El hombre se diferencia de la especie humana por su razón. Las personas somos poseedoras de un rico sistema que controla el cuerpo, el Sistema Nervioso. Gracias a esta sofisticada y desarrollada máquina podemos percibir el mundo que nos rodea, responder y reaccionar. Nos avisa cuando, comer, saltar, llorar, qué decisiones tomar, controla la velocidad de respuesta a estímulos y además crea emociones, ideas y recuerdos. Y lo más increíble es que nunca para, nunca deja de trabajar.
Las neuronas, son el cimiento del cerebro son las que te hacen sentir pensar, imaginar, ver, escuchar, etc. Tenemos varios millones dentro del cerebro y casi lo mismo afuera del mismo. El sistema nervioso comunica el cerebro con el resto del cuerpo. Cuando falla esa comunicación se producen respuestas de dolor. Hay fibras de dolor en todo el cuerpo. Un daño hace que los estímulos pasen más fuertes.
Al realizar acciones, podemos enseñar a las células a hacer lo que queremos, a transformar.
Las neuronas se comunican a través de dos especies de tormentas, eléctricas y químicas. Al final de cada neurona se produce la sinapsis, donde la primera neurona libera la sustancia química y la segunda, la recibe y se encarga de continuar el camino con un estímulo eléctrico.
Una de las cosas mágicas del cerebro es su capacidad de adaptación. Mientras más repito, mejoro la codificación de la memoria muscular, mientras más practicas más cambia tu cerebro, y eso se llama neuroplasticidad. Cada neurona puede llegar a conectarse con más de 10.000 neuronas. Y esas conexiones cambian según lo que hacemos, modificando una estructura temporal a una estructural, produciendo cambios en la forma y estructura de la neurona, mejorando las conexiones.
Por otro lado, debemos saber que así como se crean conexiones de neuronas encargadas de realizar acciones, también existe un complejo sistema que involucra las emociones, que van de la mano.
Y este es el secreto, cuando se procesan las respuestas frente a un estímulo, tenemos por un lado como mencionamos la respuesta motora, que es controla o influencia por la respuesta emocional. En palabras simples, nuestras acciones y decisiones dependen de nuestras emociones, si sobrecargamos el sistema, podemos tener consecuencias mortales, lo que se llama el corazón roto. El miedo es un mecanismo de protección, que lo podemos ocupar a nuestro favor o puede ser nuestro peor enemigo. Dentro del cerebro hay un lugar especial para las emociones, son las amígdalas, encargadas de controlar el miedo ante situaciones de riesgo. Ante una amenaza, el cerebro, emite una alarma a través de un cóctel de hormonas y el cuerpo reacciona con dilatación de pupilas, para obtener más luz, el corazón late más rápido, aumenta la irrigación sanguínea en el estómago, lo que describimos como un nudo en el estómago, disminuye la sangre en la superficie de piel, sintiendo escalofríos. Si dejamos que esto suceda, el miedo controla las emociones y terminamos paralizados.
Este fenómeno se conoce como secuestro de las amígdalas, en ese momento puedes estallar o paralizarte. Tan simple como usar las amígdalas a nuestro favor.
En las amígdalas se guardan recuerdos emocionales, positivos y negativos. El trabajo es encontrar el equilibrio en el sistema nervioso autónomo, que se divide en el simpático que nos avisa ante situaciones de riesgos y en el parasimpático que nos calma.
Así como podemos mejorar la velocidad y la fuerza de los músculos, se puede hacer lo mismo con las emociones. Y eso se hace exponiéndose a dosis controladas de cosas que nos estresan. Podemos desarrollar resistencia a la ansiedad y mejorar la tolerancia a la misma.
NO OLVIDES, QUE CADA ACCIÓN DEPENDE DE UNA EMOCIÓN Y CADA EMOCIÓN DEPENDE DE UNA ACCIÓN.