Temas contemporáneos del judaísmo
Por Sergio I. Melnick
¿Cómo encontrar el camino intermedio?
La estrella de David es un símbolo muy poderoso del judaísmo que entre muchas otras cosas muestra el equilibrio armónico entre dos fuerzas aparentemente opuestas. También muestra la vieja sabiduría del mandato de subir y bajar simultáneamente el Árbol de la Vida, es decir estudiar y hacer al mismo tiempo. La estrella es también la indisoluble conexión que tiene un judío con Dios. También puede ser el cruce entre lo exotérico y lo místico, como el Talmud y la Cábala por ejemplo. También es simbólico de la relación entre el cielo y la tierra. La estrella tiene 6 puntas externas y 6 internas, que equivale a las 12 tribus. Hay textos medievales de Cábala que hablan de un escudo mágico que poseía el Rey David, que lo protegió de sus enemigos. En 1890, el movimiento sionista adoptó la estrella de David como emblema y que hoy luce radiante en la bandera de Israel, o cuelga orgullosa en nuestros cuellos. Rabbi Akiva, se cuenta, puso frente a sus estudiantes dos platos, uno con granos, otro con pan, y preguntó a sus alumnos cuál prefieren. La respuesta es evidente. El rol de la humanidad en la creación es elocuente, es nuestra responsabilidad completarla. La tecnología sin duda mejora nuestra calidad de vida material de manera indiscutida, pero abre la pregunta acerca de cuanto nos desvía de la espiritualidad, del sentido esencial del ser humano, y en particular del judaismo.
Un ejemplo simple: Hashem nos comanda el “parirás con dolor” y hoy de hecho podemos evitarlo y lo hacemos, ¿Cuál es la respuesta correcta? Internet nos abre fuentes de información antes imposibles, buenas y malas de acuerdo a cada cultura. Tenemos acceso a sabiduría de la Torah, pero también a la pornografía, y al antisemitismo entre otros. También abre las puertas de nuevas relaciones entre personas o instituciones. Los impactos del celular inteligente abren todo tipo de preguntas muy difíciles de responder. La halajá sin duda los enfrenta, pero es necesario el entendimiento profundo de la tecnología para legislar, y eso obliga a abrirse a otras fuentes de información que están asociadas a otras formas de entender el mundo y por cierto su futuro. ¿Puede un dron definir el eruv? ¿Puede el judaísmo ser una isla de la civilización? ¿Puede un get hacerse por video-conferencia?
Son temas reales de halajá. Por otro lado, con computadores y estadísticas se abren sorprendentes códigos escondidos en la Torah, lo que como libro sagrado claramente significa que estaban ahí para ser descubiertos. Como esos descubrimientos requieren de esa tecnología y conocimientos, se puede deducir que la Torah de alguna manera “ya tenía previsto” que esa tecnología alguna vez existiría y permitiría revenar los secretos que la Torah tiene para cada tiempo. Todos estos temas son parte del judaísmo moderno y tiene no sólo aspectos prácticos sino enormes alcances espirituales. La clave es entender que la tecnología no es sólo una herramienta, como lo es la máquina. Lo correcto es pensar en una tecno-lógica y eso es lo realmente trascendental. Una lógica genera realidad con propósito, y por ello sabemos que la tecnología no es neutra, sólo máquina lo es. Pero precisamente es esa lógica la que nos ha traído cosas como la inteligencia artificial, la clonación, la manipulación genética, los robots, la inseminación artificial, la realidad aumentada. Para que hablamos de las armas de destrucción masiva. Todas estas “realidades” nos confrontan de alguna manera con las visiones de la Torah, ¿o no? Desde otra perspectiva, para quienes entendemos el judaísmo con una visión más mística, los Tefilim por ejemplo son una tecnología ancestral muy poderosa, lo que de otro modo no tendrían ningún sentido en su poder.
Es simplemente maravilloso escuchar a un rabino sobre el asunto, y después no amar los Tefilim. ¿Y la menorah, la meditación cabalística, la mezuzah, o las fuerzas escondidas en las letras hebreas? Quizás es tiempo de abordar más todos estos temas.
Dentro de todos estos temas, la primera curiosidad es que Israel, hogar ancestral del judaísmo y de la Torah, es hoy también uno de los líderes mundiales en muchas de esas tecnologías. Esto probablemente abre una brecha interna en Israel con el judaísmo más ortodoxo, nuestras raíces y matrices fundamentales. De la misma manera distintas congregaciones, religiosas o comunitarias, hacen uso intensivo de las plataformas tecnológicas para comunicarse, enseñar, difundir. Estamos en un terreno gris. Decenas de miles de estudiantes judíos estudian los temas tecnológicos y otros en las universidades del mundo.
¿Empezarán a divergir del judaísmo tradicional?
La asimilación es un tema central del judaísmo moderno, y por cierto tiene mucho que ver con la educación.