Vigencia, inspiración y actualidad
Por LPI
Rabino Diego Edelberg: “Al vivir la vida guiados por kedushá, estamos imitando que a nuestro Creador”
En el libro central de la Torá, el libro de Vayikra (Levítico), que funciona como pivote entre los dos primeros y los dos últimos libros, se encuentra casi en la mitad del libro el pasuk que encapsula el sentido de mi vida judía en este mundo: “Kedoshim tihiu ki kadosh Ani” (“Consagrados serán porque Yo Soy Consagrado”). Es decir, que en el corazón del corazón de la Torá recibimos la instrucción de vivir una vida de kedushá consagrando nuestra existencia.
La kedushá no se presenta como un hecho consumado en nosotros sino como un proyecto que debemos alcanzar en humildad y disciplina, mirando siempre hacia adelante para intentar ser mañana una mejor versión de lo que somos hoy. Al vivir la vida guiados por kedushá, estamos imitando -ni más ni menos- que a nuestro Creador, que insufla en nosotros esa chispa de divinidad forjada por la misma esencia de la kedushá que también posee. Es decir que lo común que compartimos con D-s es que nos regala parte de la misma materia prima. Esto me recuerda todos los días mi agradecimiento a D-s por permitirme seguir en este camino de crecimiento espiritual.
Hay algo más: después de anunciar este llamado a vivir una vida de kedushá, la Torá misma nos dice cómo hacerlo. Se enumeran en los siguientes pesukim las prácticas rituales judías, por ejemplo, la observancia de Shabat, junto con el imperativo de amar a mi prójimo como a mí mismo. En conclusión, la kedushá implica una vida plena en la que lo ético y lo ritual forman la integridad de ser judío y no se conciben como áreas separadas. La invitación es buscar cada día ser más éticos viviendo una vida de mitzvot celebrando a D-s y su presencia en el potencial de nuestra existencia.
Recomenzando con el libro de Bereshit esta semana, me atrevo a decir que el famoso pasuk que dice “No es conveniente que el hombre esté solo; voy, pues, a hacerle una ayuda adecuada (2:18-20)” contiene una nueva enseñanza en estos tiempos. Primero, Adam no solamente significa hombre sino también ser humano. Este es un mensaje universal que nos interpela a todos por igual. Segundo y central para entender el sentido de este pasuk en este nuevo contexto, el comentarista medieval RaShi explica que no se refiere a la mujer como generalmente lo entendemos sino a D-s. En palabras más simples, todos los seres humanos sin distinción no existimos ni debemos pensarnos o imaginarnos a nosotros mismos como seres aislados. Pese a la cuarentena y el distanciamiento social, tenemos una ayuda adecuada aunque estemos encerrados en nuestra casa. Y esa ayuda educada implica que de verdad nunca estamos solos. Estamos conectados con todo lo demás y con nuestro Creador.
Si tenemos esperanza y agradecimiento estamos conectados todo el tiempo con D-s. Y D-s no solo habita en el misterio sino en el intersticio, el entre medio de que emerge en nuestras relaciones. Así D-s habita en los encuentros de nuestra comunidad que ofrece hoy espacios de Tefilá semanal, estudio, acompañamiento, recreación, cursos, entrevistas y tantas cosas más. Gracias a la tecnología nadie debe pensar que está solo o sola. Estamos todos juntos. Somos una familia. La Tora lo dice al comienzo, “no es conveniente estar solos”. Esta enseñanza tiene hoy más sentido que nunca.
Rabino Lucas “Pato” Lejderman: “Tenemos el desafío de seguir revisitando la Torá, reintrepretándola, haciendo que sea vigente”
La parte de la Torá que tengo más presente en mi vida es Lej Lejá, la invitación de D-s a Abraham de ir a sí mismo. No es sólo salir de su tierra, de Ur Kasdim a Canaán, sino que tiene que hacer un “Lej Lejá”, y después liberarse.
Y D-s le dice a continuación: “Como sales de tu tierra, de tu sendero, de tu tradición o de tus caminos conocidos y de la casa de tus padres”. Como está al revés, la tradición explica que en verdad D-s no está haciendo sólo una invitación físico-geográfica de cambiar de lugar, sino que le está diciendo a Abraham
que, para hacer una buena tradición, en cambio, no es suficiente cambiar de lugar, uno tiene que salir de sí mismo. Por eso le dice “Lej”, ándate, “Lejá”, para ti mismo, para ahí poder autoconocerse, desarrollarse, para poder de verdad cambiar y ser la mejor versión de sí mismo.
Otra enseñanza muy vigente de la Torá está en el libro Dvarim, donde está escrito que “Lo BaShamaim Hi”, que quiere decir que la Torá no está en el cielo. Y hay una historia del horno de Ajnay en el Talmud, en Bab Hametzía, en que los sabios discuten si algo es kasher o no. Están discutiendo y discutiendo hasta que viene una voz del cielo y les dice “Por qué ustedes están discutiendo, es así”, como si D-s les estuviera diciendo “Es así”. Los sabios se miran y dicen esta frase del Dvarim, “Lo BaShamaim Hi”. O sea que la tradición, desde el libro Dvarim, desde que la Torá es entregada a los hombres, es construida a partir de la mayoría, de los sabios y de la interpretación de los que están acá.
Creo que esta época de COVID nos vuelve a recordar eso, que la Torá está entre nosotros y que tenemos el desafío de hacerla vigente, independiente de las condiciones. Pero también tenemos el desafío de seguir revisitando la Torá, reintrepretándola, siempre de forma Halájica pero haciendo que sea vigente para el mundo de abajo y no solamente vigente en el mundo de los ángeles, de arriba.
Me gustaría pedir que la gente revisite, también, el relato del cruce del Iam Suf, el Mar Rojo, cuando los yehudim estaban saliendo de Egipto, porque ellos sienten que están siendo aplastados y los que ejércitos los van a matar, hasta que Najshón empieza a entrar en el mar y -con la fe en D-s, enfrentando su miedo- empieza a caminar hasta que el mar se abre y ahí pueden cruzar, para enfrentar la difícil tarea de estar 40 años en el desierto, pero sabiendo que van a llegar a la tierra de Israel.
Esta salida de Egipto, en el goce de poder cruzar el mar después de que pensamos que no teníamos más salida, que íbamos a morir, para luego caminar 40 años y llegar la tierra de Israel, es un poco lo que estamos viviendo en esta época de pandemia. Al principio pensamos que no tenemos para dónde escapar, sentimos como los soldados egipcios se vienen encima y el mar se ve adelante. Pero con fe en D-s y con este tejido humano llamado Comunidad empezamos a caminar hasta que el mar se empezó a abrir como se está abriendo.
Y nos queda un montón por caminar, no es que vamos a llegar y listo, nos queda para llegar al fin de la pandemia -D-s quiera que sea pronto- y luego tendremos que reconstruir la sociedad, pero “Besot habrajá”, vamos a atravesar todos, y vamos a decir “Ok, lo logramos, ahora vamos a volver a construir”.
Rabino Gustavo Kelmeszes: “Uno puede trascender a través de las enseñanzas”
Hay una sección de la Torá, un pasuk, que dice “Ubajartá Bajaim”, que significa “Y elegirás la vida”. Elegir la vida no significa solamente elegir la vida física, sino una vida con transcendencia, con significado, con la posibilidad de empatía, de tener en cuenta a los otros y de saber que uno puede trascender a través de las enseñanzas.
Entonces, para mí, como rabino, elegir la vida es elegir una vida de servicio. Por eso es una sección que me guía en todo el camino, y que tiene que ver con elegir la vida por sobre todo.
En estos tiempos de pandemia, una sección de la Torá que me parece muy, muy interesante es Besot Habrajá, que es la última parte del libro de Dvarim, que es cuando Moshé se despide y le hace una bendición a cada una de las tribus. Esa bendición, que significa “Y esta es la bendición”, es una bendición muy realista acerca del pronóstico y lo que va a pasar con cada una de las tribus. Lo que uno entiende es que una brajá, que significa bendecir, biendecir, es tratar de tener todos los elementos para afrontar la realidad como es, no es una palmada en la espalda y un “Va a ir todo bien”, sino que vamos a tener los recursos, las maneras para enfrentar estas situaciones.
Por otra parte, y paradójicamente, en el libro de Bereshit, en la primera sección, en que D-s le da una función al ser humano que tiene que ver con que pueda conquistar la tierra, que es el desafío de tener el mundo y la tierra. Pero a su vez, en el otro capítulo dice “Para que puedas cuidar el Gan Eden”, Leshomró. Mira qué interesante en este tiempo, en que nosotros tenemos que seguir construyendo en este mundo. Cuando D-s le dice a Adán que tiene que conquistar, es seguir construyendo una civilización, y eso el ser humano lo tiene que saber hacer, pero a su vez cuidando aquello que tenemos.
Ese equilibro, que tal vez perdimos antes de la pandemia, ahora lo volvemos a recuperar. Cuando salgamos de esta situación -y por supuesto que vamos a salir con el espíritu muy en alto- tenemos que haber aprendido la lección de que podemos seguir construyendo una civilización, pero una civilización mucho más empática, en la cual nos cuidemos entre nosotros y a nosotros.
Ese es el mensaje que nos da la Torá, el Kadosh Baruj Hu, que quiere que el ser humano construya y que sea socio en la creación. Y eso estamos tratando de hacer, mejorar aquellas cosas que se puedan mejorar, y seguir avanzando pero a su vez cuidando lo que tenemos.