“La ciencia se nutre de la diversidad, y las mujeres podemos aportar excelencia y también diversidad”
Entrevista a Dora Altbir, Premio Nacional de Ciencias 2019:
LPI
Hija y nieta de inmigrantes, Dora Altbir nació en Santiago en 1961, pero se crió en la ciudad de Arica. Estudió su Licenciatura, Magíster y Doctorado en Física en la Pontificia Universidad Católica. Es profesora titular del Departamento de Física de la USACH y, desde el año 2009, directora de CEDENNA, desde donde se ha enfocado al desarrollo y divulgación de la nanociencia, que se refiere al estudio de los procesos fundamentales que ocurren en estructuras de 1 a 100 nanómetros, y la nanotecnología, tecnología que se dedica al diseño y manipulación de la materia a nivel de átomos o moléculas, con fines industriales o médicos, entre otros.
Dora, ¿se esperaba el Premio Nacional de Ciencias? ¿Cómo recibió la noticia?
-La noticia la recibí entrando a una reunión en la CORFO. El llamado de la Ministra de Educación, fue una fantástica sorpresa, pues el Premio Nacional de Ciencias reconoce contribuciones en física, matemática y astronomía. En estas disciplinas hay varios destacados científicos en el país, así es que cualquiera podría haberlo obtenido.
Ud. se ha especializado en nanociencia, y es parte de un instituto enfocado a esta materia de la USACH, ¿cree que el Premio Nacional respalda la labor de desarrollo de la nanotecnología que se ha impulsado desde este espacio académico?
-Así lo espero. Los premios, si bien se conceden a una persona, reconocen un esfuerzo colectivo en pos de objetivos comunes. Desde hace casi 10 años, en el Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología, CEDENNA, albergado en la Universidad de Santiago de Chile, estamos trabajando para que la nanociencia y la nanotecnología sean reconocidas como áreas prioritarias en el país. Creemos que esta disciplina tendrá cada vez un impacto mayor en el desarrollo de matrices productivas, aportando soluciones medioambientales, optimizando recursos, generando nuevos fármacos, y muchas otras aplicaciones. Confío en que efectivamente este premio nos permitirá difundir mejor los logros de la nanociencia y la nanotecnología, y acercarnos al medio empresarial para poder transferir las tecnologías desarrolladas.
¿Qué pasa con la inclusión de la nanociencia en los currículums escolares y de estudios superiores en Chile?
-La nanociencia aún no es parte de los programas de enseñanza escolar, pero con certeza lo será pronto. Por el momento, como centro, hacemos esfuerzos para preparar a los profesores de colegios en estos temas para que, más allá del currículum escolar, puedan comprender conceptos relevantes de la nanociencia, transmitirlos a sus estudiantes y tener respuestas a las consultas de estos. A nivel de estudios superiores, en las áreas de ciencia e ingeniería, la nanociencia está cada día más presente. Esto traerá importantes cambios en los sistemas educativos, pues la nanociencia es multidisciplinaria, requiere de conceptos más amplios en lugar de focos muy especializados y de gran flexibilidad.
¿Y qué pasa con la inclusión de la nanotecnología en las actividades industriales y productivos en el país?
-En muchos países, particularmente en Europa, Estados Unidos y Asia, destacándose allí Israel, la nanotecnología se ha incorporado con bastante fuerza a los procesos productivos. Existen actualmente telas, pinturas, hormigones, polímeros, y muchos otros materiales a los que se les ha incorporado nanopartículas para generar o potenciar alguna característica positiva. Sin embargo, en Chile, la transferencia de conocimiento desde las universidades a las empresas es, en general, lenta y no ha sido diferente en el caso de la nanotecnología. Nuestro país tiene una matriz principalmente extractora y hasta ahora la mayoría de los actores del sector industrial han preferido importar soluciones en lugar de potenciar la innovación tecnológica en el país. Pero esto ha comenzado a cambiar recientemente. Creo que gracias a la mayor difusión del impacto de la nanotecnología así como a los cambios en los ciclos de vida que experimentan las empresas y a la necesidad de innovación, veremos desde ahora un mucho mayor involucramiento entre las universidades y el sector productivo y, por consiguiente, un mayor desarrollo tecnológico en todas las áreas, y en particular en la nanotecnología.
Cambiando de tema, ¿cómo ha sido para Ud. ser una mujer en la ciencia en Chile? ¿Y una mujer judía?
-Estoy convencida de que Chile, para lograr un mayor desarrollo, necesita más científicos, y por ello no puede perderse a la gran cantidad de mujeres que podrían estudiar carreras científicas. Particularmente en física, menos del 10% de los investigadores somos mujeres. Creo que la razón principal es cultural y no falta de interés, y por ello actualmente hay programas que proponen medidas para resolver esta brecha de género. Esto es importante pues la ciencia se nutre de la diversidad, y las mujeres podemos aportar excelencia y también diversidad.
En cuanto a mis raíces, vengo de una familia judía conservadora. Mi papá llegó a Chile luego de la Segunda Guerra Mundial y mi madre es hija de un inmigrante ruso. Las experiencias de mis padres hicieron que mi infancia en Arica tuviera algunas características que fueron fundamentales para dedicarme a la física. Lo primero es que mis padres le asignaban un enorme valor a la educación, a la cultura y al respeto. Nuestra casa estaba llena de libros y nos motivaban, a mi hermana Myriam y a mí, para que -además de los cursos regulares del colegio- estudiáramos idiomas y música. También nos fomentaban el que desarrolláramos una opinión sobre todo. Nos hacían parte de las decisiones familiares, a las que debíamos llegar después de un análisis de varios aspectos. Creo que el interés por el estudio y el poder exponer mis puntos de vista desde niña han sido muy importantes en mi trabajo científico. Mi madre, quien falleció hace algunas semanas, fue una mujer fuerte y muy trabajadora, que mantuvo las tradiciones judías y fue un ejemplo de esfuerzo y generosidad. Ella fue clara en enseñarnos que el género no debía ser un obstáculo para cumplir ningún objetivo.
China firmó -hace muy poco- un convenio con Israel para la colaboración conjunta en el desarrollo de nanotecnología, ¿cree que podría darse una colaboración entre Israel y Chile también en esta materia?
-Chile cuenta con recursos naturales y materiales extractivos valiosos, como el cobalto, tierras raras y litio, que son cada vez más importantes en el mundo. Y tiene también científicos muy calificados. Pero nos faltan la decisión política y más recursos para abordar problemáticas país con nuestros recursos humanos. Confío en que el nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación actuará sobre ambos aspectos. Creo que una colaboración más intensa con Israel sería muy conveniente, pues tenemos también problemas similares, como la falta de agua, y oportunidades semejantes, como un gran desierto, óptimo para la producción de energía renovable. La ciencia es fundamental a la hora de cuidar nuestro Medio Ambiente, combatir el cambio climático y generar más desarrollo. Con certeza nuevos acercamientos tendrán un fuerte impacto.