David Morris Lee, Premio Nobel de Física

David Morris Lee nació el 20 de enero de 1931 en Nueva York en el seno de una familia judía de clase media. Como muchos científicos judíos de su generación, Lee creció en un entorno familiar que fomentaba la disciplina, la curiosidad científica y la excelencia académica, características que marcarían toda su trayectoria profesional. Lee cursó sus estudios de pregrado en Harvard, donde obtuvo el grado de Bachelor of Arts en 1952. Posteriormente, realizó estudios de posgrado en Yale, donde se doctoró en Física en 1959. Tras completar su formación, se incorporó al departamento de física de la Universidad de Cornell, con la cual mantuvo un estrecho vínculo durante toda su carrera académica, llegando a ocupar el cargo de Profesor de Física y Profesor Emérito. El aporte científico más relevante de Lee se produjo en 1970, cuando descubrió el fenómeno de la superfluidez del helio-3, un estado cuántico de la materia que aparece a temperaturas extremadamente bajas, cercanas al cero absoluto. Observó un cambio repentino en sus propiedades físicas, indicando un estado completamente nuevo de la materia, un estado superfluido, en el cual el líquido fluye sin fricción ni viscosidad y manifiesta efectos cuánticos a escala macroscópica. Este hallazgo representó un avance fundamental en la comprensión de la mecánica cuántica macroscópica y de la física de bajas temperaturas, aportando una nueva dimensión al estudio de los sistemas cuánticos colectivos. Por este trabajo, recibió el Premio Nobel de Física en 1996. A lo largo de su carrera, destacó no solo por su rigor experimental, sino también por su dedicación a la docencia y la formación de nuevas generaciones de físicos. Fue miembro de la American Physical Society, de la National Academy of Sciences y de la American Academy of Arts and Sciences, entre otras instituciones de prestigio internacional.Aunque no existen registros de una práctica religiosa activa, su identidad judía se inscribe dentro de una tradición cultural que valora la educación, el pensamiento crítico y la búsqueda del conocimiento, factores que influyeron notablemente en su formación intelectual. Su pertenencia a la comunidad judía, aunque principalmente cultural, refleja un marco de valores centrado en la educación y la investigación como medios de desarrollo humano y social. En este sentido, Lee forma parte de una extensa tradición de científicos judíos cuya contribución al conocimiento ha sido determinante en la ciencia moderna. El judaísmo según Lee explora la identidad y la cultura judía más allá de la religión y el nacionalismo, centrándose en cómo los lazos sociales y la historia compartida pueden mantener una identidad judía secular. Su trabajo analiza cómo la condición social judía ha influido en la cultura y si el judaísmo moderno y puede persistir sin prácticas religiosas o sin la nación de Israel. Las ideas clave incluyen la existencia de un judaísmo basado en la cultura y la comunidad, la identidad a través de la aculturación y la posibilidad de una identidad judía que no esté ligada al nacionalismo.David Morris Lee falleció el 17 de mayo de 2024, dejando un legado científico de profundo impacto en la física contemporánea y en la comprensión de los fenómenos cuánticos a bajas temperaturas. David M. Lee es considerado uno de los pioneros de la física moderna, y su trabajo abrió el camino para el estudio de aplicaciones en superconductividad y tecnología cuántica.

Una historia con dos caminos

El 29 de noviembre de 1947 las Naciones Unidas votaron a favor de reconocer el derecho del pueblo judío a restablecer un Estado en la Tierra de Israel. La Resolución 181 de la ONU, conocida como el Plan de Partición, ofreció a judíos y árabes un camino hacia la autodeterminación. La parte judía reconoció el plan como una propuesta innovadora y un reconocimiento del derecho del pueblo judío a tener un estado independiente en su patria histórica. La parte árabe rechazó de plano el Plan de Partición, optando por la vía de la confrontación.La comunidad judía que residía en la Tierra de Israel, pequeña y vulnerable en aquel entonces, aprovechó la oportunidad con sentido de urgencia y determinación. El moderno Estado de Israel se convirtió en una democracia próspera, un centro global de innovación, ciencia y arte, y una nación que fomenta la cooperación internacional y entrega ayuda humanitaria en todo el mundo.El mundo árabe, en cambio, respondió a la misma encrucijada histórica negándose a transigir y avanzar. El rechazo árabe al Plan de Partición no condujo a la consecución de un Estado palestino, sino a guerras, el desplazamiento de judíos y árabes, y décadas de oportunidades perdidas. En 1947, los palestinos podrían haber levantado un Estado propio junto a Israel. En su lugar, optaron por la guerra. Las consecuencias se han sentido desde entonces. Los líderes palestinos dedicaron décadas y enormes recursos a atacar a Israel, en lugar de fomentar la coexistencia.La historia de Israel desde 1947 se sustenta en un desarrollo exitoso, basado en la resiliencia y la perseverancia, prueba de que la claridad moral y el compromiso pragmático pueden coexistir. Israel ha declarado y demostrado constantemente su voluntad de vivir en paz con sus vecinos árabes, buscando acuerdos y alianzas con quienes estén dispuestos a seguir un camino similar. Así se ha logrado firmar la paz con Egipto y Jordania, y se han normalizado relaciones diplomáticas con Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Marruecos.Hoy, el contraste es marcado. Israel, más pequeño que muchos de sus vecinos, se erige como un centro tecnológico, una economía abierta y una sociedad pluralista. Mientras tanto, muchos de los regímenes que en su día declararon que destruirían a Israel se han enfrentado a agitación política, pobreza y conflictos internos. Esta situación es especialmente evidente en la Franja de Gaza, donde Hamás ha instalado una ideología yihadista que se compromete explícitamente con la destrucción de Israel. Esto representa una amenaza existencial no solo para la población civil israelí, sino también para cualquier esperanza de coexistencia pacífica. El rechazo de Hamás a los acuerdos, su glorificación de la violencia y su explotación de la población palestina han perpetuado el sufrimiento y obstaculizado todo intento de construir un futuro en paz. Sus acciones reflejan la versión más extrema de la misma corriente que en 1947 enarboló la negativa a aceptar la legitimidad del Estado de Israel.El legado del 29 de noviembre debe recordar al mundo, y en particular a Medio Oriente, que el futuro se forja con decisiones. El pueblo judío eligió la aceptación, el acuerdo y la construcción. Los líderes palestinos eligieron el rechazo, la negación y la destrucción. Setenta y ocho años después, los resultados de esos dos caminos están a la vista de todos.La existencia de Israel hoy no es solo un hecho político; es una victoria moral, un testimonio del poder de la fe, la resiliencia y el derecho perdurable del pueblo originario a tener su estado en la Tierra de Israel. Pese a todo, persiste la esperanza de que, algún día, nuestros vecinos palestinos tomen la misma decisión que Israel tomó en 1947: aceptar la legitimidad del otro y construir un futuro digno de compartir.

Se cumplen 78 años del Plan de Partición

El Plan de Partición de la ONU, aprobado el 29 de noviembre de 1947, fue uno de los hitos diplomáticos más influyentes del siglo XX. Su objetivo era claro: dividir el Mandato Británico sobre Palestina en dos estados, uno judío y otro árabe, para poner fin a décadas de tensiones irreconciliables. Para el pueblo judío representó la concreción de un anhelo de dos milenios; para el liderazgo árabe, un proyecto inaceptable. A casi ocho décadas, su legado sigue siendo central para entender el conflicto vigente.Un diagnóstico temprano: la Comisión Peel de 1937El concepto de partición no nació en la ONU. Diez años antes, en 1937, la Comisión Peel —enviada por Londres para investigar la violencia creciente en Palestina— llegó a una conclusión que cambiaría la historia: árabes y judíos no podían coexistir bajo un mismo aparato político.El informe propuso dividir el territorio y poner fin al Mandato Británico. Aunque la idea fue rechazada, instaló por primera vez el debate sobre la necesidad de dos entidades políticas separadas.La ONU toma el controlTras la Segunda Guerra Mundial y el trauma del Holocausto, la situación en Palestina se volvió insostenible. El Reino Unido, incapaz de frenar los ataques entre ambas comunidades, entregó el problema a la recién creada ONU.El Comité Especial para Palestina (UNSCOP) retomó la conclusión de la Comisión Peel y propuso la Resolución 181, aprobada el 29 de noviembre de 1947, que estableció la partición del territorio y un estatus internacional para Jerusalén.El apoyo diplomático fue inusual: Estados Unidos y la Unión Soviética, rivales en casi todo, coincidieron por única vez en respaldar la creación de un Estado judío.El rechazo árabeLa dirigencia árabe palestina rechazó el plan de plano. Lo consideró un acto de fragmentación y sostuvo que la presencia judía no debía ampliarse ni institucionalizarse. Sus demandas incluían detener la inmigración judía, prohibir nuevas compras de tierras y evitar cualquier reconocimiento de un “hogar nacional judío”.La oposición árabe significó que el plan nunca pudiera implementarse pacíficamente: la guerra de 1947-1949 terminó fijando las líneas de control territorial, no la diplomacia. Así, la partición “real” fue el resultado del conflicto armado, no de la Resolución 181.Un mapa difícil Los propios defensores del proyecto sabían que partir el territorio era una tarea casi imposible. Palestina era pequeña, con poblaciones mezcladas y una economía profundamente interdependiente.Carreteras, redes de agua, cultivos y mercados estaban interconectados. Separar esas piezas sin generar rupturas sociales, económicas y logísticas era prácticamente imposible. Las fronteras sugeridas por la ONU reflejaban esa complejidad.La importancia históricaSin comprender ese punto de partida, resulta imposible entender la lógica, los desafíos y los fracasos que han acompañado décadas de búsqueda de una solución duradera. De él se desprenden tanto las guerras que marcaron la región como los múltiples intentos de paz que, hasta hoy, siguen basándose en la misma idea central: la creación de dos estados para dos pueblos.Un nuevo comienzo para el pueblo judíoPara el pueblo judío, la partición representó un nuevo comienzo y la concreción de un largo anhelo. Después de siglos de persecuciones, expulsiones y antisemitismo —culminados en la tragedia del Holocausto— la posibilidad de tener un Estado propio significaba dejar atrás la vida como minoría vulnerable y recuperar la capacidad de decidir su destino.El reconocimiento internacional del derecho del pueblo judío a un hogar nacional en su tierra ancestral abrió la puerta a la construcción de una nación que siempre mantuvo a Israel y a Jerusalem como centro y referencia cultural y religiosa.  La misma tierra (Israel), el mismo idioma (hebreo) y la misma fe (judaísmo)  

La pluma judía detrás de Uzi Rock y Abi Gold

“Soy una persona en constante búsqueda, sin saber a veces lo que está buscando”, comienza esta entrevista Diego, más conocido por su nombre en hebreo y pseudónimo, Shmuel Fuks. Esa inquietud lo define. La escritura no fue un camino recto, sino una serie de intentos que partieron a los 12 años, cuando quiso redactar un libro de guerra en una libreta. No pasó de cinco páginas, pero aquella derrota temprana lo animó a volver años más tarde con poesías, cuentos cortos y, finalmente, novelas.Orientador vocacional y psicólogo de formación, especializado en psicoterapia adolescentes, adultos y estimulación cognitiva adultos mayores, reconoce que escuchar a otros le dio material para imaginar historias. “Escribir es una especie de catarsis, incluso terapéutica”, explica, y lo hace siempre desde un espacio de soledad buscada, donde nacen sus mejores ideas.El escritor que no quiere llamarse escritorCon humildad, asegura que la etiqueta de “escritor” le queda grande. “Simplemente me gusta escribir”, dice. Hoy tiene tres publicaciones: un libro de cuentos para niños y dos novelas de aventuras protagonizadas por Uzi Rock y Abi Gold, héroes que enfrentan misiones al estilo “elige tu propia aventura”. Su objetivo es claro: entretener y enseñar. “Me gusta que cuando alguien lea, quede una moraleja o enseñanza”.De niño devoraba los libros de la serie Los Hollister y las novelas de Agatha Christie que guardaba su abuela. Más tarde, los volúmenes de “Elige tu propia aventura” lo marcaron profundamente. En el cine, los espías de James Bond o la saga de Misión Imposible también dejaron huella. Todo ello confluyó en sus novelas actuales, que combinan acción, misterio y valores.Judaísmo en clave narrativaAunque insiste en que sus obras no son religiosas, reconoce que el judaísmo siempre está presente. “El judaísmo le ha entregado al mundo valores y enseñanzas. Yo trato de camuflar esas ideas en alguna historia”. En sus libros, la honestidad, la responsabilidad y la solidaridad están al centro.Los protagonistas, Uzi Rock y Abi Gold, reflejan distintas facetas: uno fuerte y reflexivo, el otro más cercano al lector, con miedos pero también valentía. Ambos encarnan una ética universal: se puede triunfar sin romper reglas. El desafío de escribir “kasher”Uno de los retos más grandes fue crear historias atractivas que a la vez fueran aptas para niños y jóvenes de familias religiosas. “Debía esforzarme al máximo para que fueran entretenidas, con un buen argumento y totalmente respetuosas”, comenta. En su segunda novela, incluso abordó la Segunda Guerra Mundial y a los nazis, con cuidado y respeto.Proyección y futuroActualmente sus libros se pueden encontrar en el Instituto Hebreo, el Maimónides School y en Amazon. Está en conversaciones con editoriales para llegar a un público más amplio. Acaba de terminar la última entrega de la saga de Uzi Rock y no descarta explorar otros géneros.¿Un sueño? Ver sus historias en cine o televisión. “Me gustaría que fueran fieles al libro, porque la imaginación siempre entrega más. Pero si llegaran a la pantalla, significaría que fue todo un éxito. Ese sería un sueño cumplido”.Dónde Comprar: Instituto Hebreo, el Maimónides School y en Amazon o directamente con Diego a su mail shalomjai@gmai.com

El olvidado éxodo de los judíos de los países árabes

Las comunidades judías en países árabes tienen raíces que se remontan a siglos antes del surgimiento del islam. Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo XX, entre 700.000 y 850.000 judíos que habían vivido durante generaciones en ciudades como Bagdad, El Cairo o Trípoli se vieron obligados a abandonarlo todo. Tras la creación de Israel, estas comunidades enfrentaron hostilidad, violencia, expropiaciones y, finalmente, el exilio.Según Ron Prosor, diplomático y escritor israelí, “la partida de los judíos de los países árabes no fue casual; se debió al fracaso de los líderes árabes de eliminar a Israel con un ataque militar en 1948. Los judíos fueron detenidos arbitrariamente, torturados y despojados de sus bienes”. Sobre la falta de reconocimiento internacional, afirma que refleja “una especie de cooperación con los estados árabes que pretenden borrar toda memoria de la historia judía en sus tierras”.Violencia, pogromos y operaciones de evacuaciónA la presión política se sumó la violencia directa contra los judíos en varios países árabes. Libia vivió disturbios antijudíos incluso antes de 1948, mientras que en Irak los atentados y persecuciones se intensificaron después de la creación de Israel. Ante esta realidad, cerca del 90% de los judíos de países árabes llegó como refugiado al recién fundado Estado de Israel, que debió organizar complejas operaciones de rescate para trasladar a comunidades enteras.La Operación Ezra y Nehemías (1951-1952) trasladó entre 120.000 y 130.000 judíos iraquíes a Israel, mientras que la Operación Alfombra Mágica (1949-1950) evacuó a casi toda la comunidad judía de Yemen mediante vuelos especialmente organizados. La mayoría de estos migrantes, despojados de sus bienes, llegó en extrema vulnerabilidad.La diferencia entre dos historiasLa historia de los refugiados judíos y la de los refugiados palestinos tomó caminos muy distintos. Mientras los palestinos fueron desplazados en el contexto de la guerra iniciada con la invasión árabe al naciente Estado de Israel, este nuevo país recibió e integró a los judíos expulsados del mundo árabe como ciudadanos con plenos derechos.En 1948, algunos líderes árabes pidieron a parte de la población palestina evacuar temporalmente mientras sus ejércitos intentaban “eliminar” a Israel. Muchos nunca pudieron regresar y quedaron en campamentos, siendo catalogados como refugiados. Con el tiempo, su número creció de unas 600.000 personas a más de cinco millones, al ser el único grupo del mundo cuyo estatus de refugiado es hereditario.En contraste, los judíos expulsados de países árabes fueron absorbidos por Israel y se integraron activamente en su sociedad, reconstruyendo su vida desde cero.Los nuevos inmigrantes se convirtieron en una parte esencial de la población israelí. Su llegada transformó la demografía y la cultura de Israel, enriqueciendo su sociedad con tradiciones, música y gastronomía de sus países de origen.Falta de reconocimientoEl éxodo provocó la desaparición casi total de comunidades judías que habían florecido durante siglos en ciudades emblemáticas de Medio Oriente y el Norte de África. Para muchos mizrajíes, la migración no fue solo un traslado físico, sino una ruptura cultural, emocional y personal.Pese a su magnitud, este éxodo ha sido poco reconocido y a menudo eclipsado por otras narrativas sobre los desplazamientos en la región, sobre todo al presentar a los palestinos como si fueran los únicos refugiados de 1948. Sin embargo, recordarlo es fundamental para valorar tanto el dolor como la fortaleza de quienes, obligados a partir, supieron reinventarse y preservar su identidad.Además, permite subrayar el papel del Estado de Israel, que acogió a la mayoría de los desplazados y reafirmó su función de hogar nacional del pueblo judío.Recordar este éxodo no es solo un acto de justicia histórica: es reconocer que el pueblo judío sobrevivió nuevamente a la expulsión y reconstruyó su vida en su hogar ancestral. Su memoria merece ser reconocida como parte integral de la historia del Medio Oriente, una historia que ha sido selectivamente olvidada.

Peter Diamond, Premio Nobel de Economía

Peter A. Diamond nació en los Estados Unidos en 1940, de ascendencia judía. Sus abuelos emigraron a los Estados Unidos a comienzos del siglo XX; por parte de la madre vinieron de Polonia y del padre de Rusia y de Rumania a vivir en Nueva York. Ambos padres de Peter nacieron en el año 1908, crecieron en Nueva York y nunca vivieron fuera de la zona metropolitana. Comenzó sus estudios en la escuela pública en el Bronx. Cuando la familia se muda a Long Island, asiste a las escuelas públicas suburbanas. Se graduó summa cum laude (con honores) en Matemáticas en la Universidad de Yale en 1960, y tres años más tarde se doctoró en Ciencias Económicas en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde se encuentra trabajando desde 1966, primero como profesor asociado; en 1970 Diamond fue promovido a profesor titular y luego se desempeñó como jefe del Departamento de Economía en 1985 hasta 1986 y fue nombrado profesor emérito del instituto en 1997. Diamond ha realizado casi íntegramente su carrera laboral en este conocido centro de estudios, salvo un pequeño período en la Universidad de Berkeley.Su obra teórica, centrada en el desempleo, los sistemas impositivos, la seguridad social, la reforma de las pensiones, el consumo privado y los ciclos económicos, están condensados en una extensa bibliografía que incluye una docena de libros y cerca de 140 publicaciones en revistas especializadas. Diamond ha dedicado gran parte de su carrera profesional al análisis de la política de Seguridad Social estadounidense, así como de sus análogos en otros países, como China. En numerosos artículos y libros, ha presentado análisis de los programas de bienestar social en general y de la administración de la seguridad social estadounidense en particular. Con frecuencia ha propuesto ajustes de políticas, como aumentos graduales pero pequeños en las contribuciones a la seguridad social utilizando tablas para ajustar los cambios en la esperanza de vida y un aumento en la proporción de los ingresos sujetos a impuestos.Una de sus contribuciones más notables es su investigación sobre la Teoría de búsqueda de empleo, que explica cómo los buscadores de empleo y los empleadores se encuentran entre sí a través de un proceso de búsqueda y emparejamiento, lo que conduce a un desempleo persistente incluso cuando hay vacantes disponibles. También ha analizado exhaustivamente las implicaciones del seguro de desempleo, las políticas del mercado laboral y los salarios de eficiencia. Su investigación proporciona información sobre cómo las políticas pueden afectar los niveles de empleo y la eficiencia económica.Miembro de la Academia Nacional de las Ciencias estadounidense, ha recibido importantes galardones durante su carrera, entre los que destacan el CES (2000), los premios Killian (2003 y 2004) y Samuelson (2003), el galardón Jean-Jacques Laffont (2005), y el reconocimiento Robert M. Ball (2009). En 2010, Peter Diamond recibió el Premio Nobel de Ciencias Económicas por su análisis de los mercados con fricciones de búsqueda, una contribución fundamental para comprender la economía laboral. Durante las décadas de 1980 y 1990 trabajó como consejero del Consejo Asesor sobre Seguridad Social de EEUU y Barack Obama, al acceder a la presidencia, propuso su nombre como candidato a la Junta de Gobierno de la Reserva Federal. Está casado con Kate Myrick y tiene dos hijos.

Entre Tel Aviv y Santiago: la voz latina de Gabriela Trebitsch

Vivir en Israel nunca fue una idea ajena para Gabriela Yael Trebitsch Tapia, Gaby para los amigos. Casada con Dan, israelí, y madre de dos hijas —Sol (11) y Amanda (9)—, Gabriela llegó a Tel Aviv en 2019 con una maleta cargada de proyectos, ilusión y la decisión firme de construir una vida en el país que siempre sintió propio. Ingeniera Civil Industrial, consultora digital y cantante de música latina, hoy encarna el espíritu de muchos olim: resiliencia, amor por Israel y una conexión profunda entre identidad y propósito.El salto hacia una nueva vida“Siempre estuvo presente la idea de hacer Aliá”, cuenta Gabriela. “Mi marido es israelí y sabíamos que en algún momento lo haríamos. Pensamos que sería más fácil la adaptación para nuestras hijas si lo hacíamos antes de que entraran al colegio”.El proceso, recuerda, no fue sencillo. “Uno está cómodo en su rutina, con el trabajo, amigos y la familia en Chile. Sentí que nunca iba a haber un momento perfecto; simplemente había que decidirse. Al llegar tuve mucho apoyo de la familia de mi marido y de mis propios parientes en Israel, lo que me hizo sentir en casa. Pero dejar a mi núcleo en Chile fue, sin duda, lo más difícil”.Música, identidad y pasiónGaby no solo cambió de país: también redirigió su carrera profesional y vital. Durante la pandemia de 2020, decidió dar un nuevo enfoque a su vida. “Siempre amé la música, pero la había dejado en segundo plano. En plena pandemia pensé: si no es ahora, ¿cuándo? Así que empecé a cantar profesionalmente, enfocándome en la música latina y mis raíces culturales”.Desde entonces ha realizado numerosos shows en Israel, desde tributos a Mercedes Sosa hasta presentaciones bailables en distintas ciudades y teatros del país. “Estoy lanzando mi primer álbum de música latina con canciones originales y versiones de temas israelíes muy conocidos. Por ejemplo, hice una versión salsa de una canción de Idan Raichel, y otra de Keren Peles y Avi Ochayon (compositores de la canción de Eurovisión). Es un honor que artistas de ese nivel hayan aprobado mis versiones”.Adaptarse con corazón y comunidadLa vida cotidiana en Tel Aviv le mostró a Gaby una nueva forma de entender la comunidad. “La vida de barrio acá es maravillosa. Mis hijas caminan solas al colegio, juegan con sus amigos cerca, y se genera un ambiente muy especial. En Chile, todo se concentra en el colegio o la sinagoga; en Israel, se vive en la calle. Las fiestas nacionales y religiosas se sienten en cada esquina”, cuenta con entusiasmo.Recuerda que uno de los factores que más facilitó su adaptación fue involucrarse desde el inicio con los padres del jardín infantil de sus hijas. “Acá la mayoría de los niños asisten a jardines y colegios públicos. Después de clases, todos se reúnen a jugar en la plaza, y eso permite conocer a otras familias. Así se va construyendo una red de apoyo que termina siendo fundamental”, explica.Con el tiempo, aprendió a comprender el estilo directo del israelí promedio. “Al principio pueden parecer un poco duros, pero en realidad son personas muy abiertas, alegres y sinceras. En Chile uno escribe ‘por favor, ¿podrías enviarme el informe?’. En Israel simplemente dicen: ‘necesito el informe para mañana’. Es una comunicación más frontal y asertiva, sin vueltas. Creo que ahí tenemos mucho que aprender de ellos”.Aunque llegó dominando el hebreo, Gabriela reconoce que aún le cuesta enfrentar la burocracia y los trámites. “Hay que tener paciencia y no dudar en pedir ayuda cuando es necesario”, comenta. Hoy también forma parte activa de la Comunidad Chilena en Israel, donde se desempeña como Directora de Cultura y Finanzas. “Nuestro objetivo es conectar y representar a los chilenos que hicieron Aliá”, concluye.Resiliencia en tiempos difícilesEl 7 de octubre de 2023 marcó un antes y un después para todos en Israel. “Fue una sensación de incertidumbre total. Dos años después seguimos en guerra, y sigue siendo duro. Hay secuestrados que no han vuelto, y a veces parece que nos hemos acostumbrado a las alarmas. Pero también sientes que, incluso en medio de la guerra, Israel es el lugar más seguro para vivir como judío”.Para Gabriela, la música también ha sido una forma de sanar. “Cantar, conectar con la gente, transmitir alegría, es mi manera de resistir y de agradecer la vida en este país”.Consejos y sentido de pertenenciaSu mensaje para quienes están pensando en hacer Aliá es claro: “Si lo estás considerando, no esperes el momento perfecto. No existe. Prepárate, estudia hebreo antes de venir, y busca redes de apoyo. Es un proceso que exige esfuerzo, pero vale la pena”.Al reflexionar sobre su identidad, Gabriela sonríe: “Pasé de ser una chilena judía a ser una olá de Chile en Israel. Chile, Israel y el judaísmo son tres partes inseparables de mí. Cada una me construye y me acompaña donde esté”.Ficha de la entrevistadaNombre completo: Gabriela Yael Trebitsch TapiaLugar de residencia: Tel Aviv, IsraelProfesión: Ingeniera Civil Industrial, consultora en Ecommerce y cantante de música latinaAño de aliá: 2019Familia: Casada con Dan, madre de Sol (11) y Amanda (9)Proyectos actuales: Lanzamiento de su primer álbum de música latina con versiones de temas israelíes e inéditosRol comunitario: Directora de Cultura y Finanzas en la Comunidad Chilena en IsraelMensaje clave: “No esperes el momento perfecto para hacer aliá. Atrévete y prepárate: el esfuerzo vale la pena”.

Alejandro Fosk: “La educación lo es todo; apoyar a los niños es nuestra misión”

FOBEJU es la fundación que, desde hace años, garantiza algo esencial para la comunidad judía: que ningún niño o joven quede fuera de la educación judía por razones económicas.Hoy la fundación acompaña a 110 familias y 190 niños y niñas del Instituto Hebreo, entregando becas que les permiten formarse, crecer y participar plenamente de la vida escolar y comunitaria. La necesidad es enorme: se requieren más de 900 millones de pesos al año para cubrir becas.La Fundación ha desarrollado múltiples formas de donar: aportes únicos, membresías “Amigos FOEJU”, compra de certificados solidarios y una tienda con productos judaicos. Además, permite donaciones de empresas en Chile y aportes desde Estados Unidos con beneficios tributarios. Conversamos con su presidente, Alejandro Fosk, quien nos contó qué lo mueve: “Es muy bonito dar… La tzedaká es algo para el alma. Pedir es hacerle un favor a quien está dando, porque se le entrega la posibilidad de mejorar como persona, más aún cuando se trata de que un niño tenga educación judía”.Fosk – quien se declara orgulloso del trabajo “24/7” del equipo que sostiene la operación diaria- recuerda un dato que lo marcó: “Hace dos años, de nueve alumnos con puntaje nacional, seis eran becados”. Para él, ese dato lo resume todo.“El impacto que tiene una beca sobre un niño, sobre una familia, la posibilidad de trascender y generar movilidad social, es tremendo. La educación lo es todo —afirma—. Por eso tenemos que apoyar al colegio y a los niños. Esa es nuestra misión”.—¿Qué motivó esta campaña?“Necesitamos 900 millones de pesos cada año solo para cubrir becas. Hacia final de año estábamos 150 millones lejos de la meta, por eso, desde el 9 de octubre al 9 de noviembre hicimos esta campaña para reunir lo que faltaba y asegurar la permanencia de esos 190 alumnos en el Instituto Hebreo".—¿A qué atribuyes el éxito de la recaudación?“Fue un buen modelo. Contamos con muchísimos voluntarios: uno por cada nivel del colegio, exalumnos, apoderados… Y el domingo 9 de noviembre hicimos una Llamatón, dedicándonos exclusivamente a llamar a posibles donantes para pedirles un aporte único, y a nuestros “Amigos  FOBEJU”, para que hicieran un esfuerzo adicional en el marco de la campaña.Estamos muy contentos: cumplimos la meta para financiar becas, y es la primera vez que lo logramos de esta forma”.—¿Cómo mantendrán el compromiso de los donantes ahora que la campaña terminó?“Esta campaña fue momentánea, pero el trabajo continúa como siempre, enfocándonos en buscar recursos de diferentes formas que nos permitan llegar a públicos diversos. Seguiremos con actividades como campeonatos deportivos, impulsando el “Legado” de los IV Medios, luego con el SOAP solidario y muchas otras. No se trata solo de llamar y pedir: buscamos cumplir la meta por distintas vías. Hay que reinventarse constantemente, porque es un desafío permanente y creciente.Las solicitudes de beca se han duplicado en tres años, porque la situación económica de muchas familias se ha deteriorado, por lo que hacemos grandes esfuerzos por cumplir y concientizar que esto es tarea de todos. En este sentido, es clave que las nuevas generaciones tomen la posta, porque antes teníamos una pirámide de grandes donantes; hoy es al revés: son los “Amigos  FOBEJU”, las donaciones pequeñas y medianas, las que sostienen la fundación”.La importancia de donar: un especial llamado a las empresasAlejandro explica que: “ FOBEJU busca amigos, y un amigo puede donar mil pesos o un millón; lo importante es comprometerse mensualmente para asegurar continuidad.A nivel de empresas, entregamos certificados de donación y ahora también contamos con mecanismos para donaciones desde el extranjero con beneficios tributarios. Es algo muy importante en lo que queremos enfocarnos el próximo año”, enfatiza.Todos podemos ser parte  FOBEJU no solo entrega becas: construye futuro, comunidad y continuidad. Cada aporte —grande o pequeño— cambia una vida, y cada vida cambiada, fortalece al pueblo judío. La misión sigue, y todos podemos ser parte. Recuerda que puedes hacer donaciones o hacerte amigo en el siguiente link. https://fobeju.donando.cl/TestimoniosComo parte del llamado, FOBEJU reunió a donantes y becados en distintos videos. Es así como Karina y Daniel se conocen.Mientras ella cuenta que aporta a FOḄEJU por la continuidad del judaísmo, Daniel se acerca y le dice: “Gracias, porque soy una de las personas a las que ayudaste; ojalá algún día pueda hacer la misma mitzvá que tú”, lo que sorprende y emociona a Karina.Del mismo modo se conocen Esteban y Gali; ella se acerca muy emocionada para conocerlo y agradecerle. Él se alegra y le dice: “Yo estuve en tu misma situación”.

Nombres que nos cuentan: Raíces, identidad y memoria judía

El nombre es mucho más que una designación: es herencia, pacto y memoria. En la tradición judía, lleva la fuerza de generaciones, el eco de los antepasados y la conexión con D-os. Sin embargo, la historia muestra que los nombres también han debido transformarse, adaptarse y, a veces, ocultarse. A lo largo de los siglos, millones de judíos —desde los conversos de la España medieval hasta las familias en la diáspora moderna— debieron negociar entre la identidad espiritual y las exigencias sociales o legales de su entorno.Hoy, en comunidades como la chilena, esa dualidad sigue viva: nombres que cambian de idioma, apellidos que conservan historias de exilio y decisiones que, más allá del sonido, hablan de pertenencia.El origen sagrado del nombreDesde las primeras generaciones bíblicas, el cambio de nombre tuvo un sentido espiritual. Abram pasó a ser Abraham, Sarai se transformó en Sara y Jacob se convirtió en Israel. En todos esos casos, el nuevo nombre representaba un pacto, una misión, una identidad renovada ante D-os. No era un simple gesto lingüístico: era una transformación del ser.Esa importancia trascendental se mantuvo en los siglos siguientes. Los nombres hebreos —Moshé, Rivka, Yaakov, Sarah— se acompañaban con “ben” o “bat”, marcando la filiación: Yaakov ben Yosef, Rivka bat Leah. Cada nombre era un puente entre lo individual y lo colectivo, entre la persona y su linaje.Sin embargo, con la diáspora y la dispersión del pueblo judío, los nombres comenzaron a convivir con otros idiomas y culturas. Surgió así la costumbre de tener un nombre hebreo y otro secular, adaptado al contexto local. En la comunidad se usaba el hebreo; afuera, el nombre que permitía integrarse. Esa dualidad se convirtió en una estrategia de supervivencia identitaria.La doble onomástica: entre la fe y la necesidadEl fenómeno de la “doble onomástica” —el uso simultáneo de un nombre judío y otro público o local— fue una herramienta de adaptación ante presiones políticas, religiosas y sociales. Ya en tiempos antiguos, Saulo se hacía llamar Pablo para moverse entre comunidades romanas. En la Europa medieval, Moshé podía figurar como Moses en los documentos latinos, o como Maurice en Francia. No era sólo una traducción: era, muchas veces, un acto de protección.En la península ibérica, durante los siglos de persecución, los judeoconversos se vieron obligados a adoptar nombres cristianos para sobrevivir. Esa doble identidad —un nombre para la comunidad, otro para el registro civil— era un delicado equilibrio entre memoria y adaptación. El cambio no significaba olvido, sino resistencia silenciosa.El mismo fenómeno se observó en el Imperio Otomano, donde los sefardíes adaptaron sus nombres según el idioma que usaran. Un hombre podía ser Yitzhak en hebreo, Ishak en turco e Isaac en ladino. Según estudios históricos, era común que una persona tuviera hasta cuatro nombres distintos, dependiendo de si hablaba con su rabino, un comerciante o un funcionario estatal. En todos los casos, el nombre hebreo quedaba reservado para el espacio íntimo, comunitario o espiritual.Apellidos impuestos: control estatal y pérdida de elecciónDurante siglos, los judíos no usaron apellidos fijos como los que hoy conocemos. Eso cambió a fines del siglo XVIII, cuando varios gobiernos europeos —entre ellos el del emperador José II en el Imperio Austriaco— decretaron que todos los judíos debían adoptar un apellido permanente. Fue un cambio forzado, parte de un proceso de control administrativo y fiscal.Algunos eligieron nombres poéticos o naturales —Rosenbaum (“árbol de rosa”), Goldstein (“piedra de oro”)—, mientras que otros recibieron apellidos impuestos, a veces ridículos o despectivos, asignados por burócratas que no comprendían la dimensión identitaria del acto. La onomástica se convirtió así en un instrumento de registro y también de subordinación.Identidad, leyes y discriminaciónEn la España cristiana, el cambio de nombre fue una condición necesaria —aunque nunca suficiente— para acceder a derechos legales o sociales. Los estatutos de “limpieza de sangre” excluían a los conversos y sus descendientes de cargos públicos, universidades y órdenes religiosas, incluso si llevaban nombres plenamente cristianos. El nuevo nombre abría puertas, pero no borraba la sospecha.Los problemas iban más allá de lo simbólico. En testamentos y documentos legales, los nombres múltiples o cambiantes causaban confusión. Había disputas hereditarias, propiedades sin sucesión reconocida, e incluso familias perseguidas por usar nombres “ambiguos”. La Inquisición vigilaba de cerca a quienes, pese a su nombre cristiano, mostraban signos de judaizar. Cambiar de nombre era, en muchos casos, cuestión de vida o muerte.Esa tensión entre la identidad íntima y la identidad pública acompañó a generaciones. Muchos conversos conservaron nombres hebreos en secreto, transmitidos de padres a hijos, mientras en la esfera oficial usaban otros. La historia del pueblo judío está llena de esa dualidad: sobrevivir sin renunciar del todo.Migraciones y nuevas adaptacionesCon las grandes migraciones judías hacia América —desde fines del siglo XIX—, los nombres viajaron, se transformaron y, en algunos casos, se simplificaron. En puertos de entrada como Ellis Island en Estados Unidos, muchos judíos optaron voluntariamente por adaptar sus nombres: Shlomo se volvió Sam, Yitzhak se transformó en Isaac, Katznelson se acortó a Katz.Contrario al mito popular, las investigaciones de la Biblioteca Pública de Nueva York demuestran que los funcionarios no “cambiaban” apellidos al azar. Fueron los propios inmigrantes quienes decidieron adaptarse para integrarse mejor, buscando una pronunciación más simple o una grafía más cercana al idioma local.Esos cambios, sin embargo, no significaron pérdida de identidad. En los nuevos países, los nombres judíos siguieron siendo una marca de pertenencia y un puente con la tradición.Hebraización: volver al origenCon la creación del Estado de Israel en 1948, muchos judíos decidieron hebraizar sus nombres como acto de orgullo nacional. Fue una inversión simbólica de siglos de ocultamiento. David Grün se convirtió en David Ben-Gurión; Golda Mabovitch en Golda Meir; Yitzhak Rabinovich en Yitzhak Rabin. Renombrarse ya no era una imposición externa, sino una elección voluntaria: un retorno al idioma del Tanaj y a la raíz ancestral.Esa tendencia continúa hasta hoy, especialmente entre quienes hacen aliá. Adoptar un nombre hebreo no implica renegar del pasado, sino reconectarse con la historia colectiva del pueblo judío.Nombres como memoria y resistenciaCambiar o mantener un nombre nunca ha sido una decisión trivial en la historia judía. A veces fue una cuestión legal; otras, un acto espiritual; muchas, una estrategia de supervivencia. Pero siempre, en el fondo, un recordatorio de pertenencia.Cuando en Chile escuchamos apellidos como Perelmuter, Toiber, Mizrahi o Benarroch, escuchamos más que fonemas extranjeros: escuchamos ecos de exilio, de fe, de adaptación y de continuidad. Cada nombre guarda una historia de desplazamiento y arraigo, de persecución y esperanza.Los nombres —como los pueblos— evolucionan. Algunos cambian de idioma, otros de sonido; algunos se esconden, otros se proclaman con orgullo. Pero todos cuentan lo mismo: la capacidad infinita del pueblo judío para sostener su identidad, aun cuando el mundo le exigió transformarla.Porque cada nombre, en hebreo o en español, en la calle o en la sinagoga, dice quiénes somos, de dónde venimos y, sobre todo, hacia dónde queremos seguir caminando.----Apellido Origen / SignificadoCohen: “Sacerdote” (linaje levítico bíblico)Levy: Tribu de Leví, también sacerdotalGoldberg: Alemán, “montaña de oro” (posible descripción geográfica o prestigio)Mizrahi: “Oriental” o “del este”, usado para judíos de Medio Oriente / norte de ÁfricaAl-Fassi: Alude a Fez (ciudad en Marruecos), típico en comunidades Magrebíes----¡Historias, secretos y curiosidades que esconden siglos de identidad!1. “Ben” y “Bat” siguen vivosAún hoy, en ceremonias religiosas, se mantiene la fórmula ancestral: David ben Yosef o Lea bat Miriam. Es un eco directo de cómo se nombraban los antepasados hace más de 2.000 años.2. Apellidos que nacieron por decretoMuchos “apellidos típicamente judíos” —como Rosenberg, Goldstein o Katz— no son bíblicos. Fueron impuestos en el siglo XVIII por los gobiernos del Imperio Austriaco y Ruso para registrar y controlar a las comunidades.3. Un mismo nombre, muchos idiomasUn mismo judío podía tener varios nombres según el idioma del lugar:Moshe → Moses → MauriceYitzhak → Ishak → IsaacRivka → Rebecca → Rebeca¡Una identidad políglota antes de que existiera el pasaporte!4. En América, el cambio fue elecciónEl mito dice que los funcionarios de Ellis Island “anglicanizaban” los nombres, pero no es cierto: la mayoría eligió voluntariamente adaptarlos al llegar, buscando oportunidades o evitar discriminación.5. Hebraizar: un acto de orgulloCon el nacimiento del Estado de Israel, muchos adoptaron nombres hebreos para reconectar con sus raíces:David Grün → David Ben-GuriónGolda Mabovitch → Golda MeirYitzhak Rabinovich → Yitzhak Rabin¡No fue moda, fue identidad nacional!6. Doble nombre, doble vidaDurante siglos, los judíos mantuvieron un nombre “externo” y uno “interno”. En los registros podía decir Juan Pérez, pero en casa seguía siendo Yojanán ben Itzjak. Una forma silenciosa de resistencia cultural. 7. El nombre como herencia espiritualEn la tradición ashkenazí se acostumbra poner el nombre de un familiar fallecido; en la sefardí, de uno vivo. Ambas formas honran la continuidad familiar, una manera simbólica de decir: “tu historia sigue conmigo”.8. En Chile, una identidad pluralEn la comunidad judía chilena actual es común usar un nombre hebreo dentro de la sinagoga y otro español o inglés en la vida civil. Esa dualidad mantiene viva la tradición, adaptada al contexto moderno.9. Nombres con historia, no modasLo que hoy suena “típicamente judío” en realidad es fruto de siglos de exilio, adaptación y resistencia. Cada nombre cuenta una travesía, un hogar perdido y otro reconstruido.----Recuadro destacado:“Los nombres no eran solo algo que llevamos: son ventanas al exilio, a la adaptación, a la forma en que fuimos vistos por otros… y cómo nos vimos nosotros.” — reflexión de @UnpackedMedia

Walter Kohn, Premio Nobel de Química

Kohn publicó más de 200 artículos de investigación.Walter Kohn nació en Viena en 1923. En el otoño de 1939, Kohn dejó Viena en uno de los últimos transportes de niños a Inglaterra, donde fue internado como “extranjero enemigo”. El año siguiente fue enviado a Canadá, donde posteriormente se unió al ejército canadiense como soldado de infantería. Sus padres, Salomon y Gittel Kohn, murieron en Auschwitz. En Montreal, Kohn comenzó a desarrollar su interés por las ciencias exactas. Estudió matemáticas y física en la Universidad de Toronto, donde se licenció en 1945. Continuó su formación académica en la misma universidad, donde obtuvo un máster en matemática aplicada en 1946. En 1947, Kohn se trasladó a la Universidad de Harvard para completar su doctorado en física. A lo largo de su vida profesional, Kohn desempeñó funciones en algunas de las universidades más prestigiosas del mundo, incluida la Universidad de Harvard y la Universidad de California en San Diego, en la que fue secretario del departamento de física entre 1961 y 1963. Su carrera académica culminó en la Universidad de California en Santa Bárbara, donde fundó y dirigió el Instituto de Física Teórica. Su trabajo más importante fue su teoría de la densidad funcional que revolucionó la forma como los científicos comprenden las estructuras y calculan las propiedades de las moléculas. Kohn propuso que, en lugar de hacer cálculos extremadamente complejos de los movimientos de cada electrón, bastaba con conocer la distribución de electrones en un espacio dado, lo que permite realizar cálculos mucho más eficientes y precisos para estudiar las estructuras de las moléculas y sus interacciones. Las aplicaciones de esta teoría son vastas, y se ha utilizado con éxito en áreas como la química computacional, la fisicoquímica y el estudio de mecanismos enzimáticos y catalíticos. Kohn también realizó importantes contribuciones en otras ramas de la física. Fue pionero en el estudio de la física de semiconductores, superconductividad y catálisis, áreas que son fundamentales para la tecnología moderna. Kohn publicó más de 200 artículos de investigación en revistas científicas de prestigio, consolidándose como una de las figuras más influyentes en la física moderna. A lo largo de su carrera, recibió numerosos premios y distinciones que validaron su contribución al avance de la ciencia. Fue galardonado con el Premio Nobel de Química en 1998 por su contribución pionera de las propiedades moleculares y los procesos químicos. Fue miembro de las Academias Nacional de Ciencias de Estados Unidos, de Arte y Ciencias Americana, de Ciencias de Rusia, de Ciencias de Baviera, Internacional de Ciencia Cuántica Molecular, de la Sociedad Filosófica Estadounidense, y de la Royal Society de Londres. Kohn estuvo profundamente involucrado en la vida judía. En la Universidad de California jugó un papel decisivo en la fundación del Departamento de Estudios Judíos; también se desempeñó en el consejo asesor Hillel y participó regularmente en sesiones de estudio de Torá. Mantuvo estrechos lazos con colegas israelíes y fue profesor visitante de la Universidad Hebrea, el Instituto Weizmann y la Universidad de Tel Aviv. Fue un opositor de la investigación de armas nucleares. Estuvo profundamente interesado en la música clásica, la historia y la literatura, y en patinar bien entrado en los setenta años. Falleció el 19 de abril de 2016 en California a los 93 años. A Kohn le sobrevive su esposa Mara, siete hijos de dos matrimonios y tres nietos.

Homenaje a Sima Nisis de Rezepka en el marco del Centenario de WIZO

El pasado lunes 3 de noviembre, en una ceremonia cargada de emoción y recuerdos, fue develada una placa en memoria de Sima Nisis de Rezepka Z.L., destacada directora y fundadora del departamento de Cultura de WIZO Chile hace 47 años, en compañía de su familia: su esposo Salo Rezepka, sus hijas Dalia y Lili , su hermana Raquel Nisis de Hasson y su sobrina Yael Hasson.Sima fue una mujer profundamente comprometida con la labor social y comunitaria de WIZO, tanto en Chile como en Israel. Su dedicación, energía y amor por el trabajo voluntario dejaron una huella imborrable en todas las personas que compartieron con ella.A lo largo de su vida, combinó su trayectoria académica con un incansable espíritu de servicio, siendo ejemplo de liderazgo femenino, solidaridad y entrega hacia las causas que promovían el bienestar de mujeres, niños y familias en situación vulnerable.En la tarde del mismo día, durante la ceremonia de inauguración de la Semana del Centenario de WIZO, se entregó además, de manera póstuma, el Reconocimiento Rebecca Sieff a la memoria de Sima. Este galardón, que lleva el nombre de la fundadora de WIZO, representa uno de los más altos honores dentro de la organización, otorgado a mujeres que han demostrado una trayectoria ejemplar de compromiso, liderazgo y servicio comunitario.Recibir el Reconocimiento Rebecca Sieff es un testimonio del impacto que Sima tuvo en la vida institucional de WIZO y en la comunidad en general. Su legado sigue inspirando a nuevas generaciones de javerot a continuar su camino con el mismo compromiso y pasión que ella demostró en cada uno de sus proyectos.La jornada no solo fue un tributo a su memoria, sino también una reafirmación de los valores que Sima encarnó: solidaridad, educación, justicia social y amor por Israel. Su recuerdo seguirá siendo un faro que ilumina el quehacer de WIZO y de todas las mujeres que creen en la fuerza transformadora del trabajo conjunto.

Mamdani y los judíos estadounidenses

La comunidad tiene la necesidad de repensar cómo está enfrentando una situación que quizás no mejore tras el antisemitismo desatado estos últimos años en las calles de NY.Notable la victoria electoral de Zohran Mamdani, aunque no sorpresiva, ya que era previsible desde su triunfo en las primarias. Una mayoría absoluta lo convirtió en alcalde, y la derrota es conjunta de republicanos, el centro político y de los demócratas más moderados. Y a pesar de que no figuraba en la papeleta, hasta Trump fue derrotado, ya que terminó asumiendo un innecesario protagonismo plebiscitario.La lista de perdedores también incluye a una comunidad históricamente ligada a los demócratas como lo es la comunidad judía, y dado el rechazo de Mamdani a todo lo que Israel representa, esta columna se referirá a los judíos estadounidenses.En EEUU la comunidad judía es la más numerosa fuera de Israel, y hasta la guerra iniciada por Hamas el 7 de octubre de 2023 y el estallido de judeofobia a través del mundo, cuando se hablaba de la comunidad estadounidense usualmente se hacía referencia a su poder e importancia, exactamente lo que hoy parece cuestionado, toda vez que después de las multitudinarias manifestaciones en contra de Israel, somos quizás testigos de un cambio de época en relación al tradicional apoyo bipartidista que acostumbraba a existir.La población judía representa hoy alrededor del 2,4% del total en EEUU, aunque según estadísticas del FBI concentra en los últimos años el mayor nivel de ataques por razones de odio contra cualquier religión o minoría. “Los judíos no se distribuyen solo religiosamente, sino que están concentrados en ciudades grandes, con Nueva York disputándole a Tel Aviv y Jerusalén el cetro de la urbe judía más poblada”, por lo que a su interior, se reproducen las distintas divisiones del pueblo judío entre laicos y religiosos, así como en cada uno de estos grupos están representadas las distintas ramas no solo religiosas entre corrientes reformista, conservadora y ortodoxa, sino que también entre laicos, ateos y solo agnósticos, como también en uno y otro, distintas posiciones políticas e ideológicas. A ello se agregan las tradicionales divisiones entre asquenazíes (mayoritaria en NY), como también sefardíes y mizrajim.La Página Judía publica el 13 de mayo de 2024 una encuesta realizada por la Federación UJA de Nueva York, según la cual 1,4 millones de judíos residirían en la ciudad de Nueva York y sus alrededores, lo que incluye los cinco distritos neoyorquinos (Manhattan, Brooklyn, Queens, el Bronx y Staten Island), así como el condado de Westchester y Long Island, información que cifra en 37% la tasa de matrimonios mixtos y en 13 000 los sobrevivientes del Holocausto, residiendo la mayoría en Brooklyn.Es una comunidad de gran diversidad, con diferentes orígenes nacionales (incluyendo israelíes) entre quienes no han nacido en EEUU, diversidad que impide ponerlos a todos en un mismo saco, y que desmiente la afirmación antisemita de que los judíos actúan en grupo y en forma muy similar unos y otros. Más aún, una de las sorpresas para analistas, comentaristas y medios de comunicación, fue encontrarse con algo que ha dado mucho de qué hablar como lo fue la cantidad de judíos que aparecieron votando por Mamdani, lo que tiene una explicación.La cobertura del comportamiento de los judíos a veces se distorsiona por culpa de los propios judíos, ya que, al no ser una religión proselitista, el debate público está influenciado por visiones no siempre certeras, a veces hechas por admiradores y personas de buena voluntad hacia los judíos, como es el caso de la Historia de los Judíos de Paul Johnson, que, por ejemplo, le dedica poca cantidad de páginas a un hecho tan importante en la historia judía como lo fue la expulsión de España.Además, la cobertura de esta última guerra y las manifestaciones antisemitas posteriores a través de Occidente han sufrido no solo del problema de cuánta información distorsionadora proviene de Hamas, como también que, en la actual prensa internacional, viejos mensajes de odio sobre Israel y los judíos han sido maquillados en nuevo formato.Dicho lo anterior, no deja de llamar la atención el comportamiento electoral judío en Nueva York, aunque no del todo sorpresivo, por mucho que se sitúe el apoyo al ganador en alrededor de un tercio de los judíos que acudieron a votar. Es legítimo dejar planteado el tema, ya que los que apoyaron a Mamdani actuaron en forma parecida a esos latinoamericanos que también lo respaldaron, ya que quienes desde allí vinieron conocen con exactitud del repetido fracaso al que conducen esas atractivas ofertas de gratuidad generalizada.De hecho, la historia de Israel refleja episodios semejantes en cuanto a comportamiento electoral, en el caso de aquellos judíos religiosos y antisionistas que consideran un error histórico la creación del Israel moderno ya que esperan al Mesías, y la propia aparición del Estado no solo acarrea negociaciones entre las distintas corrientes sionistas que en 1948, poco después de la Declaración de Independencia, pudieron haberse enfrentado hasta por las armas en el caso del barco Altalena, como también hubo una negociación entre Ben Gurión y los religiosos. Más aún, existe un componente instrumental que lleva aún hoy a partidos religiosos a apoyar gobiernos de derecha como el actual de Netanyahu por las prebendas que se entregan a cambio de esos votos en el parlamento o en el caso de aquellos gobiernos de izquierda que han hecho tradicionalmente concesiones a los kibutzim.Hay, por lo tanto, un tema de clientelismo que también se ha visto tradicionalmente en el voto judío en NY, sobre todo en comunidades de alta concentración y en que la sugerencia de los líderes tiene gran influencia en cómo se vota, tal como ocurre con ciertas comunidades ortodoxas y que ha favorecido repetidamente a los demócratas. En Israel se agrega el importante número de legisladores de la Lista Árabe Unida, quienes participan en muchas negociaciones y votaciones.Es decir, en su comportamiento electoral tanto Israel como NY son lugares de especial diversidad, lo que se notó en esta elección, donde el voto judío a Mamdani en forma resumida provino de juventud judía como también de grupos religiosos antisionistas, que en algunos casos extremos han tenido en Israel contactos con los ayatolás iraníes, con el antiguo Ministerio de Asuntos Judíos de la OLP de Arafat y han participado en las conferencias mundiales organizadas por la ONU y que han buscado deslegitimar a Israel como ocurrió con Ginebra en 1978, Durban en 2001 y la conmemoración de su 20 aniversario en 2021, como también en la votación de los 70, donde la Asamblea General hizo equivalencia de Sionismo y Racismo, en forma tan injusta que se vieron obligados a cambiar de opinión posteriormente.¿Me gusta lo que pasó en esta elección de Nueva York? No, no me gusta, como tampoco me agradó el antisemitismo desatado estos últimos años en las calles de NY o en las universidades de la Ivy League, entre ellas, algunas de las más prestigiosas del mundo. Para mi persona, la comunidad judía de EEUU era el estándar mundial para los judíos fuera de Israel. Siempre lo destacaba, pero ya no más. “Creo que lo que ocurrió estos últimos años fue tan inesperado, que me dio la impresión de que hubo un shock de tal entidad, que fue difícil asimilarlo en toda su magnitud, y todo indica que no estaba preparada ni ella ni sus líderes para tan gigantesca manifestación de odio, como tampoco lo estaba yo”.Pero ya ha pasado suficiente tiempo, y creo que la autocrítica es necesaria, toda vez que tanto en la elección como en el antisemitismo desatado en calles y universidades, me hubiese gustado ver más presencia, más adaptación a una nueva realidad donde todo puede empeorar en vez de mejorar, por lo que es necesaria una constante revisión de si las tácticas que fueron tan adecuadas en el pasado lo siguen siendo en esta nueva realidad.Me preocupa que esté ocurriendo en EEUU, ya que si ocurre aquí y la comunidad no reacciona con la fuerza que podría hacerlo en un país cuya estructura jurídica y legal se lo permite, ¿dónde entonces fuera de Israel podrían hacerlo los judíos con éxito?, además que hoy tendría apoyo abierto del actual gobierno de Donald Trump. Una razón adicional por la que se debiera actuar con la mayor determinación posible es que en la historia judía hay dos tragedias muy grandes, precisamente cuando se sentían contentos, valorados e integrados, no solo en Alemania con el Holocausto nazi, sino también en la España de 1492, con la expulsión ordenada vía Edicto por los reyes católicos, hasta el día de hoy recordada con emoción y amor por los judíos sefardíes.La verdad es que me hubiese gustado que la comunidad hubiese hecho más de lo que hizo para enfrentar el vendaval antisemita de los últimos años, elementos que trato en detalle en un libro de reciente aparición (“En Defensa de Israel”, 461 pp., Amazon libros) como también me hubiese gustado ver que se formara un amplio frente que atrajera a los más diferentes sectores que estén disponibles para enfrentar la judeofobia, al igual que para abordar los cambios que están experimentando, tanto EEUU como el partido Demócrata en relación a los judíos e Israel, donde el resultado electoral que motiva esta columna va a tener amplia influencia en quienes piensan igual al alcalde electo, toda vez que se inaugura un periodo de primarias para definir candidatos a gobernadores, representantes, senadores para las elecciones de medio término que tendrán lugar en 2026.Del mismo modo, es imprescindible revisar los procesos internos que están teniendo lugar al interior de la comunidad. Al respecto, me hubiese gustado que a nivel local y al más alto nivel nacional, en primerísimo lugar, se abordaran procesos como el preocupante giro crítico de Israel que está teniendo lugar entre los jóvenes de la comunidad, en cierto modo, réplica de lo que está ocurriendo con otros jóvenes estadounidenses. En sentido parecido, también me gustaría que se atacara el tema que se hizo público para todos del “fuego amigo” de quienes por razones político-ideológicas o solo religiosas acudieron a esas manifestaciones anti-Israel, permitiéndole a quienes odian decir que no era cierto que estaban contra los judíos, ya que solo eran contrarios al “sionismo”, lo cual era y es mentira.Creo que la comunidad, además de estudiar el cambio de tácticas y estrategias que no están dando resultado en esta nueva y deteriorada realidad, debiera abordar el problema de quienes tal como ocurrió en la reciente elección de NY, dicen representar a los judíos hablando contra Israel, algunas o muchas veces sin vida comunitaria, y solo apareciendo como tales por una especial vestimenta identificatoria o algún distante apellido, para hacer ver que esas personas solo se representan a sí mismas, como también trabajar muy activamente en un frente muy amplio de defensa del derecho a ser diferente, sobre todo, si la tradición por la cual se lucha, tiene una continuidad de miles de años que nadie más puede exhibir.Me gustarían dos cosas, dos ejemplos a ser seguidos. El primero es el del Reino Unido, donde el partido Laborista ya pasó por la experiencia que su similar, el partido Demócrata está iniciando en EEUU. Me parece destacable lo que hizo la comunidad judía en el otro lado del Atlántico, donde hubo una resistencia al hecho que el partido Laborista fuera tomado por un liderazgo antisemita encabezado por un experimentado político como Jeremy Corbyn. Fue una reacción exitosa a distintos niveles, denunciando la situación a los organismos del Estado que vigilaban comportamientos contrarios a la ley, acción en los medios de comunicación que hicieron inelegibles a los laboristas mientras perduró el antisemitismo, accionar de gran visibilidad de los miembros judíos del parlamento, cuyo resultado final fue la sanción judicial y administrativa al laborismo y el reemplazo de Corbyn, lo que permitió el triunfo laborista en la última elección general, el año pasado.Nada semejante se aprecia en EEUU ni por parte de la comunidad judía a nivel nacional como tampoco de aquellos miembros judíos del partido Demócrata que aparecen como arrinconados, por la acción de quienes conforman el squad dentro de ese partido, grupo que crece al igual que el éxito del discurso de quienes piensan igual a Mamdani.El segundo ejemplo es para mí el de la comunidad afroamericana, ya que han sido los únicos a los que les he escuchado una gran verdad, que a pesar del racismo que han sufrido, hoy a ellos no les habría pasado lo que les ocurrió a los judíos en las universidades y en las calles de Nueva York. Pienso que la comunidad judía hoy debiera imitarlos, sobre todo, en el automatismo y la unidad con la que se reacciona con consecuencias inmediatas para quienes tienen actitudes racistas que violan la ley. Por lo demás, sería una vuelta de mano a lo que Martin Luther King decía en los 60, que en su lucha aspiraba a lograr el mismo estatus que habían alcanzado los judíos, a quienes siempre dio las gracias por su apoyo a la lucha por los derechos civiles, además de tener palabras amables para Israel y el sionismo.Todo esto es necesario, ya que la comunidad judía ha sufrido un retroceso medible en pérdida de disuasión, toda vez que lo que ha pasado los últimos años ha derribado muchos mitos sobre el “poder” judío en universidades, empresas, medios de comunicación, Hollywood, etc., ya que este sinceramiento no es necesariamente bueno, toda vez que esa situación perjudica lo que con anterioridad existía, cuando aquellos que odiaban a los judíos, se autolimitaban por esa visión del poder judío, que hoy se ha demostrado, si no equivocada, al menos mucho menor de lo que se suponía.Hay una serpiente que ha abandonado el nido, se despliega por todas partes, y necesita una actitud diferente frente a lo que seguirá pasando, toda vez que se ha normalizado el ataque a judíos en las calles y en el sistema educativo, además de los medios de comunicación. Al respecto, los judíos pueden estar cumpliendo su antiguo rol de canario en la mina, ya que lo que a ellos les pasa puede anticipar situaciones similares para la sociedad entera y el país en su conjunto.Después de la victoria de Mamdani, lo que ocurra entre los Demócratas es importantísimo, ya que de ello depende si estas manifestaciones de antisemitismo giran hacia la marginalidad o siguen alimentando la corriente principal, toda vez que también influyen otros procesos, tales como que hemos presenciado una manifestación de arrogancia fatal, cuando tantos votantes piensan que algo que ha fracasado reiteradamente en otras partes, como la idea de almacenes de propiedad estatal o municipal va a tener éxito solo porque ahora lo intentarían habitantes de Nueva York, otra evidencia de la latinoamericanización de la política que ha tenido lugar en este país. Quizás lo vivido en NY es otro ejemplo de una característica de nuestra época, la ilusión del conocimiento, donde influyen la internet y las redes sociales, desde el momento que se ha instalado la ilusión de creer que para tomar buenas decisiones simplemente bastaría con haber leído 10 líneas en el celular, idea contra la que ya alertó Umberto Eco a fines del siglo pasado.A la votación para alcalde de NY se le aplica la doble regla de la democracia, en el sentido que si las votaciones son limpias y legítimas como lo fue la del 5 de noviembre, el resultado siempre se respeta, guste o no. Sin embargo, del mismo modo, los votantes deben siempre hacerse responsables de sus decisiones.Es en este contexto que la comunidad judía tiene la necesidad de repensar cómo está enfrentando una situación que quizás no mejore. No tengo la respuesta, más allá de que se necesita una adecuación, una revisión de cuán bien o mal se sigue funcionando en el nuevo contexto que se vive, en el sentido que existe toda una estructura de instituciones que relacionan a la comunidad con la sociedad que la rodea en EEUU, que sin duda prestó inmensos servicios que se transformaron en ejemplo para otros países, pero la realidad que le servía de sustento ha sido cambiada hasta hacerse irreconocible.Estoy convencido de que en relación con la judeofobia la situación es tan mala que puede empeorar, por lo que se deben acabar todos los complejos, para así aprovechar lo mejor que ofrece EEUU, un sistema judicial de derechos, reflejados en la constitución y las leyes.No es solo un problema de recursos, lo es también de voluntad para revisar lo que se está haciendo, para así tener la seguridad de que se pueden buscar respaldos y apoyos, con más ruido y mayor presión pública. En otras palabras, la situación es lo suficientemente dramática para concluir que solos no se puede, ya que se puede estar ingresando a la etapa de la rana hervida, aquel cuento donde la moraleja es que, si la rana es hervida en agua caliente, reacciona y salta fuera de la olla, pero si se comienza a hervir en agua helada, se adormece y así, casi sin darse cuenta termina siendo cocinada.Lo que a mí me indica que podríamos estar ingresando a esta etapa, es cuando el mismo Mamdani que hizo un discurso de aceptación tan desafiante que me hizo recordar a Chávez jurando en Caracas sobre “una Constitución moribunda”, poco después invitaba a algo tan poco creíble como “acabar con la lacra del antisemitismo”, el mismo que lo normalizó a un nivel desconocido para ser alcalde de la principal ciudad del mundo, que tanto contribuyó a la creación del capitalismo moderno junto a la revolución industrial inglesa. En su campaña, se dedicó a resaltar solo los defectos y abusos de EEUU, no sus aportes y grandezas, al mismo tiempo de tener un profundo rechazo a la idea misma de Occidente y en la práctica, homenajear al subdesarrollo.*Reproducción autorizada por el autor. Publicada en Infobae (09-11-2025)comunidad tiene la necesidad de repensar cómo está enfrentando una situación que quizás no mejore tras el antisemitismo desatado estos últimos años en las calles de NY

Zohran Mamdani: ¿punto de inflexión para la vida judía en Estados Unidos?

No se trata de sus creencias religiosas, sino de posiciones que dan cuenta de un sesgo que podría afectar la vida de la ciudad con más judíos en el mundo fuera de Israel. Sus cambios de opinión sobre los judíos, el Holocausto e Israel a la hora de presentarse como alcalde han sido un elemento para desconfiar.No se trata de su religión, ni de su origen. Se trata de su posición. La elección de Zohran Mamdani como nuevo alcalde de Nueva York podría marcar un punto de inflexión simbólico para la vida judía en Estados Unidos.El exmiembro de la Asamblea del Estado de Nueva York desde 2021 por el barrio de Astoria en Queens, nació en Uganda. Creció en Sudáfrica post-apartheid, donde dice que “aprendió a ver el conflicto israelí-palestino como una lucha anticolonial”.Dice que su defensa de Palestina es “central a su identidad” y que EE.UU. ha puesto en peligro la vida de palestinos por décadas.Aunque ha conmemorado el Holocausto en redes sociales, rehusó adherirse a una resolución oficial en memoria del genocidio judío. Más tarde lo justificó como un “problema de tiempo”.A su historial se suma considerar que Israel tiene derecho a existir, pero no necesariamente como un Estado judío porque “ningún Estado debe tener una jerarquía de ciudadanía basada en religión”.En 2017, bajo su alias musical Mr. Cardamom, lanzó la canción “Salam”, donde elogia a los “Holy Land Five”, líderes de una ONG islámica condenados por financiar a Hamás.En 2023 dijo: “Cuando la bota de la policía de Nueva York está sobre tu cuello, fue atada por las FDI”, es decir, para Mamdani, Israel es responsable de la brutalidad policial en Estados Unidos.Tras el 7 de octubre de 2023, su primera reacción fue lamentar “los cientos de personas asesinadas en Israel y Palestina en las últimas 36 horas”. Con el tiempo calificó las acciones israelíes en Gaza como “genocidio”, y anunció que arrestaría a Netanyahu si visitara Nueva York.Su postura sobre el lema “Globalizar la Intifada” también generó polémica. Mamdani lo interpretó como un llamado a la igualdad de derechos e incluso lo comparó con la resistencia judía del Gueto de Varsovia, según la traducción al árabe que figura en el Museo del Holocausto. El museo respondió con dureza. Más tarde reconoció que la frase generaba miedo en la comunidad judía, al evocar los atentados suicidas de las intifadas. La ADL (Anti-Defamation League) lo criticó duramente por no condenar un llamado explícito a la violencia.Se ha asociado de forma constante y orgullosa con el movimiento pro-palestino en eventos de gran repercusión en toda la ciudad de Nueva York. Poco después de ganar las primarias a la alcaldía, subió al escenario con Mahmoud Khalil, uno de los líderes del grupo estudiantil Columbia University Apartheid Divest, que organizó acampadas y protestas en el campus para exigir un alto el fuego en Gaza y que la universidad retire inversiones vinculadas con Israel. Apoya abiertamente el BDS, incluso a nivel académico: ya en 2014, como estudiante en Bowdoin College, había apoyado el boicot académico a instituciones israelíes, a las que consideraba “cómplices de los crímenes del gobierno”. En 2020 propuso revisar el campus Cornell-Technion.Aunque en campaña reconoció que una “crisis de antisemitismo” en Nueva York y prometió nombrar un asesor especial para combatirlo, existe desconfianza.Por eso, no se trata de sus creencias, religión u origen, sino de una historia marcada por una clara definición antisionista, lo que podría impactar directamente la convivencia en la ciudad con la mayor población judía del mundo después de Israel. Esto porque los hechos del 7 de octubre confirmaron lo que se venía sosteniendo por años: el antisionismo es antisemitismo: los ataque contra judíos, con resultado de muertes, las vandalizaciones de lugares santos, la cancelación y las marchas que se multiplicaron por el mundo, mostraron que el Estado de Israel no es el único objetivo.Las encuestas preliminares a pie de urna de CNN revelaron que aproximadamente un tercio de los votantes judíos votó por Mamdani, lo que, según Lila Corwin Berman, profesora de historia judía en la Universidad de Nueva York, demuestra la diversidad política del judaísmo estadounidense.Pero para muchos, esos votantes malinterpretaron la situación al priorizar las cuestiones de servicio local sin considerar que la retórica de “globalizar la Intifada” podría normalizarse en la ciudad que nunca duerme.Aunque el senador Chuck Schumer, demócrata de Nueva York y una de las figuras judías más influyentes del país, no lo respaldó durante la campaña, luego lo llamó para felicitarlo y sostuvo una conversación que, para algunos, dejó entrever aceptación y cautela.Con el antisemitismo en aumento y el historial de activismo de Mamdani, muchos se preguntan si el nuevo alcalde podrá mantener su militancia separada del gobierno de una ciudad que siempre ha sido símbolo de pluralismo y refugio para los judíos del mundo.

Exitoso conversatorio sobre los desafíos y alianzas en Medio Oriente

El 11 de noviembre se realizó el conversatorio “La nueva realidad en Medio Oriente”, organizado por La Palabra Israelita y realizado en la sinagoga del Círculo Israelita, en el que tres expertos analizaron los cambios geopolíticos, estratégicos, políticos y comunicacionales que enfrenta el mundo.El panel estuvo compuesto por tres panelistas de lujo: Peleg Lewi, embajador de Israel en Chile, John Griffiths-Spielman, exgeneral de Ejército, licenciado en Ciencias Militares, máster en Seguridad Internacional (Universidad de Georgetown) y doctor en Estudios Americanos (USACH), y Robert Funk, doctor y magíster en Ciencia Política (London School of Economics,) y profesor asociado en la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile. La conversación fue conducida por el rabino Ari Sigal.Sergio Navón, director de la Palabra Israelita, destacó el rol de los medios de comunicación como vehículos de conocimiento, y explicó que esa convicción fue la motivación para organizar el panel.Alianzas regionales y realineamientosEn la instancia, el embajador Peleg Lewi enfatizó el cambio en las dinámicas regionales y la necesidad de ampliar alianzas más allá de las tradicionales. Destacó que hoy emergen socios relevantes en la región: “El proceso de normalización que tuvimos con Bahréin y los Emiratos Árabes, ha sido exitoso. Ellos resultaron ser los mejores aliados de Israel en los últimos dos años. No hubo manifestaciones antiisraelíes en esos países; la única compañía aérea que siguió volando durante toda la guerra contra Israel fue Flydubai; no devolvieron embajadores; no aplicaron sanciones; no hay BDS. Nuestros mejores amigos, al final del día, fueron Bahrein y los Emiratos. Si pudiéramos agregar a Arabia Saudita, estaríamos mejor”, explicó.Lewi abordó también la complejidad del conflicto con Hamás y reflexionó sobre la necesidad de un Estado palestino que no represente una amenaza. “Han tenido cerca de 13 oportunidades de conformar un Estado palestino, empezando el 29 de noviembre de 1947. Hoy necesitamos un vecino que no nos pueda amenazar”, subrayó.“From the river to the sea we will always be…" los israelíes no se irán a ninguna parte, y los palestinos tampoco, por lo tanto, tenemos que aprender a vivir, y para ello se necesitan acuerdos con países que den garantías”, dijo.De la inteligencia a la política: lecciones para ChileEl ex general John Griffiths-Spielman centró su intervención en las lecciones militares y de inteligencia que pueden extrapolarse de Israel a otros Estados. Advirtió que Chile está muy lejos de contar con un sistema de inteligencia robusto e integral: “La inteligencia puede informar, pero el nivel político tiene que actuar”, afirmó.Desde la perspectiva geoestratégica, Griffiths-Spielman consideró los últimos años como un periodo de cambios decisivos en Medio Oriente y recalcó que, desde lo militar, lo ocurrido constituye “el cambio geopolítico y militar más importante en la región en las últimas décadas”, y que este escenario es favorable a Israel.En clave local, advirtió sobre el aumento de conflictos en el mundo y anticipó un escenario “no muy pacífico”. Aunque se dice que Sudamérica es la región más pacífica del mundo en términos de conflictos armados, dijo que, a la vez, es la región más violenta: “Aquí se produce el 85% de todos los secuestros en el mundo y los niveles de criminalidad están disparados”. Mucho de esto, agregó, se debe a que “los Estados son frágiles y les cuesta hacer frente al crimen y eso los lleva a recurrir a las Fuerzas Armadas como una segunda opción de seguridad, lo que termina degradando tanto a las FF.AA. como a las de orden”, aseguró.En ese sentido, resaltó que Israel tiene un Estado robusto y ha sido eficiente en el uso de la fuerza para lidiar con una situación tan compleja como la que impuso Hamás, explicando que ello responde a amenazas no convencionales, motivadas por razones políticas-terroristas.Narrativas, juventud y comunicaciónEl académico Robert Funk puso el acento en la batalla de las narrativas y en la influencia que tienen las nuevas generaciones en el discurso público. “Hemos perdido una generación de jóvenes que se ha sentido seducida por discursos que hablan de genocidio porque recurren a la emoción; eso es un gran problema, porque ellos ocuparán cargos de decisión en el futuro”, sostuvo. Por ello, enfatizó que las estrategias de Israel ya no deben limitarse al poder militar, sino que requieren políticas comunicacionales y acciones culturales que transformen percepciones.En esa línea, John Griffiths se refirió al ciberespacio como “una quinta dimensión de la fuerza”, que es digital, donde cuesta identificar lo verdadero y lo falso. Lo catalogó como “otro desafío para el que debemos preparar a la nueva generación. El poder de lo comunicacional es brutal y los comandantes deben entender esto”, expresó.Relación de Chile e IsraelEl embajador Lewi destacó la relación de más de 70 años entre ambos países y recordó que el presidente Piñera decía que hay una sinergia especial entre Israel y Chile. Esto lo ejemplificó aludiendo a la Comunidad Chilena de Israel: “Es la comunidad más coherente que hay, de todos los países americanos y de todos los países europeos. Lo que hacen es muy importante: están presentes, Chile está siempre presente. Y para Chile creo que Israel también es muy importante”, destacó.John Griffiths recordó un hecho que quizás pocos tenían en sus registros: cuando Chile enfrentó dos graves crisis en 1978, bajo restricciones de EE.UU. e Israel prestó apoyo. “Eso no debemos olvidarlo”, dijo enfático, y criticó la reciente intención de “diversificar” la relación militar: “Eso no se compra, se construye una relación estratégica, y cambiar eso toma décadas”.Por último, advirtió sobre la previsibilidad de nuevas tensiones entre Occidente y otros bloques, dejando entrever que debemos estar atentos, porque “Israel podría ser la punta de lanza de lo que se viene”.AntisemitismoPara el académico Robert Funk, vivimos en una época en que la rabia y la desconfianza impulsan la política, un fenómeno cuyas raíces se remontan a la crisis económica de 2008-2009. Desde entonces, una cadena de crisis —como la Primavera Árabe, Occupy Wall Street, el Estallido Social en Chile y la pandemia— han generado un clima de frustración e incertidumbre global. A esto se suma el miedo al futuro y a los cambios, lo que, en su opinión, produce una demanda por certezas que conduce a liderazgos extremistas y autoritarios, como los que estamos viendo en distintos países.“En ese contexto de malestar social, el antisemitismo —el odio más antiguo del mundo— encuentra terreno fértil. Combatirlo requiere no solo enfrentar el odio, sino también luchar contra la rabia, la incertidumbre y la pulsión por seguir liderazgos autoritarios”, indicó.Convergencias y desafíos futurosA lo largo del panel, los expositores coincidieron en varios puntos: la creciente complejidad del escenario regional, la importancia de fortalecer los sistemas de inteligencia y la capacidad estatal, el papel fundamental de la comunicación en tiempos convulsos y la necesidad de acuerdos internacionales que proporcionen garantías. También destacaron el valor estratégico de las relaciones bilaterales entre Israel y Chile, como parte de una alianza que combina historia, cooperación y desafíos comunes para el futuro.

Sydney Brenner, Premio Nobel de Medicina

Sydney Brenner nació el 13 de enero de 1927 en Sudáfrica, hijo de inmigrantes judíos, de padre lituano y madre letona. Su padre era reparador de calzado y vivían en la parte trasera de la zapatería; él nunca aprendió a leer o escribir pero hablaba ruso, yidish, inglés, afrikáans y zulú. A diferencia de su padre, Sydney aprendió a leer a una edad temprana, y cursó el kínder en la escuela de una clienta de la reparadora de calzado. Brenner estudiaba demasiado rápido, terminó los primeros tres años de primaria en un año, la primaria le tomó cuatro años, y terminó el bachillerato en 1941 antes de cumplir los quince años. Su tío Harry le regaló un microscopio con el que hacía sus observaciones personales; al año siguiente se mudó a la Facultad de Medicina, ahí comenzó a interesarse por la biología celular. En 1942, a los quince años con una beca de 60 libras por año, Brenner pudo ir a la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo para estudiar medicina. Llevando sándwiches para el almuerzo, se iba en bicicleta todas las mañanas a la estación de tren para ir a Johannesburgo, y luego caminaba hasta la Universidad.Como era el más joven de su generación, le ofrecieron hacer un curso extra en ciencias, para que al graduarse tuviera 21 años y pudiera ejercer la medicina. Finalmente Brenner terminó haciendo una Maestría en Ciencias, en fisiología celular y citogenética, y trabajando como técnico de laboratorio para mantenerse. Cuando retomó sus materias de medicina, ya no le interesaban tanto, menos cuando había rechazado una oferta para estudiar en Oxford para terminarlas. Al graduarse de medicina ya estaba convencido de dedicarse a la investigación, así que postuló para hacer su doctorado en la Universidad de Oxford. En 1952 Brenner se casó con May Covitz, que estaba haciendo su doctorado en Psicología. Interesado en el ADN, Brenner sabía que en Cambridge Jim Watson y Francis Crick estaban tratando de resolver la estructura del ADN. Cuando dieron con la estructura correcta, Sydney fue a Cambridge en 1953 para verla y entender la complementación de bases nitrogenadas. A partir de ahí Brenner se iluminó científicamente. Después regresó a Sudáfrica donde estableció un laboratorio en la Facultad de Medicina de Sudáfrica, desde donde colaboró para resolver el código genético.En 1956, Francis Crick le consiguió un puesto en el Laboratorio de Biología Molecular (MRC). Ellos compartieron oficina durante 20 años en Cambridge, y en ella gestaron las ideas que los llevaron por separado a las aventuras de la formación del cerebro y de las actividades complejas del sistema nervioso. Sus principales aportes científicos fueron el descubrimiento del ARN mensajero (mRNA), que transporta la información genética del ADN a los ribosomas para la síntesis de proteínas, ayudó en el desciframiento del código genético, contribuyendo a establecer cómo las secuencias de ADN determinan las secuencias de aminoácidos.Obtuvo el Premio Nobel de Medicina 2002 por sus descubrimientos sobre la regulación genética del desarrollo de órganos y la muerte celular programada (apoptosis). Fue conocido por su mente brillante y su humor agudo. Fundó y dirigió varios institutos de investigación. Su trabajo sentó las bases para la genética moderna, la neurobiología y la biología del desarrollo. Falleció el 5 de abril de 2019 a los 92 años en Singapur.