La fórmula que llevó al Instituto Hebreo al primer lugar en la PSU
Por LPI
“En los últimos cinco años, cuatro estuvimos entre los primeros 18 lugares. Hace 10 años, el colegio estaba en el puesto n° 116. Pero claramente a mí lo que me da más orgullo es que el colegio de la comunidad judía logra algo sustentable, este es un proceso que los papás, los alumnos y los profesores han llevado adelante, y que requiere de mucho trabajo, mucho compromiso y cariño. Y éste debería ser el estándar para los colegios judíos, porque la tradición judía inculca el amor al estudio, el cada día saber más es inherente a nuestra cultura. En el Siglo II ya hubo un sabio que estableció la educación obligatoria desde los seis años y las sociedades occidentales recién hicieron esto el Siglo XIX, entonces tenemos 2.000 años de ventaja”.
Sergio, ¿cómo te enteraste de la noticia de que el Instituto Hebreo era primer lugar en el ranking de PSU?
-Nos llamaron de El Mercurio y en el colegio no había nadie, porque todavía no habíamos vuelto de vacaciones. Atendí y me dijeron “Bueno, lo llamamos para que nos cuente qué opina de los resultados de la PSU”, le dije que no tenía idea a qué se refería. “Han salido primeros, esos son los datos que manejamos”. Le pregunté cuál era la fuente y me dijeron “El Mineduc”. Me emocioné, me emocioné mucho, porque esta generación yo la tomé en Segundo Básico y los vi crecer, y vi todo el proceso de ellos desde chiquititos hasta que terminaron, con momentos muy lindos y con momentos muy desafiantes también.
Además del talento de los alumnos, este resultado es parte de un proceso, ¿cuáles son los pilares de éste?
-Lo primero que hay que decir es que la Generación 2019 se lleva todos los honores, y es la generación que históricamente va a poder decirle a todo el mundo “Nosotros fuimos los que conseguimos, por primera vez en la historia, que el Instituto Hebreo sea el número uno en la PSU”. Así que primero que nada, felicitaciones para ellos y sus familias. Lo segundo es que hace 10 años, el Vaad (Hajinuj) armó un equipo. A mí me invitaron de Australia, a otros de otros colegios, pero armaron un equipo de primer nivel. Somos siete en el equipo directivo y el liderazgo es clave, mi equipo a mí me enorgullece, me emociona por el logro que ellos han conseguido. La continuidad en la educación es fundamental, del equipo de siete que somos, seis estamos desde el primer día en que empezó este proceso. En tercer lugar, el PEI, el Proyecto Educativo Institucional. Nos tomamos dos años para armar el PEI, desde el 2009 al 2011. Ese documento es el que nos guía. El colegio se focalizó en eso y no permitimos que nada nos distraiga. Y la comunidad entendió y nos ayudó a que tenía que apoyarnos en el colegio. Que el colegio no era otra cosa que el lugar para educar a nuestros niños para que desarrollen su máximo potencial. En esa época el Instituto Hebreo había perdido 400 alumnos, y CADEM hizo una encuesta en que se les preguntó a las familias que no mandaban a sus hijos al colegio cuál era el motivo. Uno, la disciplina; dos, que el colegio no tenía un buen nivel de inglés, y tres, que el colegio académicamente no satisfacía sus expectativas. Y todo eso lo trabajamos en el PEI. Hoy tenemos 250 alumnos más que hace 10 años y mejoramos nuestro programa académico, y también cambiamos el perfil de profesores que trabajan en el colegio, son profesores muy rigurosos pero flexibles, con una relación de cariño con los alumnos. Acá hay pasión por la educación y amor por los estudiantes.
¿Qué te han comentado los apoderados sobre este resultado?
-Lo más lindo que pasó es que todos están orgullosos. Hace 10 años la gente hablaba mal de nuestro colegio, pero hoy hay un orgullo, el Instituto Hebreo tiene que ser el orgullo de la comunidad, porque acá tenemos lo más valioso que tenemos todos, que son nuestros hijos y nietos.
Quiero decir algo más: para nosotros la PSU es muy importante, pero no es para lo que trabajamos. Nuestro gran objetivo, el propósito del Instituto Hebreo es desarrollar el máximo de las potencialidades de nuestros chicos, sacarles el jugo, para que puedan desarrollar su proyecto de vida, ofrendándola a hacer Tikún Olam. Ese es el objetivo. Y por eso es instrumental la PSU.
Denisse Camhi, puntaje nacional en Ciencias:
“Muchos profesores del colegio estaban dispuestos a quedarse horas después de clases sólo por ayudarme a mí”
850 puntos en la Prueba de Selección Universitaria de Ciencias. Ese fue el puntaje que alcanzó la egresada del Instituto Hebreo Denisse Camhi Berdichevsky y que la posicionó como Puntaje Nacional. Sin falsas modestias, Denisse dice que se esperaba un puntaje alto, por la preparación que tuvo durante el año y el apoyo de los profesores del colegio.
Relata que se enteró del resultado de la PSU a través del sitio web, ella esperaba ingresar a chequear a las 10 am y sus amigos le insistieron para que lo revisara antes. “Anda a ver tu puntaje, floja”, le dijeron, en broma. Y lo que vino después fueron los 850 puntos y las decenas de felicitaciones que llegaban de distintas partes y que la hicieron sentir “cohibida, porque me felicitaba mucha gente que no conozco”.
A pesar de todo, dice que no estaba decidida de qué estudiar al momento de rendir la PSU. Postuló a Medicina en la Pontificia Universidad Católica, pero también le atrae Ingeniería Civil. Comenta que pensó “Voy a hacer mi mejor esfuerzo para que me alcance para lo que sea que quiera elegir después, que me alcance para casi todo o todo, para así elegir tranquilamente”.
¿Su fórmula de preparación? Clases de preuniversitario y “con los temas que no entendía, o que se habían saltado en el “Preu”, yo le pedía clases a los profesores del colegio o que me explicaran algunos minutitos una materia, y muchos profesores estaban dispuestos a quedarse horas después de clases sólo por ayudarme a mí”.