Cambio de planes
Por Rabino Ariel Sigal
El rabino le contestó, “claro que sí, pero tendrás que acercarte a ella y hacer las paces para que nadie desconfíe de ti cuando ella muera”. Insinuó el rabino, “debes cuidar de ella, ser paciente y agradecido, cariñoso, mostrarte menos egoísta, retribuir y escuchar más”.
Luego de las explicaciones, el rabino le entregó un frasco con un polvo especial y le indicó que durante los siguientes treinta días agregue una cucharada en cada comida. Así, lentamente, comenzaría a morir.
Pasados los treinta días, con angustia y prisa, volvió el hombre de su rabino. Le gritó: “Ya no quiero que muera. En verdad me di cuenta que la amo. ¿Cómo puedo frenar el efecto del veneno?”. Le respondió el rabino: “quédate tranquilo, lo que yo te di es polvo de arroz. Ella no va a morir, porque el único veneno que había estaba en ti”.
El poder de la Teshuva nos invita a frenar deseos nocivos con el mundo. El Talmud ofrece siete ejemplos para analizar con introspección nuestros actos. El Cohen Hagadol (Gran Sacerdote) representaba las distintas categorías de la Teshuvá en el día de Iom Kipur. La Teshuvá trae santidad al mundo, enseña el camino hacia el trono divino, influye contra un mandamiento negativo, acerca la redención, transforma pecados en méritos, alarga la vida de las personas, puede convertirse en el inicio del perdón para todo el mundo.
Maimónides describe que el hombre puede inclinarse al camino bueno y ser un justo tanto como inclinarse al camino malo y ser un malvado. Sólo el hombre en su entendimiento, en su pensamiento y experiencia hace lo que es su voluntad – Hiljot Teshuva 5:1. La Mishná propone una guía: mejor una hora de Teshuvá y buenas acciones en este mundo que toda la vida del mundo venidero - Tratado de Principios 4:17. Una buena acción adquiere un ángel defensor en los cielos, una acción errada adquiere un ángel acusador.
Si alimentamos rencores, morimos de a poco. Si no ejercitamos la reflexión, nos volamos de este mundo. Si no hacemos Teshuvá, entonces la vida pierde efervescencia y sentido. No hay venenos para sembrar en otros ni polvos para dañarse uno mismo. Sólo la oportunidad de pensarnos para mejorar.
En el inicio de este 5780, que tengamos la generosidad y aptitud para hacer las paces. Propongámonos este año no querer ganar siempre, ser servidos, sacar ventaja, explotar al otro. Que podamos tener la iniciativa de amar, de dar, de entregarnos, de servir.
Que nuestras acciones hablen por nuestra defensa. Que brindemos por la oportunidad de reencontrarnos con quienes nos han ofendido e incluso hacer las paces con nosotros mismos.
¡LeShaná Tova Tikatevu veTejatemu!,
Iehí ratzón shetejadesh uTitjadesh aleinu shaná mlea shel Shalom