Violencia y Racismo en las calles de USA
Por Ricardo Israel, Cientista Político
Lo que se vio llevó a muchos miles de personas a protestar en las calles del país y en otras naciones del mundo. Su muerte reavivó el problema de la tensión racial, demostrando que estaba lejos de estar solucionado y puso a Estados Unidos frente a un tema que lo ha perseguido desde su fundación como nación.
No es el único país que sufrió la esclavitud, pero ha sido particularmente ineficiente en solucionar sus consecuencias, las que persisten hasta hoy con su minoría afroamericana, a diferencia de la inmigración, que en general ha sido un proceso muy exitoso, a pesar de sus altos y bajos de aceptación y rechazo.
Lo que desde entonces hemos visto, ¿ha sido repetición de algo conocido o estamos en la presencia de algo nuevo?
1) Habitualmente las protestas raciales estallan periódicamente como consecuencia de abusos, muertes o de fallos que absuelven a los acusados, pero lo que se ha visto es algo nuevo. En primer lugar, su duración, ya que saqueos solían producirse como reacción espontánea en la ciudad y lugar donde se habían producido los hechos, con excepciones como el asesinato de Martin Luther King.
2) Sin embargo, lo que ahora hemos visto se ha mantenido sin pausa en las calles del país por ya dos meses, con un agregado: parece haber coordinación, apoyo político y periodístico, y un propósito que va mucho mas allá del castigo a los responsables.
Lo novedad es el protagonismo de dos movimientos, Black Lives Matter y Antifa, que agrega a lo conocido (rechazo a la supremacía blanca) elementos de la política identitaria, feminismo, lucha de clases y la postulación de una transformación revolucionaria de la sociedad.
3) El tercer elemento se ha encontrado en el tipo de apoyo recibido, que parte con aplausos a la violencia en parte importante de la prensa tradicional, y no sólo en la izquierda mas radical, sino también en sectores del Partido Demócrata, además de apoyo financiero y en decisiones de empresas conocidas de revisar políticas internas y hasta discontinuar o modificar el nombre de productos.
4) La novedad también se ha expresado en la destrucción de estatuas y otros símbolos del pasado norteamericano, que incluye a conocidas figuras, expresidentes y hasta padres de la patria que han sido atacadas y derribadas. Este deseo de borrar el pasado aplicándole criterios que predominan hoy en una especie de año cero es algo que se había visto en la Revolución Cultural maoísta de China y en ISIS y el Talibán afgano, pero no en Estados Unidos y sus replicas en otros países de Occidente.
5) También se agrega las instrucciones de alcaldes a las policías de no reprimir cuyo caso más característico es Seattle, donde se ordenó el abandono de un recinto policial y la retirada de un sector de varias manzanas, para que se creara un territorio “autónomo”, a lo que se agrega la negativa y/o tardanza de varios gobernadores a llamar a la Guardia Nacional, dentro de esta división de poderes entre lo local y lo nacional, que caracteriza a USA.
6) Es llamativo también que en las manifestaciones actuales no parece predominar la minoría negra, sino principalmente estudiantes universitarios blancos y hasta se ha relegado a la pandemia del debate público.
La chispa la proporcionó el asesinato, pero lo que se está viviendo en muchas ciudades, incluyendo la capital, es una indicación más de la fuerte polarización que se vive junto a una prensa militante que mas que entregar hechos, proporciona una narrativa de buenos y malos, con una visión totalmente contrapuesta en TV y Redes Sociales. Un país donde hoy no se buscan acuerdos y si mucha confrontación, pero donde al mismo tiempo no parece existir un racismo institucionalizado, décadas después de la implementación sistemática de políticas preferenciales en acceso universitario y ayuda económica a las minorías.
Lo seguro es que está agitación se sostendrá hasta las elecciones presidenciales de noviembre, que serán cualquier cosa, pero no una elección más.