Tres voces frente al Plebiscito
Por LPI
Ad portas de este evento político, conversamos con tres expertos comunitarios que, desde distintas visiones y especialidades, analizaron las alternativas de votación, los posibles escenarios y cuáles serán los efectos que, creen, se producirán ante un triunfo del Apruebo o Rechazo, y la elección de Convención Constitucional o Comisión Mixta.
Un referente obligado para este tema tan actual es la periodista y escritora Patricia Politzer, ex Directora de prensa de TVN, Directora de la Secretaría de Comunicación y Cultura del Ministerio Secretaría General de la Presidencia y Presidenta del Consejo Nacional de Televisión de Chile (CNTV) durante el Gobierno de Ricardo Lagos, y actual panelista del programa “Mesa Central”, de T13, a quien consultamos sobre sus preferencias personales, cuáles son los factores que definen su voto y cómo evalúa este próximo proceso de votación.
Patricia, en uno de los spots de la franja para este plebiscito, se planteaba que esta era la elección más relevante en la historia de Chile en los últimos años. ¿Te parece que es así?
-Absolutamente, vivimos una profunda crisis política, económica, social y de representación, y tenemos un posible camino de salida democrático y pacífico, que es el proceso constituyente. Eso convierte al plebiscito y lo que viene después en un hecho histórico clave que determinará buena parte de nuestro futuro.
¿Cuál es tu posición para este plebiscito? ¿Y por qué?
-Votaré Apruebo y Convención Constitucional. Porque me parece que es la mejor manera de producir un cambio profundo en nuestra sociedad pero con una amplia mayoría y con nuevos actores en la decisión política. Confío en que los y las convencionales electos no serán los mismos de siempre.
De partida, habrá paridad entre hombres y mujeres y una representación de los pueblos originarios.
¿Cuáles son los temas que, para ti, no están en esta Constitución y debieran incluirse?
-No se trata de incluir temas nuevos sino de cambiar las reglas del juego básicas que nos llevaron a esta crisis. Entre los asuntos fundamentales, creo que debe haber una nueva distribución del poder que equilibre mejor el Ejecutivo y el Legislativo. Debe establecerse una forma eficiente de participación ciudadana porque, en el siglo XXI con la distribución instantánea que permiten las tecnologías de la información, la democracia no puede limitarse a votar cada cuatro años. Necesitamos mirar los problemas que afectan a la ciudadanía de otra manera.
¿De qué manera crees que un cambio de Constitución ayudaría a subsanar las injusticias sociales que se hicieron más evidentes después de las movilizaciones de octubre de 2018?
-La nueva constitución no cambiará nuestra sociedad injusta y desigual de la noche a la mañana, pero mostrará un camino y una nueva forma de abordar los problemas. La propiedad, es un asunto fundamental, pero no puede estar por encima del derecho a una vida digna.
Finalmente, ¿cuál crees que es la relevancia, como ciudadanos, de participar en este proceso de votación?
-Es fundamental que participe la mayor cantidad de ciudadanos posible. Esto no sólo le dará legitimidad a todo el proceso constitucional sino que, además, espero que permita tener una cantidad sustantiva de convencionales elegidos que no pertenecen a la actual elite política. Mientras menos personas voten, es más posible que se elija a los mismos de siempre.
Por su parte, el economista, académico y escritor Sergio Melnick, ex Ministro de Planificación durante Gobierno del General Pinochet, miembro del Directorio de la Universidad Mayor y profesor en la Universidad Adolfo Ibáñez, y actual panelista de Radio Agricultura, es directo y claro para definir su opción por el Rechazo y para exponer las razones por las que anulará la segunda papeleta de votación.
A su juicio, ¿es necesaria una nueva Constitución?
-Claramente, no, porque esta Constitución ha regido al país en los últimos 40 años, y no se conoce otro período de la historia donde haya habido más desarrollo, en el amplio sentido de la palabra. Por lo tanto, claramente la Constitución ha sido eficiente y ha sido un marco de referencia para conducir desarrollo en este tiempo.
De hecho, esta Constitución que se ha reformado 20 o 30 veces, en las cosas que a los políticos le han parecido necesarias, por lo tanto es una Constitución que se puede modificar, que se puede ajustar, y que ha permitido todas las cosas que han querido los políticos: ha permitido cambiar el sistema binominal por otro, que fue peor; ha permitido que todos los partidos estén representados en el Congreso, con esta Constitución el Partido Comunista llegó al Congreso.
El interés de la Constitución es un interés de los políticos, es un tema de juego de poder, a la ciudadanía -en mi opinión- no le interesa un comino el tema de la Constitución. De hecho, nunca aparecía en las encuestas de opinión como si fuese una preocupación ciudadana, entonces no hay ninguna necesidad. Es un tema de los políticos, entre los políticos, para los políticos, no para la ciudadanía.
Sergio, ¿entonces se puede decir que está por la opción de Rechazar para Reformar, o lisa y llanamente Rechazo?
-Yo estoy por la opción Rechazo, no existe la opción Rechazo para Reformar, existe Rechazo o Apruebo. Todos los otros apellidos son fantasiosos. La reforma a la Constitución es un hecho natural de la existencia política democrática, de hecho se acaba de modificar la Constitución para retirar el 10% de las AFP -un error enorme, a mi juicio- y se ha cambiado todas las veces que ha sido necesario. Por eso mi voto es Rechazo y nulo.
Hay muchas personas que esperan mejoras sociales a través de un cambio constitucional, ¿le parece posible?
-Eso está completamente tergiversado, es una fantasía de los políticos y un engaño, porque la Constitución en sí misma no resuelve ningún problema práctico. La Constitución es un marco jurídico, de ordenamiento sobre las leyes y no tiene ningún efecto en las políticas públicas, que son las lo que mejoran las condiciones de vida de los chilenos, o las empeoran, si son malas. Y eso no tiene nada que ver con la Constitución. Creo que es parte del populismo y del engaño tradicional de los políticos a la ciudadanía.
Y qué hay del cuestionamiento a la legitimidad de esta Constitución, dado que se originó en el período del Gobierno Militar.
-Bueno, no cabe ninguna duda que tiene un origen que es poco legítimo, sin embargo las constituciones se legitiman en la práctica, no en la teoría. Esta Constitución, si bien puede tener un problema de origen porque se hizo en un sistema autoritario, es una Constitución que se validó en los hechos porque ha sido el marco de referencia para los últimos 40 años, para el máximo progreso que ha tenido Chile en su historia. Entonces, está legitimada de hecho.
Además, ha tenido una cantidad de cambios enormes, y técnicamente la Constitución que nos rige hoy día tiene la firma de Ricardo Lagos.
Si gana el Apruebo en el Plebiscito del 25 de octubre, ¿cuál sería el escenario menos mal en su opinión, una Convención Mixta?
-Yo estimo que si gana el Apruebo vienen tiempos muy difíciles, ojalá me equivoque. Y a mí, en lo personal, me da lo mismo si es Mixta o Constituyente; creo que el desastre va a venir igual. Por lo tanto, voy a votar Rechazo y nulo en la segunda papeleta. Y eso lo hago por un problema de principios, no por un tema de conveniencia. A mí me gusta el Rechazo, por lo que eso constituye, y el resto -por coherencia de principios- lo anulo.
El Doctor y Magíster en Ciencia Política, Robert Funk, es profesor asistente del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile y, además, columnista en diversos medios de comunicación.
¿Qué tan relevante es este Plebiscito para Chile, estamos hablando de un proceso definitorio para el futuro del país o más bien de una decisión administrativa?
-Yo creo que las dos cosas son verdad, por un lado acá se va a diseñar una nueva Constitución y ésta afecta la forma en que nosotros vivimos. Primero, la idea de que se ha instalado de que la política no importa no es verdad, y segundo, es menos verdad en un debate constitucional de lo que sería en un debate electoral.
La Constitución regula la relación entre la sociedad y el Estado, y eso incluye cosas como la relación que tiene el Estado, por ejemplo, con los cultos, la Libertad de Culto. Más allá de definir el modelo político, hay cosas que se definen que tienen que ver, por ejemplo, con la familia, que es algo que tiene la Constitución del ’80 de una forma que está absolutamente fuera de la realidad moderna, o el tema del Estado Subsidiario, que tiene que ver con cómo se plantean las políticas públicas en Chile. Este es un concepto español que se adaptó en Chile para decir que el Estado no debería meterse en cosas que puede proveer el mercado. Pero es un concepto raro, que no existe en otros países, que lo inventó Jaime Guzmán, que en la práctica lo que ha logrado es impedir que se pueda profundizar en la previsión de políticas sociales a buena parte de la población. Eso va a cambiar, sin duda, lo que no significa para nada que nos convirtamos en un estado socialista ni nada menos. Lo más probable –creo yo- es que esta Constitución no va a pronunciarse respecto al modelo económico, que es lo normal en las constituciones.
Entonces la Constitución es importante porque fija cosas muy básicas respecto a cómo funcionamos en el tema social. Pero ¿por qué digo que sí y que no? Una de las cosas que está en el Acuerdo Constitucional es que se tiene que respetar los acuerdos internacionales, entre ellos la Convención Americana sobre DDHH. Y esta, en su artículo 21, dice protege el derecho a la propiedad. Entonces, eso no debiera ser una preocupación.
Como están hechas las reglas que se fijaron para la Convención, hace que también sea muy difícil que el órgano constituyente sea muy extremista para un lado o para el otro. Es muy difícil que se apruebe una idea especialmente controversial. Podría ocurrir, pero es difícil. Y esa es la razón por la que es tan importante ir a votar. Aquí lo que no hay que hacer es lo que se hizo en Venezuela hace 20 años y decir: “Estos son unos locos, por lo tanto me voy a quedar en la casa y voy a boycotear la elección”. Y al final lo que pasó es que Chávez se quedó con todo. Acá hay que participar para asegurar que lo que salga sea equilibrado.
O sea que cuando se habla de reformar la Constitución para terminar con el legado del Régimen Militar, ¿no es tan así?
-Yo soy de los que piensa que esta Constitución, que se ha reformado más de 30 veces (la Constitución norteamericana tiene 27) ya no es la Constitución de Pinochet. Pero es verdad que la Constitución sigue conteniendo algunas definiciones que vienen de esa época. Chile en los ’80 era un país pobre, aislado, en contexto de Guerra Fría. Era otro mundo y la Constitución está absolutamente diseñada dentro de esa lógica. Por lo tanto, es una Constitución que está muy fuera de lo que es Chile hoy. En ese sentido creo que necesitamos otra Constitución. Este documento no refleja bien la realidad del día de hoy.
Otro de los mitos que circula es esta idea de la “Hoja en blanco”, que la nueva Constitución parte de cero.
-No es así, por las razones que dije antes. Hay ciertas cosas que no están sujetas a discusión, incluyendo la democracia, el régimen político, nuestros compromisos internacionales, los tratados de libre comercio y un montón de cosas que se van a mantener. Así que tan “Hoja en blanco” no es.
¿Y la idea de que se instalaría un clima de incertidumbre desde el Plebiscito hasta la aprobación del proyecto de Constitución?
-Es así, no me cabe duda que se produce un clima de incertidumbre. Y una forma de reducirlo es entender bien el proceso y desmentir las tergiversaciones. Por ejemplo, es casi imposible que la futura Constitución no se pronuncie de alguna forma respecto tener un sistema de salud más comprensivo, de mejor calidad y más equitativo.
Eso implica financiamiento, impuestos, pero estas cosas son materia de ley, no entran en la constitución. Pero para las empresas y las personas eso crea algo de incertidumbre respecto de cuál va a ser la carga tributaria, que probablemente va a tener que ser mayor. Ya estamos gastando mucho más de lo que se gastaba antes en Chile, con compromisos de largo plazo.
Pero incertidumbre respecto a que se pueda introducir un modelo político muy radical o distinto al actual, no. Chile va a seguir siendo presidencialista, unitario, habrá que ver si tiene un Congreso uni o bicameral. Ojalá avancemos hacia un mayor reconocimeinto de nuestros pueblos indígenas. Y el modelo económico probablemente va a intentar dar un paso más hacia un modelo social demócrata. La pregunta es cómo se paga, ese es otro tema. Y sería.