París y un doctorado del MIT (1967). Fue profesor visitante de Cambridge en 1970-1971. Ha sido miembro del profesorado de Yale desde 1967, tanto en el departamento de Economía como en la Escuela de Medio Ambiente. Nordhaus también se desempeñó como rector de la institución entre 1986 y 1988 y como vicepresidente de finanzas y administración entre 1992 y 1993. Ha sido miembro del Panel de Brookings sobre Actividad Económica desde 1972. Durante la administración Carter, entre 1977 y 1979, fue miembro del Consejo de Asesores Económicos. Fue elegido miembro de la Sociedad Filosófica Americana en 2013 y se desempeñó como presidente de la Reserva Federal de Boston entre 2014 y 2015. Vive en New Haven, Connecticut, con su esposa Barbara.Nordhaus es autor o editor de más de 20 libros. Una de sus primeras obras es el popularísimo libro “Economía”, coescrito con Paul Samuelson. El libro se publicó por primera vez en 1948 y ha aparecido en diecinueve ediciones y diecisiete idiomas. También ha escrito varios libros sobre el calentamiento global y el cambio climático, una de sus principales áreas de investigación. En 1972, Nordhaus, junto con su colega James Tobin, publicó “¿Es obsoleto el crecimiento?”, un artículo que introdujo el Índice de Bienestar Económico Sostenible como el primer intento de desarrollar la contabilidad ambiental. Es el creador de modelos de evaluación integrados de la interacción entre la economía, el consumo de energía y el cambio climático. En “Reflexiones sobre la economía del cambio climático” (1993), escribe: “La humanidad está jugando a los dados con el medio ambiente natural a través de una multitud de intervenciones: inyectando en la atmósfera gases traza como los gases de efecto invernadero o los productos químicos que agotan la capa de ozono, diseñando cambios masivos en el uso de la tierra como la deforestación, agotando multitud de especies en sus hábitats naturales mientras crea especies transgénicas en el laboratorio, y acumulando suficientes armas nucleares para destruir civilizaciones humanas”. Entre muchos honores, es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, de la Sociedad Filosófica Estadounidense y miembro electo de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias. Ha sido miembro extranjero de la Real Academia Sueca de Ciencias de la Ingeniería desde 1999. Fue galardonado con el Premio Daniel Patrick Moynihan de la Academia Estadounidense de Ciencias Políticas y Sociales en 2020. Nordhaus recibió el Premio Nobel de Economía en 2018, premio que compartió con Paul Romer. La Real Academia Sueca de Ciencias reconoció específicamente sus esfuerzos por desarrollar un modelo de evaluación integrado, es decir, un modelo cuantitativo que describe la interacción global entre la economía y el clima. Su modelo integra teorías y resultados empíricos de la física, la química y la economía. El modelo de Nordhaus está ampliamente difundido y se utiliza para simular la coevolución de la economía y el clima.