Cómo viven y qué sienten las nuevas generaciones frente a la pandemia
Por LPI
Acá se los presentamos:
Sebastián Phillips, ex Rosh Tnuá de Maccabi Hatzair, tiene 22 años y estudia medicina en la Universidad de Chile. Hoy es el representante de Chile en la Hanagá de Maccabi Tzair CLAM.
Jeremías Herskovits, madrij de Bet El, tiene 18 años y cursa Cuarto Medio en el Instituto Hebreo. Jeremías es un reconocido actor, protagonista de las obras musicales que año a año monta el Instituto Hebreo y también de la película “La danza de la realidad” (2013), basado en el libro autobiográfico de Alejandro Jodorowsky.
Galia Jusid tiene 22 años. Estudia pedagogía en la Universidad Católica, pero congeló este semestre. Trabaja en el Círculo Israelita, haciendo clases en los programas Kivún y Kesher, y en un preuniversitario solidario que hace poco fundaron jóvenes de la comunidad.
Ariela Tchimino tiene 25 años, es psicóloga clínica de la Universidad Católica y actualmente está trabajando en el CESFAM MTC en Puente Alto. Además, coordina los programas Kesher y Kivun del CIS. Y estudia un postítulo de terapia breve estratégica en el Centro MIP.
Itamar Csaszar tiene 20 años y estudia kinesiología en la Universidad del Desarrollo. Es Rosh Tnuá de Maccabi Hatzair y juega fútbol en la categoría Open en el Estadio Israelita.
¿Cómo te ha impactado, en lo personal, esta pandemia? ¿Dónde has pasado la cuarentena? ¿Cómo has continuado tus estudios o trabajo?
Sebastián: He tenido la suerte de tener comodidad y poder estudiar, qué básicamente a eso me dedica. En mi familia nadie se ha enfermado, por suerte, y pueden hacer teletrabajo, entonces he sido un afortunado en ese sentido. En los estudios, han bajado las exigencias y eso permite que igual uno pueda estudiar más durante el día y que le vaya mejor. No pierdes tiempos en traslados y ganas ese tiempo, que lo puedes ocupar mejor, para mi mismo y para estudiar más.
Jeremías: En lo personal, la pandemia me agarra justo en Cuarto Medio, con todo el tema de la PSU y de las decisiones universitarias y elección de la carrera, entonces igual es un momento duro para pasar solo, en el sentido de sin amigos. Estoy en mi casa, con mis dos papás y dos hermanos, y he continuado con todo a través de Zoom, tenemos las clases online y hacemos los trabajos en Google Classroom, y también tengo preuniversitario online y clases de guitarra una vez a la semana. Me ha costado bastante, he tenido momentos duros, he resignificado las cosas que me hacen feliz o que me motivan a seguir la semana, saber parar el trabajo y darme momentos de felicidad. He tenido que obligarme a descansar.
Galia: En lo personal, la pandemia me ha afectado de una forma muy especial, porque justamente este semestre había decidido para mis estudios, para poder dedicarme a conocerme a mí misma y a desarrollarme en aspectos laborales, en cumplir con otras metas que no podía cumplir mientras estaba en la universidad. Y fue un stop a todos esos planes, fue un giro, porque muchos de los proyectos que tenía no se pudieron llevar a cabo por el encierro, pero hay otros que sí y he podido crecer mucho internamente, que es lo que quería para este año también.
Ariela: Personalmente, esta pandemia me ha impactado bastante, porque soy una persona bastante activa, que lleno mis espacios haciendo diferentes cosas en diferentes lugares. Y además porque este año es el año en que me lancé al mundo laboral, entonces me ha impactado harto, yo iba atender a pacientes físicamente en el CESFAM y en la Universidad San Sebastián, y obviamente todo esto se retomó de manera virtual, lo que ha sido todo un desafío. Es súper distinto y ha sido de mucho aprendizaje, también. Pero lo veo como algo positivo, que desde la sicología clínica se puede hacer terapia virtual, la mayoría por video llamada y otros pocos por teléfono. No es lo óptimo, pero se puede, y hoy en día con la tremenda demanda en salud mental, ha sido súper bueno.
Itamar: La verdad que esta pandemia me ha afectado de manera exponencial, al principio fue muy tranquilo y relajado, veía todo bien, más allá de todas las actividades que me estoy perdiendo y las que no se pueden hacer si no es presencialmente. A nivel sicológico, la partí enfrentando muy bien. Claramente he tenido unos días más bajoneados que otros, pero en general he estado bien, no he tenido que enfrentar ningún problema. Va más ligado a lo que yo hago en mi vida normal y el no poder hacer nada presencial. Dejarlas de lado, me ha frustrado bastante pero lo he sabido llevar.
¿Cómo lo ha vivido tu familia?
Sebastián: Por suerte lo hemos vivido bien, todos en mi casa han podido seguir trabajando. En mi casa hay buena onda, se pasa bien, ha servido para unirse, para dividirnos tareas, hemos estado bien. Solamente mi mamá tiene que salir a trabajar, es la única que se podría llegar a contagiar, pero tomamos todos los cuidados. Yo creo que ha servido harto para unirnos, tener vida familiar, porque siempre hemos tenido vidas separadas. Yo siempre estuve muy metido en Maccabi, en el deporte y en los estudios, pasaba poco en mi casa, entonces ahora paso más. Somos mucho de conversar, entonces nos quedamos después de las comidas hablando, se genera una dinámica de sobremesa muy entretenida.
Jeremías: De los tres hermanos, creo que al que más le ha costado es a mí. Mi hermano chico, jugando Play Station, dice que extraña un poco a sus amigos y dice que le gusta más este sistema de estudios. Mi hermana siempre ha sido alguien a quien le gusta estar en la casa. A mis papás les costó más al principio, pero se han adaptado, igual que yo. Y en general hemos tenido buena relación entre todos, nos respetamos nuestros espacios, el momento de actividad en conjunto de todos es la cena, siempre comemos juntos a la noche y ese es el ritual en que todos compartimos, en el día cada uno se enfoca en su trabajo y en lo que tiene que hacer.
Galia: Mi familia, en general, es una familia muy “pegada”, nos vemos todo el tiempo con todas mis primas y mis primos, mis abuelas y abuelos, y ha sido muy complicado, desde no celebrar los jaguim juntos hasta no poder vernos cuando nos da la gana. Pero nos hemos mantenido unidas y unidos por Whatsapp.
Ariela: Estoy pasando la cuarentena en mi casa, vivo con mi mamá. Mi familia, en general, ha vivido bien la cuarentena, en el sentido de que tenemos salud y eso es lo más importante, aunque sí ha sido “heavy” porque no nos hemos visto. Mi hermano vive con amigos, mi papá vive en su casa con su familia, mi abuela está en su casa, y ya no se pueden hacer los almuerzos que hacíamos los días sábado comúnmente, no puedo ir a verlos. Ha sido bien desafiante la distancia, que es una distancia física y no emocional, porque esto hace que uno más se comunique.
Itamar: Mi familia, gracias a D-s, también muy bien. Lo ha enfrentado muy bien, tenemos muy buena relación entre todo y, cualquier mínimo problema que haya, lo solucionamos en conjunto.
¿Cómo vives tu judaísmo en esta pandemia?
Sebastián: Bueno, el judaísmo yo lo tengo muy relacionado con lo cultural, con la comunidad. Sigo teniendo mi vida comunitaria judía ayudando a todas las personas que me han pedido ayuda, con escribir cosas, aplicaciones y contenidos, y además estando en Maccabi Tzair CLAM. Eso en la parte cultural, y en la parte religiosa tengo clases sobre judaísmo una o dos veces a la semana. En mi casa hacemos Shabat, nos sentamos todos los viernes a comer, hacemos las brajot. Creo sigo involucrado en el judaísmo.
Jeremías: La verdad que llevar judaísmo en pandemia, para un joven, es difícil. Lo principal es Shabat todos los viernes, con mi familia, y la tnuá también, que la hemos mantenido, eso nos empuja a mantener vivo nuestro judaísmo. Estamos haciendo Bet El online, por Zoom, todos los domingos.
Ariela: Siento que la comunidad, como muchas comunidades en general, han estado súper presentes y se las han arreglado increíble en esta situación. Pero eso a nivel de comunidad, y creo que la religiosidad es distinta, es aparte. Y en mi caso personal ha disminuido, porque yo por ejemplo asistía a Culto, iba todos los viernes a la sinagoga, y eso hoy día no lo puedo hacer. Hacemos Shabat en mi casa igual, hacemos las bendiciones, pero es distinto que ir a la sinagoga. Aun así, sigo participando comunitariamente, con los madrijim que tengo a cargo en el Mercaz.
Itamar: Hemos hecho Shabat todos los viernes, que es algo que nunca habíamos hecho. Lo hacíamos dos o tres veces al mes, pero ahora es algo que se nos hizo rutina. Y es bonito, porque hablamos sobre Shabat y sobre judaísmo por lo menos unan vez a la semana, asegurado, hacemos un Zoom con el resto de nuestra familia y genera este link que es muy significativo a nivel familiar y a nivel del judaísmo.
¿Cuáles crees que son los principales efectos negativos de esta situación?
Sebastián: Bueno, lo que ha pegado a nivel país, en la economía, la gente que está sin trabajo, los negocios que cierran, gente que tiene que salir y exponerse al Corona Virus para traer dinero a sus casas, a pesar de la cuarentena, y además obviamente lo que conlleva la enfermedad, que es altamente contagiosa y peligrosa para la población en riesgo. Las muertes. La gente estresada. Esos son los efectos muy visibles y evidentes, es cosa de ver los noticieros. Pero, personalmente, creo que el mayor efecto negativo está en la pérdida de la comunicación presencial. Si bien se ha demostrado que el teletrabajo y telestudio funcionan, creo que hacen extrañar eso y darle la importancia que tiene el poder estar al frente de una persona y poder comunicarse mirándola a los ojos.
Jeremías: Yo creo que lo más negativo es lo social que se pierde, el estar en persona, frente a frente. Esa es la pérdida más grande. Para mí eso es gran parte de mi vida, estar con gente, es lo que me da felicidad.
Otra cosa negativa creo que es la exposición tanto tiempo a las pantallas, que ya en un momento llega a ser dañino, uno se siente mal, le duele la cabeza. Eso es algo que hay que saber controlar.
Galia: Yo no estoy viviendo los aspectos realmente negativos de esta pandemia, siempre he creído que soy muy privilegiada por la vida que tengo, y creo que los reales efectos negativos son el hambre, la pobreza y el frío que se está viviendo a nivel país, que son cosas que en condiciones normales ya son terribles y son injustas, pero ahora que estamos obligadas y obligados a estar encerrados, todo esto como que aumenta. El hacinamiento, la pobreza, y el hambre, puede sonar muy cliché, creo que esos son los reales problemas de la pandemia.
Y creo que también es negativo que a la salud mental nunca se le ha dado la importancia que merece, y estamos en una situación en que sólo nos tenemos a nosotros mismos. Mucha gente o está bien y no sabe cómo estarlo, no sabe estar sola, no puede no consumir.
Ariela: Creo que en general es la falta de separación de espacios. Hoy no tenemos esta separación, y tenemos que hacer todo en la casa en un mismo lugar, de manera colectiva y en presencia de todos. Yo creo que eso tiene un efecto negativo, porque cuesta desconectarse, cuesta separar el ámbito del trabajo, con el ámbito personal, con el ámbito familiar. Siento que ese es el gran desafío a nivel personal, porque antes era muy fácil, porque era cosas de movilizarse de un lugar a otro. A mí personalmente me ha costado mucho diferenciar los espacios y ponerme límites, y en ese sentido, diferenciar los tiempos también.
Otra cosa negativa, a nivel personal, es que es esto súper “chata” de Zoom, de la cantidad de los encuentros de manera virtual por esta plataforma. Estoy cansada de la pantalla, por más de que hay oferta de cosas súper distintas y entretenidas, novedosas, a mí -respecto de mi rutina actual- no me llama porque estoy tan cansada que no quiero más pantallas.
Itamar: Son varios, pero también hay que rescatar cosas positivas. Esto nos va a hacer valorar mucho más las cosas, uno no le tomaba el peso a lo que era juntarse con uno o más amigos a reírse un rato, ir al cine, jugar un partido de fútbol, lo que sea. Ahora nos podemos dar cuenta de lo valorable que es la relación social de las personas y creo que eso es lo que más rescato, y creo que es lo que más está afectando.
¿Cómo crees que nos ha afectado como comunidad? ¿Y si pudieras mencionar algo positivo que ha salido de todo esto, qué sería?
Sebastián: Creo que a la comunidad también le debe afectar en lo económico y en haber perdido a algún familiar. Pero me gustaría enfocarlo más en lo positivo, porque creo que ha habido un gran trabajo de todas las ramas de la comunidad, del Estadio Israelita, por ejemplo, que sigue haciendo su actividad online; los movimientos, que están todos los sábados y teniendo reuniones constantemente; cada sinagoga y comunidad religiosa, que sigue teniendo sus servicios y además genera contenido a través de las plataformas online. Entonces, yo creo que realmente se ha visto que, a pesar de la pandemia, seguimos viviendo en comunidad.
Jeremías: Creo que la palabra “afectado” tiene una acepción negativa, y en términos de comunidad creo que el efecto ha sido más positivo que negativo. Si bien, obviamente, el no poder juntarnos físicamente corrompe un poco el sentido de comunidad, por otro lado -a mí, personalmente, y a bastante gente, nos ha hecho valorar lo que es la comunidad. Sé que la comunidad se ha unido también en el momento difícil, en que hay mucha gente que la está pasando mal, ya sea por enfermarse o por la crisis económica, y he visto que la comunidad se ha unido ahí. Entonces, por un lado la valoramos más, nos estamos uniendo en tiempos difíciles y nos reinventamos, la situación ha empujado a una mayor cooperación y una mayor innovación dentro de la comunidad.
Galia: Como comunidad siento que nos ha afectado de forma positiva, de verdad creo que tenemos una comunidad sin fronteras, un mundo que se activó demasiado, todo el día y a todas las horas hay charlas de los temas que a uno se le ocurran relacionados con el judaísmo, el sionismo y a todo lo que uno quiera saber. Obvio que es difícil generar comunidad de forma virtual, pero esto nos ha movilizado y creo que nos afecta para darnos cuenta de que tenemos que aprovechar el potencial que tiene poder reunirnos y generar espacios de crecimiento, y no de competencia entre las distintas comunidades.
Ariela: Es lo que decía antes, en términos religiosos más negativamente, pero en términos comunitarios más positivamente. Pienso que como comunidad, y como siempre ha sido a lo largo dela historia, nos unimos en momentos críticos y en momentos más vulnerables, y salimos adelante. Se potencia y se maximizan nuestros valores judaicos en ese sentido
Itamar: Creo que como comunidad nos ha afectado de una forma súper positiva, sólo le veo el lado bueno y el hecho de que nos hayamos unido a través de campaña de ayuda social, de colaboraciones, de proyectos del EIM, del CIS, de la Comunidad Judía, y se vea tanta gente conectándose de todas las edades, desde niños que se conectan con sus papás hasta abuelitos, es súper, súper bonito. He visto todo tipo de actividades, que todas las semanas se hacen, por todas las organizaciones, y siempre hay 100, 200 hasta 1.000 personas, y eso supera todas las expectativas. La proactividad que han tenido todas las instituciones han hecho que se genere una unión, muy grande.