La Bomba Israel nos necesita en la búsqueda de nuevos jóvenes voluntarios
Por LPI
Ese día, cerca de las 21 horas, se decretó la medida excepcional. Como recuerda Nicolás, eran diez los voluntarios que estaban en ese momento en el cuartel – el número de voluntarios que pernocta de manera regular- y era él que estaba a cargo de compañía. David estaba fuera del país. “Empezamos a llamar gente altiro, para que se viniera el cuartel, no sabíamos ni lo que iba a durar ni el trasfondo que iba a tener todo esto. Esa noche nos quedamos 22 personas a dormir acá más, y salimos cuatro veces seguidas por distintos actos creados por la gente que estaba haciendo desmanes”. Esto duró todo el fin de semana y hasta el martes con distintas alarmas e incendios.
Como explica Nicolás, si en un día normal salen tres a cuatro veces en total, en esa contingencia fueron más de ocho. “Básicamente, lo que más nos tocó era producto de los saqueos a los establecimientos”, agrega, y comenta que a medida que pasaba el tiempo, “la gente le fue tomando el peso a lo que estaba pasando, que era completamente desconocido para todos, sobre todo para los más chicos mi edad”. Por eso, valoraron que voluntarios antiguos se sumaran a la guardia, incluido uno con 56 años de servicio que estaba activo cuando fue el Golpe de Estado de 1973.
Por su parte, David comenta que, al llegar a Chile, le entregaron en el aeropuerto un salvoconducto que le permitió regresar a su hogar. “En ese momento, no tenía ninguna herramienta que me señalara como bombero más que mi placa”, comenta, “entonces si me paraban los militares tampoco me podía identificar bien. Al día siguiente vi que estaba todo bien en mi casa y listo, me vine para acá”.
¿A qué corresponde la guardia grado tres? Como explica el Capitán, “la institución define niveles de acuartelamiento, qué tienen que ver esencialmente con factores externos, por ejemplo, cualquiera que pudiera requerir la acción de bomberos o que impidan el normal desplazamiento de bomberos, dígase un temporal, un terremoto, problemas sociales -como el 29 de marzo, Día del Joven Combatiente, o el 11 de septiembre- y en este caso va subiendo la intensidad en la medida que hay ya más o menos posibilidades de problemas. Como la situación estaba muy violenta, se partió con grado 3 en la noche del viernes. Y luego al día siguiente fue grado dos. Y así hasta la semana pasada.
Y a pesar del caos de los primeros días, en que hubo enfrentamiento con uniformados y también agresiones a bomberos, para el Director de la Bomba Israel “en este estallido de crisis social, toda la gente tiene súper claro que acá los bomberos son voluntarios, todo el mundo sabe que uno para ir a apagar incendios tiene que pagar cuotas. Que El Estado no cubre todas las necesidades de bomberos, entonces, de alguna manera, también entienden que con todo el enojo que puede haber, no se pude descargar con una institución que no tiene nada que ver con política ni economía”.
Miguel Jacard recuerda que el sábado 19 de octubre hubo un enorme desplazamiento de gente por Avenida Grecia, mayor al que se produce con un partido de fútbol o un recital, “y la gente pasaba por acá, prendieron barricadas al frente del cuartel, pero a nadie se le ocurrió ni rayar una pared. Le gritaban a los Carabineros, le gritaban los militares, pero cuando alguno de nosotros se asomaba por la puerta del cuartel, la gente de la calle aplaudía. Las personas entienden que nosotros acá no tenemos, como institución global, nada que ver en esto. Entonces todos los que conocen bomberos saben que para ir a apagar a un incendio es a costa del tiempo con su familia, s amigos, parejas y pasatiempos... ... El único acto de vandalismo que sufrieron en el cuartel, como acota David Schueftan, fue un grafitti que decía “Bomberos chicos buenos”.
Para Miguel, en tanto, lo más importante para apoyar el trabajo de la Bomba Israel, junto con el aporte de recursos es que “la comunidad judía entienda, tenga súper claro y no desde la boca hacia afuera, que esta bomba ejerce dos labores. Una es una labor social, desde un punto de vista de ayuda al prójimo. Pero también ejerce una labor de representación, del Estado de Israel y de la Ccomunidad Judía de Chile. La gente en la calle dice “los judíos me apagaron la casa”, “Los israelitas me sacaron del auto”, David y yo llevamos escuchando esto desde hace hartos años cuando éramos veinteañeros... , que es lo que nos decían cuando nos veían llegar con la bandera de Israel. Y eso traía como consecuencia que también decían “Ah, no sabía que los judíos eran buenas personas”. Dicho esto, nuestra labor de antidifamación que tiene tanto la comunidad judía de chile y el Estado de Israel, está en la primera línea y de esta forma, ayudamos a contrarrestar este odio que la gente nos tiene por que sí no más”.
Por esto, es que para el Voluntario y Director de la Bomba Israel “es muy importante que, para que esto siga, necesitamos una palabra llamada CONTINUIDAD. Nuestra comunidad debe entender que cuando hacemos llamados para que los jóvenes judíos se integren a la bomba, tienen que ayudarnos más en esto, a motivando a que sus hijos y sobrinos y nietos a ser menos cómodos, y a hacer algo por el resto. Trabajar en los proyectos que se hacen para dentro de la comunidad es súper entretenido, pero finalmente no estamos haciendo que la gente a nivel país vea a la comunidad judía de Chile de forma distinta. Por eso necesitamos que tanto la comunidad y los dirigentes de sus instituciones, como los que son papás, tíos y abuelitos de jóvenes, se metan en el chip de que tienen que motivar a sus hijos, nietos y sobrinos a participar de actividades como ésta, y dar un poquito más de sí”.