Estamos alcanzando todos los peaks que se habían anticipado y los que no, también. La situación sanitaria es crítica, con tasas de contagio cercanas al 10%, entre 6.000 y 8.000 nuevos contagiados cada día y una cifra de fallecidos que en la última semana alcanzó el negro récord 218 personas en un día.
¿A cuánto estamos de alcanzar el peak de la segunda ola? ¿De qué forma la vacunación ha sido y será efectiva para poder bajar estos números? ¿Y cuál debe ser nuestra actitud frente a esta agresiva nueva etapa de la pandemia? Estas son algunas de las preguntas que buscamos responder conversando con un especialista del área de la medicina, el Doctor Sebastián Ugarte, Jefe Centro de Pacientes Críticos de la Clínica Indisa, Director del Programa de Medicina Intensiva del Adulto de Universidad Andrés Bello y experto asesor invitado tanto por la Organización Panamericana de la salud y de la Organización Mundial de la Salud.
Doctor, ¿en qué etapa estamos de la pandemia? ¿En el peak de la segunda ola o en camino?
-Bueno, a nivel nacional, si evaluamos cifras globales en el país, claramente estamos en una segunda ola o rebrote en todo el territorio nacional. Sin embargo, si vemos el momento en las diferentes regiones del país, hay regiones que desde la primera ola en adelante han mantenido siempre un aumento de casos sostenido, sin que haya habido un descenso, como La Araucanía y Bío bío, pero hay otras ciudades que son muy importante a nivel regional y que inciden mucho en los promedios nacionales, como la Región Metropolitana y la Región de Valparaíso, incluso ciudades del Norte como Antofagasta, que han tenido un comportamiento con dos curvas.
En estos momentos, en número de casos activos y en número de casos nuevos estamos más alto que en la primera ola, pero no corresponde al momento del peak de esta segunda ola, sino al comienzo del ascenso de casos que ocurre en la temporada de otoño-invierno, que se está tratando de aplanar con intervenciones por parte de la autoridad, como son las cuarentenas.
¿Esto era evitable o se trata de la conducta normal del virus?
-La situación epidemiológica en el Cono Sur, tanto en Chile como en Argentina, hacía previsible un aumento de casos con la llegada de la temporada de otoño-invierno, por el cambio de conductas que ocurre: gente mas encerrada, hogares menos ventilados con uso de calefacción, uso masivo del transporte público. Por tanto, era parte de lo esperable, así como ocurrió en el Hemisferio Norte con un aumento de casos en la misma temporada. No desaparecen los casos en el verano, de modo alguno, pero aumentan aún más en otoño invierno.
Lo que en Chile se pudo haber contralado un poco mejor fueron las medidas. Se liberaron algunas medidas de cuarentena y la población no tuvo una conducta tan disciplinada en cuanto a respeto a la cuarentena o a las fases de restricción de desplazamiento, lo que llevó a aumento de casos. Si uno compara, por ejemplo, lo ocurrido en Chile con lo ocurrido en Israel: cuando tenía la misma cantidad de vacunados que tiene nuestro país hoy día, había logrado un mejor control del número de casos, y eso en buena parte se debe no solo a que usaron una vacuna diferente y a que quizás no circula la variante brasileña, sino a la mantención de las cuarentenas y el grado de disciplina de la población, que respeta las recomendaciones de las autoridades.
Entonces, en esa lógica, las políticas que ha impuesto la autoridad sanitaria en Chile irían en el camino correcto.
-Sí, el hecho de combinar una vacunación masiva con medidas epidemiológicas como cuarentenas, como distancia física y uso de mascarilla, restringir los aforos en los lugares cerrados, puede -en conjunto- lograr un impacto en reducir la velocidad de propagación de la epidemia. Yo tengo la esperanza que de acá a algunos días se empiecen a notar los efectos de estas medidas.
¿Qué pasa con las camas críticas? ¿Estamos tan cerca de llegar al 100% de ocupación como se lee en Redes Sociales y medios online?
-Cuando comenzó esta epidemia, Chile contaba con un poco más de 1.000 camas críticas en todo el país. En estos momentos ya contamos con 4.100 camas, o sea, se ha aumentado en cuatro veces la cantidad de camas y están ocupadas sobre el 97%. Eso es crítico, es muy, muy crítico; significa que hay hospitales que ya no tienen ninguna cama y algunos que tienen muy pocas. Es una realidad realmente crítica y no podemos disimularla. Ahora, se sigue tratando de aumentar las camas críticas, la próxima semana esperamos llegar a 4.300 y de acá a unas semanas más a 4.500. Pero la verdad es que esto no es infinito y la solución no viene por crear más camas críticas sino por disminuir la velocidad de los contagios.
El promedio edad de los casos graves de esta segunda ola ha bajado notoriamente respecto de la curva anterior, ¿qué explica esto?
-En parte podrías explicarse por el proceso de vacunación, porque comenzó con mayores de 80 años,, luego fue progresando en edades menores dentro de los adultos mayores y luego en adultos con comorbilidad. Entonces, si buscamos qué población tiene ya las dos dosis de la vacuna y tiene cierto grado de inmunidad, esta se concentra en los adultos mayores, lo que se reflejó en las hospitalizaciones, donde fueron disminuyendo los adultos mayores que necesitaban camas de cuidados críticos y siguieron manteniéndose las hospitalizaciones ahora en adultos más jóvenes, que no están vacunados o que alcanzaron la primera dosis.
En el caso de Israel, cuando comenzó a bajar la edad de vacunación, bajó la concurrencia a los centros de vacunación, por lo que debieron realizar diversas acciones para convocar a los jóvenes a vacunarse. ¿Cree que en Chile se puede dar una situación similar?
-Sí, Israel hizo varias cosas innovadoras: en el primer momento logró una disminución de los contagios y de la hospitalización de los adultos mayores, y luego -cuando fueron bajando las edades de vacunación- inventó diversas estrategias para aumentar la adherencia de los jóvenes a la vacunación. Pero además Israel hizo todo esto manteniendo de cuarentena, aunque fueran de carácter voluntario, y uso de medios informáticos para la trazabilidad, utilizando aplicaciones telefónicas -por ejemplo- para identificar a los contactos estrechos de los casos nuevos.
La suma de todas esas acciones en Israel le ha permitido un desempeño frente a la epidemia que ha sido mejor que el que tenemos en nuestro país. Por una parte, está explicado por la agresividad de la campaña de vacunación, pero por otra parte por todas estas medidas y por una población que tiene un buen nivel de disciplina y de credibilidad con respecto a las recomendaciones de las autoridades.
Se han conocido testimonios impactantes de personal de salud respecto al desgaste que viven después de un año de combate a la pandemia. ¿Cómo está enfrentando este momento el cuerpo médico?
-En lo personal, me ha tocado ver dentro de nuestro propio equipo a personal de la salud que ha caído en cuadros convulsivo; personal que ha hecho arritmia; un enfermero que cayó en paro cardiaco durante su turno; profesionales que han desarrollado alergia, probablemente con un componente de estrés muy importante. Los profesionales tienen repercusiones físicas, no solo por estrés, por el nivel de sobrecarga al que están expuestos. Y no es algo que me hayan contado, sino que es lo que estoy viviendo día a día con la gente que trabajo.